5 Sin embargo, si rehúsan prestar atención a esta advertencia, les juro por mi propio nombre, dice el Señor, que este palacio se convertirá en un montón de escombros’”».
y le dijo: —Por no haberme negado a tu único hijo, yo prometo bendecirte. Haré que tus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo y como la arena del mar, que no se puede contar. Tus descendientes atacarán las ciudades de sus enemigos y las conquistarán. Te juro por mí mismo que todos los pueblos de la tierra recibirán mis bendiciones por medio de tu descendencia, porque tú me obedeciste.
Este Templo se convertirá en un montón de ruinas, y todos los que pasen junto a él se asombrarán y se preguntarán sin apenas creer lo que están viendo: «¿Por qué Dios ha hecho esto con Israel y con este Templo?».
Y se les contestará: «Porque Israel abandonó al Dios que sacó de Egipto a sus antepasados. Los israelitas han adorado y dado culto a otros dioses. Por eso Dios ha traído todo este mal sobre ellos».
Pero si no seguís las instrucciones de Dios acerca del sábado, sino que en ese día introducís cargas por las puertas de Jerusalén, entonces yo prenderé fuego a esas puertas, un fuego que devorará los palacios de Jerusalén y que nadie podrá apagar».
pero escuchad bien esta palabra de Dios los que sois de Judá y ahora vivís en Egipto: Porque Dios dice: Os aseguro solemnemente que ninguno de vosotros volverá a jurar aquí usando mi nombre. Nadie volverá a decir: «¡Lo juro por el Dios de Israel!».
Esto es lo que Dios todopoderoso jura por sí mismo: Los israelitas se sienten orgullosos de sus hermosos palacios, pero yo los aborrezco y los voy a entregar, a ellos y a su ciudad, en manos de sus enemigos.
Dios hizo a Abrahán esta promesa: «Yo derramaré sobre ti abundantes bendiciones y haré que tengas muchos descendientes». Cuando Dios juró a Abrahán que cumpliría esta promesa, tuvo que jurar por sí mismo, porque no tenía a nadie más grande por quien jurar.