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Jeremías 22:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 «Rey de Judá, que te sientas en el trono de David, oficiales del palacio y habitantes de Jerusalén, prestad mucha atención a lo que Dios dice.

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Biblia Reina Valera 1960

2 y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 “Rey de Judá, tú que te sientas en el trono de David, escucha el mensaje del Señor. Deja que tus ayudantes y tu pueblo también escuchen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Escucha la palabra de Yavé, rey de Judá que reinas sentado en el trono de David. Así te dice Yavé a ti y a tus servidores y a todo tu pueblo que entra por estas puertas:

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 y di: Oye el oráculo de YHVH, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, y tus siervos y tu pueblo que entra por estas puertas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Dirás: escucha la palabra de Yahveh, rey de Judá, que te sientas en el trono de David, tú, tus servidores y tu pueblo que entráis por estas puertas.

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Jeremías 22:2
18 Referans Kwoze  

Miqueas continuó: —Escucha esto que te digo de parte de Dios: Yo he visto a Dios sentado sobre su trono. Todos los ángeles del cielo estaban de pie junto a él, unos a su derecha y otros a la izquierda.


Escuchadme bien vosotros que sois como los jefes de Sodoma, igual que los habitantes de Gomorra». Estad atentos a esto que Dios os dice:


Hombres desvergonzados, que gobernáis en Jerusalén, esto es lo que dice Dios:


Dios ha advertido a Israel que lo va a castigar. Todos han escuchado la advertencia, incluso los habitantes de Samaría, que dicen llenos de orgullo:


Decid al rey y también a la reina madre que bajen de su trono y se sienten en el suelo, pues ya no tienen derecho a lucir sus hermosas coronas.


Entonces Dios me dijo: —Jeremías, ve al palacio del rey de Judá y anuncia allí este mensaje:


Si de verdad me obedecéis, siempre habrá en Judá reyes que entren por las puertas de este palacio para ocupar el trono de David. Lo harán montados en carrozas tiradas por caballos y acompañados de sus oficiales y de todo el pueblo.


—Jeremías, yo el Dios de Israel, te mando que vayas a decirle de mi parte a Sedecías, rey de Judá lo siguiente: Así dice el Señor, Dios de Israel: Voy a permitir que el rey de Babilonia conquiste Jerusalén y le prenda fuego.


Pues bien, quiero que sepas, Joacín, que ninguno de tus hijos llegará a ser rey de Judá. Tu cadáver quedará sin enterrar, expuesto al calor del día y al frío de la noche.


—Jeremías, ve a la puerta del Templo y desde allí anuncia este mensaje: ¡Escuchadme, todos los que vivís en Judá y pasáis por estas puertas para adorar a nuestro Dios!


¡Escuchadme ahora, gobernantes!


Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque son descendientes de Isaac. Pues escucha lo que Dios me manda que te diga: «En esta misma ciudad, tu mujer se hará prostituta, y tus hijos y tus hijas morirán atravesados por la espada. Otros se quedarán con tus tierras, tú morirás lejos de tu patria, y los israelitas serán llevados cautivos a un país muy lejano».


Este niño llegará a ser muy importante, y le llamarán «Hijo del Dios altísimo». Dios lo hará rey, como hizo con su antepasado David;


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