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Jeremías 2:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 Vosotros, israelitas, que llamáis «padre» a un pedazo de madera y a una piedra la llamáis «madre», me volvéis la espalda y no queréis mirarme; pero cuando estáis en peligro gritáis pidiéndome ayuda.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 A una imagen tallada en un trozo de madera le dicen: “Tú eres mi padre”. A un ídolo esculpido en un bloque de piedra le dicen: “Tú eres mi madre”. Me dan la espalda, pero durante tiempos difíciles me suplican: “¡Ven y sálvanos!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 que dicen a un palo: 'Tú eres mi padre', y a una piedra: 'Tú me diste la vida. Ellos me dan la espalda, en vez de mostrarme su cara. Pero cuando les pase una desgracia, gritarán diciéndome: '¡Levántate, sálvanos!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Que dicen al leño: ¡Tú eres mi padre! Y a la piedra: ¡Tú me has dado a luz! Pues me han dado la espalda, y no la cara, Pero en el tiempo de su desgracia me dicen: ¡Levántate y sálvanos!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 que dicen al leño: 'Mi padre eres tú', y a la piedra: 'Tú me has dado a luz', mientras a mí me dan la espalda y no la cara. Pero cuando las cosas se tuercen dicen: '¡Levántate y sálvanos!'.

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Jeremías 2:27
23 Referans Kwoze  

Nuestros antepasados dejaron de adorar a Dios y se portaron mal con él; lo abandonaron, se apartaron de su Templo y le dieron la espalda.


Cuando nos castigaste, acudimos a ti a pesar de nuestro dolor.


Los habitantes de esas naciones son gente tonta y bruta, pues tienen por maestros a ídolos de madera.


A Israel no le importó traicionarme; al contrario, contaminó el país y me fue infiel adorando a ídolos hechos de piedra y de madera.


Viene un día terrible, como nunca ha habido otro. Cuando llegue ese día, mi pueblo sufrirá muchísimo, pero al final lo salvaré; romperé las cadenas de su esclavitud, lo libraré del poder que lo domina y nunca más volverá a ser esclavo de extranjeros. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Por más que yo he tratado de enseñarles y corregirlos, ellos no me han escuchado ni me han prestado atención; en lugar de seguirme, se han alejado de mí.


Entonces el rey Sedecías envío a Jeremías un mensaje por medio de Jucal, hijo de Selemías, y del sacerdote Sofonías, hijo de Maasías. En ese mensaje pedía a Jeremías que intercediera ante Dios por ellos.


Y también te digo que por haberme olvidado y haberme dado la espalda, tendrás que sufrir las consecuencias de tu desvergüenza y tu conducta de prostituta.


Luego Dios me llevó al patio que está dentro del Templo; allí vi que entre el patio y el altar había unos veinticinco hombres. Estaban de espaldas al Templo de Dios y mirando hacia al este; postrados en el suelo hacia oriente, adoraban al sol.


Tú, Dios mío, tú eres justo. Por eso nos sentimos muy avergonzados. Así se sienten los que viven en Jerusalén y también los que viven en los países lejanos, adonde los expulsaste por haber pecado contra ti.


Mi pueblo pide consejo a una estatua de madera, quiere que le enseñe un simple palo; se deja guiar por un espíritu de infidelidad y son así infieles a su Dios.


En sus camas no cesan de lamentarse y hacerse heridas a propósito, pero sus oraciones no son sinceras; lo hacen para pedirme buenas cosechas, pero siguen siendo rebeldes.


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