Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Jeremías 14:7 - Biblia Lenguaje Básico

7-8 Jeremías dijo: Dios mío, ¿por qué actúas en nuestro país como si estuvieras de paso? Te portas como un viajero que solo se queda a pasar la noche. Admitimos que hemos sido infieles y que son muchos nuestros pecados; ¡demuestra que tú sí eres fiel y ven pronto a ayudarnos! Tú eres nuestra única esperanza; ¡eres la salvación de Israel en momentos de angustia!

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 La gente dice: «Nuestra maldad nos alcanzó, Señor, pero ayúdanos por el honor de tu propia fama. Nos alejamos de ti y pecamos contra ti una y otra vez.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Aunque nuestras faltas nos acusen, tú, Yavé, haz algo para gloria de tu nombre. En verdad, muchas son nuestras rebeldías, y grande nuestro pecado contra ti.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, Obra, oh YHVH, por amor de tu Nombre! ¡Ciertamente nuestras apostasías se han multiplicado, Y hemos pecado contra ti!

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Aunque nuestras culpas nos acusen, actúa, Yahveh, por amor a tu nombre. En verdad, nuestras rebeldías son muchas, hemos pecado contra ti.

Gade chapit la Kopi




Jeremías 14:7
30 Referans Kwoze  

¡Dios de Israel, tú eres justo! Tú permitiste que un grupo de nosotros haya podido quedar con vida, como ahora vemos. Reconocemos que somos culpables y que no tenemos derecho de acercarnos a ti.


Dios mío, engrandece tu nombre y no el nuestro; solo tú mereces alabanzas por tu amor y tu fidelidad.


Dios mío, aunque es grande mi maldad, por todo lo que tú eres te ruego que me perdones.


Dios y salvador nuestro, ¡ayúdanos! En atención a tu grandeza, ¡líbranos y perdona nuestros pecados!


Lo hice por respeto a mí mismo y para salvar mi honor. Porque mi nombre debe ser siempre respetado. Y no daré a otro mi honor.


Hemos ofendido a Dios y nuestros pecados nos acusan; nuestras maldades nos acompañan y reconocemos nuestras culpas.


¡Qué terrible es, Dios mío, mi dolor! ¡Mi sufrimiento no se acaba! Pero este es el mal que me aqueja y tengo que soportarlo.


Vuestras propias rebeliones y maldades demuestran que sois culpables. Reflexionad y reconoced lo malo y triste que es abandonarme y no honrarme a mí, vuestro Dios. Soy yo, el Dios todopoderoso, quien lo asegura.


Nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra ti. Desde que éramos jóvenes, y hasta el día de hoy, jamás te hemos obedecido. Por eso, debemos avergonzarnos y humillarnos por completo».


Cuando Josías era rey, Dios me dijo: —Jeremías, ¿te has fijado en lo que ha hecho mi pueblo Israel? Se ha comportado como una esposa infiel. En los santuarios de las colinas y bajo la sombra de cualquier árbol adora a dioses extraños.


Pero todo esto ha cambiado por causa de vuestros muchos pecados y ya no disfrutáis de estos beneficios.


Esta gente ha pecado muchas veces, y muchas otras te ha traicionado. Sus enemigos están ahora escondidos cerca de las ciudades de Judá y están a punto de atacar. Vendrán como leones feroces, como leopardos o lobos del desierto, ¡los atacarán y los harán pedazos! Todo el que salga de la ciudad será despedazado.


El pueblo respondió: ¿Qué hacemos aquí sentados? ¡Vayamos a las ciudades fortificadas, y muramos allí de una vez! Nuestro Dios nos está haciendo perecer, nos está dando a beber agua envenenada porque hemos pecado contra él.


Pero este pueblo me abandonó y no quiere volver a mí. La gente de Jerusalén insiste en rechazarme; prefiere a los dioses falsos, y no quiere volver a mí, que soy el Dios verdadero.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los que vivían los israelitas. Y es que, en presencia de esos pueblos, yo me había comprometido a sacarlos de Egipto.


Sois tan malos y orgullosos que acabaréis por ser destruidos; y lo mismo pasará con Judá.


Israel no quiere convertirse ni buscarme a mí, que soy su Dios. Su orgullo impide que lo haga.


Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo la hierba, rogué a Dios: —¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir si somos un pueblo tan pequeño?


Es verdad que he pecado contra Dios y por eso tengo que soportar su castigo; pero un día me hará justicia y me hará gozar de su salvación.


Dios quiso que nosotros, los judíos, fuéramos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que lo alabemos por su gran poder.


Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su inmensa grandeza y por la gracia que derramó sobre nosotros por medio de su amado Hijo.


Pero decidí no hacerlo para que mis enemigos; no se burlaran de mí diciendo: 'Hemos sido nosotros los que los hemos vencido; no ha sido su Dios quien lo ha hecho'.


Cuando lo sepan los cananeos y todos los que allí viven, nos atacarán y acabarán con nosotros. ¿Qué harás entonces para que no digan que fuiste incapaz de proteger a tu pueblo?


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite