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Jeremías 11:17 - Biblia Lenguaje Básico

17 Yo soy el todopoderoso Dios que planté a Israel y a Judá en esta tierra, como quien planta un árbol. Pero les he mandado esta desgracia por causa de su maldad, pues adoraron a Baal causando con ello mi enfado.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a ira con incensar a Baal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 »Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, el que plantó ese olivo, he ordenado que lo destruyan. Pues los pueblos de Israel y de Judá han hecho lo malo, y despertaron mi enojo al quemar incienso a Baal».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Y Yavé de los cielos, que te había plantado, te ha condenado a la desgracia, a causa del mal que se hizo a sí misma la gente de Israel y la de Judá por haber quemado incienso a Baal, haciendo que me enojara por esto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 YHVH Sebaot, que te plantó, ha decretado una calamidad contra ti, a causa de la maldad que para sí mismos hicieron los de la casa de Israel y de la casa de Judá, provocándome al ofrecer sacrificios a Baal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yahveh Sebaot, que te había plantado, decretó contra ti la desgracia, por la maldad de la casa de Israel y la casa de Judá, que cometieron en su propio daño, irritándome al incensar a Baal.

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Jeremías 11:17
33 Referans Kwoze  

También a mi pueblo Israel le daré un lugar donde pueda vivir en paz. Nadie volverá a molestarlo ni a hacerle daño;


Dios mío, nuestros padres nos han contado las grandes maravillas que tú hiciste en el pasado.


¡Asómate desde el cielo y trata con bondad a tu viña!


Dios del universo, ¡haz que nos recuperemos! ¡Muéstranos tu bondad y estaremos a salvo!


Removió la tierra, le quitó las piedras y plantó cepas de la mejor calidad. Puso una torre en medio del terreno y construyó en ella un lagar. Mi amigo esperaba uvas dulces, pero solo cosechó uvas agrias.


para cambiar su derrota en victoria, su vestido de luto en traje de fiesta y su tristeza en un canto de alabanza. Aquel día serán llamados «robles de la justicia», «plantación gloriosa de Dios».


Entonces Dios me explicó: —Desde el norte voy a enviar un terrible castigo sobre todos los que viven en este país.


Por eso, les advierto que voy a mandarles una desgracia de la que nadie podrá escapar. Aunque me rueguen de rodillas que no los castigue, no los escucharé.


Porque tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades, y tantos altares como calles tiene Jerusalén; en esos altares quemaste incienso a Baal, lo cual es una vergüenza.


Tú los plantas como a los árboles y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te alaban con los labios, pero te niegan con sus hechos.


Pues este pueblo mío me ha olvidado para adorar a ídolos inútiles. No sigue las enseñanzas que desde un principio le di, no se comporta como debe.


Pero si esa nación deja de hacer lo malo, entonces también yo renunciaré a castigarlos tal como pensaba hacerlo.


—Así dice el todopoderoso Dios de Israel: «Esta ciudad y sus pueblos vecinos se han empeñado en desobedecerme. Por eso voy a enviar contra ellos todas las desgracias que les he anunciado».


Tan grande es la mancha de vuestro pecado que ni el mejor jabón del mundo podrá quitar de vosotros esa mancha. Yo os he cuidado como se cuida al mejor viñedo. Vuestros antepasados me obedecieron, pero vosotros os habéis convertido en viña degenerada que solo produce uvas podridas. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Así que más os vale obedecer a nuestro Dios, y mejorar vuestra conducta. Si de verdad lo hacéis así, Dios no os castigará.


Y aunque Miqueas dijo esto, no lo mataron. Al contrario, el rey y el pueblo se humillaron ante Dios, y Dios los perdonó. Pero si nosotros matamos a Jeremías, Dios nos castigará.


El ejército babilonio atacará Jerusalén, y prenderá fuego a todas las casas en las que en sus azoteas se quemaba incienso para adorar al dios Baal, y donde se presentaban ofrendas de vino en honor de los dioses falsos. Todo eso lo hacían para ofenderme.


Siempre, desde que comenzaron a existir como nación, tanto Israel como Judá no han hecho otra cosa que irritarme con sus malas acciones.


Por eso ahora os anuncio todos los castigos que enviaré sobre Judá y sobre todos los que viven en Jerusalén. Los voy a castigar porque no han prestado atención a mis palabras ni han obedecido mis mandamientos. Yo, el todopoderoso Dios de Israel, os aseguro que así será.


Tal vez se arrepientan y cambien de conducta cuando sepan que Dios está muy enfadado con ellos y que es muy grande el castigo con que los ha amenazado.


Pues bien, ahora ha cumplido sus amenazas. Vosotros os rebelasteis contra él y no le hicisteis caso; por eso os ha sucedido todo esto.


que os quedéis a vivir en esta tierra, y os promete que no volverá a destruiros, sino que os bendecirá. ¡Le duele mucho haber tenido que castigaros!


Pero ellos, como de costumbre, no me hicieron caso; no se arrepintieron de sus pecados ni dejaron de adorar a otros dioses.


Desde que llegasteis a Egipto, lo único que habéis hecho es ofenderme con vuestras acciones adorando a dioses falsos. ¡Lo único que vais a conseguir es que yo os destruya! Cuando eso ocurra, os convertiréis en objeto de maldición y de desprecio ante el mundo entero.


Pues quiero que sepas que yo voy a destruir lo que he construido y voy a arrancar lo que he plantado. ¡Voy a acabar con toda esta tierra!


Los niños recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer panes y ofrecerlos a la que llaman «Reina del Cielo». Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí.


Robáis, matáis, cometéis adulterio, no cumplís lo que prometéis, rendís culto a Baal y adoráis a dioses extraños que no conocíais.


De ese país tomó una semilla, y fue a sembrarla en buena tierra. La plantó junto a un río de aguas abundantes, como se plantan los sauces.


Israel era como una viña que estaba cargada de uvas. Pero cuanto más ricos erais, más templos construíais a vuestros dioses; cuanto más fértil era vuestra tierra, más bellos eran los monumentos que construíais a los ídolos.


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