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Jeremías 11:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Sus antepasados se negaron a obedecerme y ellos hacen lo mismo, pues adoran a otros dioses. ¡Ni el pueblo de Israel ni el de Judá han cumplido el pacto que hice con sus antepasados!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Han vuelto a los pecados de sus antepasados. Se han negado a escucharme y rinden culto a otros dioses. Israel y Judá han roto el pacto que hice con sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 para volver a las maldades de sus mayores, que no quisieron escuchar mis palabras. También éstos se han ido tras dioses extranjeros para servirles. La casa de Israel y la de Judá han roto mi alianza que yo había pactado con sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 para volver a las iniquidades de sus antepasados, quienes no quisieron escuchar mis palabras, y siguen en pos de dioses extranjeros para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han quebrantado el pacto que Yo hice con sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 han vuelto a las iniquidades de sus antepasados, que rehusaron escuchar mis palabras y se fueron tras otros dioses para servirlos. La casa de Israel y la casa de Judá han roto la alianza que estipulé con sus padres.

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Jeremías 11:10
36 Referans Kwoze  

no eran dignos de confianza; se portaron igual que sus padres, pues traicionaron a Dios igual que un arco mal tensado.


El país se ha llenado de maldad, porque sus habitantes no han cumplido las leyes de Dios. Se habían comprometido a obedecerlo siempre, pero ninguno cumplió con ese pacto.


quienes, sin embargo, no quisieron obedecer a Dios, sino que se empeñaron en desobedecerlo y no quisieron aprender la lección.


Y la respuesta será que vosotros adorasteis a otros dioses y no cumplisteis el pacto que hicisteis conmigo.


En el pasado, tomé de la mano a vuestros antepasados y los saqué de Egipto, y luego hice un pacto con ellos. Pero no lo cumplieron, a pesar de que yo era su Dios. Por eso, mi nuevo pacto con el pueblo de Israel será este: «Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Soy yo, Dios, quien lo asegura».


—Escucha, Jeremías: Este mensaje que nos has comunicado de parte de Dios no lo vamos a obedecer,


Pero ellos, como de costumbre, no me hicieron caso; no se arrepintieron de sus pecados ni dejaron de adorar a otros dioses.


Diles que son una nación mentirosa que no ha querido obedecerme ni ha aceptado ser corregida.


Por eso yo, el todopoderoso Dios de Israel, digo: Voy a hacer sufrir a mi pueblo, a ver si así cambia; ¿qué más puedo hacer con ellos?


Y también quiero decirte que debería castigarte por no cumplir con tu parte de nuestro compromiso.


No dais ninguna importancia a mi Templo; dejáis entrar en él a extranjeros, que ni en su cuerpo ni en su mente llevan la señal de mi pacto. Dejáis en manos de esa gente el culto en el Templo, algo que solo a vosotros corresponde hacer. Además, faltáis al respeto, pues me presentáis grasa y sangre como ofrenda. Con esas odiosas acciones estáis quebrantando mi pacto.


Pero Jerusalén fue más rebelde que las naciones y los pueblos vecinos; no se comportó como las otras naciones, sino que fue peor que ellas, pues desobedeció mis leyes y mis mandamientos. Puesto que Jerusalén se ha portado así, yo declaro que me pondré en su contra. Yo soy su Dios y la castigaré por su horrible maldad; la castigaré delante de todas las naciones, como nunca antes lo hice ni lo volveré a hacer.


Pero Dios respondió: Habitantes de Israel y de Judá: ¿qué voy a hacer con vosotros?, ¿cómo debo trataros? Decís que me amáis, pero vuestro amor es como la niebla y como el rocío de la mañana: ¡muy pronto desaparece!


Pero vosotros os portáis como Adán: sois traidores y desobedientes, y habéis roto el pacto que un día hicisteis conmigo.


No me toman en cuenta, son como un arco que falla. Sus jefes se creen muy valientes, pero morirán en el campo de batalla y los egipcios se burlarán de ellos.


Y voy a destruir igualmente a los que se han apartado de mí y jamás buscan mis consejos.


Tiempo atrás, mis profetas hablaron con vuestros antepasados y les dijeron que no siguieran pecando contra mí. Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso. Yo soy vuestro Dios, y os aseguro que así fue.


En el pasado, puse mi espíritu en los profetas para que ellos os comunicaran mis mensajes. Pero vosotros habéis sido siempre tercos y en lugar de obedecerme, me abandonasteis y no me hicisteis ningún caso. Por eso me enfurecí y os dije:


«Como vosotros no me hicisteis ningún caso cuando yo os llamé, tampoco yo os haré caso cuando vosotros me llaméis. Yo soy el Dios todopoderoso, y os aseguro que así lo haré».


Y Dios dijo a Moisés: —Muy pronto morirás. Cuando eso suceda, los israelitas dejarán de obedecerme y adorarán a los dioses falsos de la gente que vive en este territorio. Me abandonarán y no cumplirán el pacto que hemos hecho.


Nunca olvidéis esto: Desde el día en que salisteis de Egipto, hasta el día de hoy, siempre habéis sido rebeldes a Dios. Cuando estabais en el desierto, y también en el monte Horeb, hicisteis que Dios se enfureciera con vosotros y a punto estuvo de aniquilaros.


En el pasado, me hice cargo de sus antepasados y los saqué de Egipto haciendo luego un pacto con ellos. Pero como no lo cumplieron, ya no me preocupé más por ellos.


Los israelitas dejaron de dar culto al Dios de sus antepasados, el Dios que los había sacado de Egipto, y empezaron a adorar a los dioses de la gente que vivía a su alrededor; adoraron las estatuas de dioses falsos como Baal y Astarté. Este pecado de los israelitas provocó la ira de Dios.


Sin embargo, ellos no prestaron atención a esos jefes, ni fueron obedientes a Dios, sino que adoraron a otros dioses. Sus antepasados habían cumplido los mandamientos del Dios verdadero, pero ellos no los cumplieron.


Pero al morir el jefe, los israelitas volvían a pecar. Su comportamiento era peor que el de sus padres, pues servían y adoraban a otros dioses, y tercamente se negaban a cambiar de actitud.


—Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo elegido rey! Al oír esto, Samuel se entristeció y se pasó toda la noche rogando a Dios.


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