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Jeremías 10:1 - Biblia Lenguaje Básico

1-2 Israelitas, escuchad la palabra de nuestro Dios: No os portéis como se portan los paganos ni os asustéis cuando veáis señales en el cielo como se asustan las otras naciones.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros, oh casa de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Escucha la palabra que el Señor te dice, oh Israel!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Escucha lo que dice Yavé, pueblo de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Oíd la palabra que os dice YHVH, oh casa de Israel!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Casa de Israel, escuchad la palabra que os dice Yahveh.

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Jeremías 10:1
16 Referans Kwoze  

Miqueas continuó: —Escucha esto que te digo de parte de Dios: Yo he visto a Dios sentado sobre su trono. Todos los ángeles del cielo estaban de pie junto a él, unos a su derecha y otros a la izquierda.


«Israel, pueblo mío, escúchame, que quiero hablarte. ¡Yo soy tu único Dios, y seré tu acusador!


Escuchadme bien vosotros que sois como los jefes de Sodoma, igual que los habitantes de Gomorra». Estad atentos a esto que Dios os dice:


Hombres desvergonzados, que gobernáis en Jerusalén, esto es lo que dice Dios:


A Dios no podemos compararlo con nada ni con nadie. No puede ser representado con ninguna imagen. Los escultores fabrican estatuas, los joyeros las recubren de oro y les ponen cadenitas de plata. Los que no tienen dinero buscan un palo que no se pudra y se lo llevan a un artesano; pero este, por más hábil que sea, hace un ídolo que no se tiene en pie.


Así dice Dios, el rey de Israel, el Dios todopoderoso que es su libertador: «Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro Dios.


Escuchadme, israelitas: Yo no traté mal a vuestros antepasados, sin embargo, ellos se alejaron de mí. Adoraron a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles.


«Rey de Judá, que te sientas en el trono de David, oficiales del palacio y habitantes de Jerusalén, prestad mucha atención a lo que Dios dice.


Escuchad, israelitas, el mensaje de vuestro Dios: Yo tengo un pleito con vosotros, israelitas. Porque no sois sinceros ni amáis a vuestro prójimo. Todo el mundo mata y roba, miente y jura en falso, y no es fiel en su matrimonio. Por todos lados hay violencia y nadie conoce a Dios en el país.


Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque son descendientes de Isaac. Pues escucha lo que Dios me manda que te diga: «En esta misma ciudad, tu mujer se hará prostituta, y tus hijos y tus hijas morirán atravesados por la espada. Otros se quedarán con tus tierras, tú morirás lejos de tu patria, y los israelitas serán llevados cautivos a un país muy lejano».


Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevaros su mensaje, lo aceptasteis como si lo recibierais de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y está produciendo fruto en vosotros los que habéis creído en él.


Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias.


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