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Jeremías 1:15 - Biblia Lenguaje Básico

15 Ya lo he decidido. Estoy reuniendo a todos los reinos del norte que vendrán y pondrán sus tronos a la entrada misma de Jerusalén. Atacarán a sus habitantes y a todos los que viven en Judá, y se los llevarán presos.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 ¡Escucha! Estoy llamando a los ejércitos de los reinos del norte para que vengan a Jerusalén. ¡Yo, el Señor, he hablado! »Establecerán sus tronos a las puertas de la ciudad; atacarán los muros de Jerusalén y a todas las demás ciudades de Judá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pues estoy llamando a todos los reinos del norte, palabra de Yavé. Aquí vienen y cada uno de ellos establece sus cuarteles frente a una de las entradas de Jerusalén, frente a sus murallas y frente a las ciudades de Judá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Porque he aquí Yo convoco a todas las tribus de los reinos del norte, dice YHVH; y vendrán y pondrán cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalem,° así contra todos sus muros en derredor, como contra todas las ciudades de Judá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 porque mira: yo estoy convocando a todas las tribus de los reinos del norte -oráculo de Yahveh-; vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá.

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Jeremías 1:15
24 Referans Kwoze  

Sus carros de guerra llenaron los hermosos valles de Jerusalén. Los soldados y sus caballos rodearon la ciudad.


¡Escuchad! ¡Llega una mala noticia! «Viene del norte un gran ejército que convertirá las ciudades de Judá en un montón de ruinas, en guarida de perros salvajes».


Si tienes que castigar, hazlo con las naciones que no te reconocen como Dios, ni rinden culto a tu nombre. Porque ellas han destruido a Israel y nos han arruinado por completo.


Mirad, los que vivís en Jerusalén, cómo vienen del norte vuestros enemigos. Estabais muy orgullosos de ser el pueblo escogido por Dios, pero ese pueblo se ha perdido.


Pero si se niegan a beber de ella, tú les dirás de mi parte: «¡Tendréis que beber de ella, aunque no queráis!


voy a enviar contra vosotros a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y a todos los pueblos del norte. Ese rey está a mi servicio, así que lo enviaré contra esta nación y sus habitantes, y contra los pueblos de alrededor. Voy a destruirlos por completo; voy a convertirlos en un montón de ruinas, en objeto de horror y de burla. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Dios dijo también a Jeremías: —Según decís, este lugar ha quedado destruido y no hay en él personas ni animales. Es verdad. Las ciudades de Judá están en ruinas, y por las calles de Jerusalén no se ven personas ni animales, pero yo os aseguro que volverán a oírse


El rey de Babilonia estaba atacando a Jerusalén y a sus ciudades vecinas con el apoyo de todo su ejército y de los reinos y naciones bajo su dominio. Mientras esto sucedía, Dios me habló y me dijo:


Yo haré que los babilonios vuelvan a atacar Jerusalén; se apoderarán de ella y la incendiarán. Las ciudades de Judá quedarán completamente destruidas y nadie las habitará.


Avisad a las naciones, hacedlo saber también a Jerusalén: de una tierra lejana vienen los invasores, lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.


¡Vamos, no perdáis tiempo! ¡Corred y poneos a salvo! ¡Agitad la bandera en dirección a Jerusalén! Porque voy a mandar desde el norte la más terrible destrucción.


Por eso me enfurecí y destruí Jerusalén y las demás ciudades de Judá.


¡Egipto quedará humillado! ¡Caerá bajo el poder de Babilonia!


Israelitas, yo voy a traer contra vosotros una nación que viene de lejos. Es una nación muy poderosa y antigua. Como desconocéis su idioma, no entenderéis lo que digan.


Mirad, un pueblo viene del norte, una poderosa nación llega desde una región muy lejana.


Y yo, Jeremías, me pregunto: ¿Por qué ha quedado abrasado el país y convertido en desierto por el que nadie pasa. ¿Quién puede entender esto? ¿Hay alguien que nos hable de parte de Dios y nos lo pueda explicar?


Violaron a mujeres en Jerusalén, a nuestras jóvenes en las ciudades de Judá.


A ese enemigo del norte, que se atrevió a atacaros, lo arrojaré al desierto; a los que venían al frente los ahogaré en el mar Muerto, y a los que venían atrás los ahogaré en el Mediterráneo. ¡Sus cadáveres despedirán un olor insoportable! Patria mía, ¡no tengas miedo! Al contrario, llénate de gozo, pues Dios hace grandes maravillas.


El carro de los caballos negros va hacia el norte, el de los caballos blancos va hacia el oeste, y el de los caballos de color negro y blanco va hacia el sur.


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