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Isaías 42:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 No causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará que reine la justicia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 No aplastará a la caña más débil, ni apagará una vela que titila. Les hará justicia a todos los agraviados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 No rompe la caña doblada ni aplasta la mecha que está por apagarse, sino que hace florecer la justicia en la verdad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No quebrará la caña cascada, Ni apagará el pabilo que humea; Hará que la justicia actúe conforme a la verdad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 La caña quebrada no la romperá, la mecha mortecina no la apagará; de verdad dictará la equidad.

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Isaías 42:3
34 Referans Kwoze  

Dios sanó las heridas de los que habían perdido toda esperanza.


Gente extraña y violenta me ataca y me quiere matar. ¡Es gente que no cuenta para nada contigo!


Los jueces volverán a ser justos y la gente honrada los imitará.


Que canten en presencia de Dios, que viene para gobernar al mundo. ¡Dios gobernará al mundo con justicia, a todos los pueblos con su verdad!


¡Que canten delante de Dios, que viene para gobernar el mundo! ¡Él es un Dios justo, y gobernará con justicia a todos los pueblos de la tierra!


Dios mismo dictará sentencia contra naciones y pueblos lejanos, y ellos convertirán sus espadas en herramientas de trabajo. Nunca más nación alguna volverá a luchar contra otra, ni se entrenará para la guerra.


Viene cuidando a su pueblo, como cuida un pastor a su rebaño: lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las ovejas que acaban de tener su cría».


Mi siervo no gritará, no levantará la voz, ni se le oirá en las calles.


¿Hay alguno entre vosotros que respete a Dios y obedezca la voz de su siervo? Los que camináis en la oscuridad, sin un rayo de luz que os alumbre, poned en Dios vuestra confianza.


Así dice el siervo de Dios: «Dios me ha enseñado a consolar a los que están afligidos y cansados. Me despierta todas las mañanas para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo.


¿Quién es ese que llega desde Bosrá, la capital del reino de Edom, con las ropas teñidas de rojo? ¿Quién es ese que viene vestido de fiesta y avanza con una fuerza irresistible? Soy yo, el Dios de Israel, yo que anuncio la victoria y tengo poder para salvar.


Yo hice todo lo que existe, y todo me pertenece. Así os lo aseguro yo, que soy Dios. Yo miro con bondad a los pobres y afligidos que respetan mi palabra.


Dios ha advertido a Israel que lo va a castigar. Todos han escuchado la advertencia, incluso los habitantes de Samaría, que dicen llenos de orgullo:


A los que tengan hambre les daré de comer y a los que tengan sed les daré de beber.


Yo cuidaré de mi pueblo como cuida un buen pastor a sus ovejas. Mi pueblo anda perdido, pero yo lo buscaré. Se ha apartado del camino, pero yo lo haré volver. Anda herido, pero yo vendaré sus heridas. Está débil, pero yo le daré fuerzas. Y aun cuando esté gordo y fuerte, cuidaré de él.


Es verdad que he pecado contra Dios y por eso tengo que soportar su castigo; pero un día me hará justicia y me hará gozar de su salvación.


Vosotros vivís siempre angustiados; siempre preocupados. Venid a mí, y yo os daré descanso.


Tratará bien a los débiles, que son como cañas quebradas, como mechas que apenas echan humo. Actuará así hasta que la justicia triunfe en todo el mundo.


Luego dijo a Tomás: —Mira mis manos y mi costado, y mete tus dedos en las heridas. Y no seas incrédulo, sino creyente.


Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Mi Padre me envió y él me dice cómo debo juzgar a las personas. Por eso yo juzgo correctamente, porque no hago lo que yo quiero, sino lo que quiere el Padre que me envió.


Entonces vi el cielo abierto y allí estaba un caballo blanco. El que lo montaba tenía por nombre el Fiel y el Verdadero, porque cuando gobierna o cuando va a la guerra, lo hace con justicia.


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