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Isaías 26:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Siguiendo la senda de tus enseñanzas nosotros esperamos en ti, oh Dios. Solo deseamos recordarte y honrar tu nombre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Señor, mostramos nuestra confianza en ti al obedecer tus leyes; el deseo de nuestro corazón es glorificar tu nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡Ah, Yavé!, tú sabes que sólo buscamos el camino de tus preceptos. Tu nombre y tu memoria son el anhelo del alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oh YHVH, en la senda de tus juicios te esperamos, Tu Nombre y tu memoria son el anhelo del alma.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Sí, en la vereda de tus juicios te esperamos, Yahveh; tu nombre y tu recuerdo son el anhelo del alma.

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Isaías 26:8
39 Referans Kwoze  

Dios ha hecho un pacto conmigo; un pacto seguro y bien hecho que durará para siempre. Por eso mi descendencia siempre estará segura, y Dios me concederá la victoria haciendo que se cumplan mis deseos.


¡Felices los que practican la justicia y respetan lo que es recto!


En Dios he puesto mi esperanza; con toda el alma confío en él, pues confío en sus promesas.


He cumplido todas tus leyes, y jamás las he desobedecido.


Así como un ciervo sediento busca el agua de un arroyo, así también yo, Dios mío, busco estar cerca de ti.


Nuestro Dios y salvador, tú nos respondes dándonos la victoria, tú que eres la esperanza de los pueblos más lejanos y de los que viven más allá de los mares.


¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti! Contigo a mi lado, nada deseo en este mundo.


Dios del universo, ¡qué bello es tu Templo!


Muchachas de Jerusalén, si encontráis a mi amado, decidle, por favor, ¡que estoy muriendo de amor!


Aquel día cantaréis: «Demos gracias, adoremos a nuestro Dios, digamos a las naciones todo lo que él ha hecho. Que se reconozca que él es el rey del universo.


Dios de Israel, tú eres mi Dios. Yo alabo y bendigo tu nombre, porque has realizado planes admirables que prometiste desde tiempos antiguos.


Aquel día se dirá: Ahí está nuestro Dios. En él confiamos, y nos salvó. ¡Alegrémonos y hagamos fiesta porque ha sido él quien nos ha salvado!


Dios nuestro, aunque otros amos nos han dominado, tú eres nuestro único Dios.


Pero Dios —dice Isaías— es un Dios justo y quiere demostraros cuánto os ama. En verdad, Dios ama a los que confían en él, y desea mostrarles compasión.


Sálvanos, Dios nuestro; ¡ten compasión de nosotros! Danos fuerzas cada mañana; ¡ayúdanos en momentos difíciles!


Sus reyes serán tus tutores, sus princesas harán de niñeras. Se arrodillarán ante ti y te servirán; y tendrás que reconocer que yo soy Dios y no defraudo a los que confían en mí.


Préstame atención, pueblo mío; os voy a dar mi enseñanza, y mis normas servirán de guía para las naciones.


Así dice Dios: «Haced lo que es justo y bueno porque pronto voy a mostrar mi poder salvador.


¡Qué importa que otras naciones adoren a sus propios dioses! ¡Nosotros obedeceremos siempre a nuestro Dios!».


Pero yo pondré mi confianza en Dios. Él es mi salvador, y sé que me escuchará.


Estas son las órdenes y disposiciones que Dios dio a los israelitas por medio de Moisés, cuando estaban en las llanuras de Moab, junto al río Jordán y frente a la ciudad de Jericó.


Elisabet y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos los mandamientos de Dios.


Un día que estaban comiendo juntos, Jesús les ordenó: —No salgáis de Jerusalén. Esperad aquí, hasta que mi Padre Dios cumpla su promesa, de la que yo os hablé.


Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.


Ojalá el Señor Jesús os dé su fortaleza para que améis a Dios y tengáis la paciencia de Cristo.


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