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Isaías 1:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 «¿Por qué me traéis tantos animales para ofrecérmelos en sacrificio? ¡Ya estoy harto de esas ofrendas; me da asco ver tanta sangre de toros, carneros y cabritos!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «¿Qué les hace pensar que yo deseo sus sacrificios? —dice el Señor—. Estoy harto de sus ofrendas quemadas de carneros y de la grasa del ganado engordado. No me agrada la sangre de los toros ni de los corderos ni de las cabras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿Por qué tantos sacrificios en mi honor? -dice Yavé. Ya estoy saciado de sus animales, de la grasa de sus terneros. No me agrada la sangre de sus novillos, de sus corderos y chivos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¿De qué me sirve, dice YHVH, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de ganado gordo. No quiero sangre de bueyes, ni de corderos, ni de machos cabríos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 ¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice Yahveh-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y cabritos no me agrada.

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Isaías 1:11
23 Referans Kwoze  

Mi Dios y Señor, me faltan palabras para contar los muchos planes y maravillas que has hecho en nuestro favor. Quisiera mencionarlos todos, pero me resulta imposible.


Yo no considero malo que me ofrezcas animales para sacrificarlos en mi altar;


Señor y Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de cometer homicidios, y mi lengua proclamará que eres justo.


A Dios no le gustan las ofrendas de los malvados, pero recibe con agrado las oraciones de la gente buena.


Dios aborrece los sacrificios que le ofrecen los malvados, sobre todo si lo ofrecen con mala intención.


Más que recibir sacrificios, Dios prefiere que se haga justicia y que se practique la honradez.


Ellos me consultan todos los días y desean conocer mi voluntad, como si fueran gente de bien que no se aparta de mis leyes. Me piden leyes justas y quieren estar cerca de mí.


Pero hay gente que me sacrifica un toro y después sale y mata a una persona. Hay gente que me sacrifica una oveja y luego desnuca un perro. Hay gente que me hace una ofrenda, pero es de sangre de cerdo. Hay gente que me honra con incienso y luego no le importa ir a dar culto a un ídolo. Pues bien, si ellos han decidido hacer tales cosas odiosas y les parece bien,


¿De qué me sirve el incienso que me traen del reino de Sabá? ¿Para qué quiero la caña dulce que me traen de un país lejano? ¡Me disgustan todas vuestras ofrendas, no me agradan vuestros sacrificios!


Si así os apetece, seguid haciéndome ofrendas, sacrificando animales en mi honor y comiendo su carne.


Vosotros me traéis ofrendas, pero no es eso lo que yo quiero. Lo que quiero es que me améis y que me reconozcáis como vuestro Dios.


Os encanta presentar ofrendas, y luego comer la carne de los animales que ofrecéis en sacrificio. Pero yo, vuestro Dios, no acepto esas ofrendas, sino que tengo presente vuestros pecados. Por eso os voy a castigar y volveréis a ser esclavos en Egipto.


¡Yo aborrezco vuestras fiestas religiosas! ¡Me disgustan vuestras reuniones!


Os acercáis a mí trayendo toda clase de ofrendas, pero no son de mi agrado.


podemos ofrecerte mil carneros, o diez mil litros de aceite, pero tampoco eso te agrada; ¡ni siquiera esperas como ofrenda a nuestro primer hijo en pago por nuestros pecados!


Entonces Ageo les dijo: —Ahora escuchad lo que nuestro Dios os dice: «Algo parecido pasa con vosotros. Todo lo que hacéis y todo lo que me ofrecéis está contaminado y no me agrada.


comunica esto de mi parte a los sacerdotes y a toda la gente de este país: Durante los últimos setenta años habéis ayunado y hecho duelo todos los meses quinto y séptimo, pero no lo hacíais para honrarme.


Prefiero que se cierren las puertas de mi Templo a que encendáis en vano fuego en mi altar; estoy muy molesto con vosotros y os aseguro que no voy a aceptar esas ofrendas.


Entonces el rey envió a otros sirvientes con este mensaje: «La comida ya está lista. He mandado preparar la carne de mis mejores terneros. ¡Venid a la fiesta!».


Id y averiguad lo que Dios quiso decir con estas palabras: «Prefiero que seáis compasivos con la gente a que me traigáis ofrendas». Yo no he venido a llamar a los que ya son buenos, sino a los que son pecadores.


Pero Samuel le dijo: —Lo que agrada a Dios es que lo obedezcan y no que le ofrezcan sacrificios. Es mejor obedecerlo que sacrificarle los mejores animales.


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