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Hechos 6:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Como cada vez eran más los seguidores de Jesús, surgieron problemas entre los seguidores judíos que hablaban griego y los que hablaban arameo. Y es que los que hablaban griego se quejaban de que las viudas de su grupo no recibían suficiente ayuda para sus necesidades diarias.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Al multiplicarse los creyentes rápidamente, hubo muestras de descontento. Los creyentes que hablaban griego se quejaban de los que hablaban hebreo diciendo que sus viudas eran discriminadas en la distribución diaria de los alimentos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por aquellos días, como el número de los discípulos iba en aumento, hubo quejas de los llamados helenistas contra los llamados hebreos, porque según ellos sus viudas eran tratadas con negligencia en la atención de cada día.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En aquellos días, habiéndose multiplicado el número de los discípulos, hubo murmuración de los helenistas° contra los hebreos, porque sus viudas° eran desatendidas en el servicio diario.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Por aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, surgieron quejas de los helenistas contra los hebreos, porque a sus viudas no se les prestaba suficiente atención en la asistencia cotidiana.

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Hechos 6:1
38 Referans Kwoze  

las viudas y los necesitados me bendecían y gritaban de alegría.


Jamás he dejado de atender los ruegos de los pobres; jamás he dejado que las viudas sean consumidas por el llanto;


¡Que tus soldados te juren lealtad sobre los montes de Dios en el día de la batalla! Cuando salga el sol, se renovarán tus fuerzas.


Que abunde el trigo en el país. Que se vean ondular los trigales en lo alto de las montañas. Que sean tan abundantes los frutos como los del monte Líbano. Que haya tanta gente en las ciudades como hierba hay en el campo.


y aprended a hacer lo bueno! Ayudad al maltratado, tratad con justicia al huérfano, defended a la viuda.


En el futuro el pueblo de Israel prosperará y producirá frutos abundantes.


En las calles volverán a oírse alabanzas y gritos de alegría. Yo os daré muchos hijos y volveréis a ser un pueblo numeroso; volverán a ser un pueblo respetado.


Tus habitantes no respetan ni a su padre ni a su madre, oprimen a las viudas y a los huérfanos, y maltratan a los extranjeros y emigrantes.


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Voy a iniciar un juicio contra vosotros. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores, contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son israelitas y contra los que me faltan al respeto.


Jesús dijo a los fariseos y a los maestros de la Ley: —¡Qué mal vais a acabar hipócritas! Porque cerráis la puerta del reino de Dios a los demás. Y ni entráis vosotros ni dejáis que entren otros.


Sin embargo, algunos de Chipre y de Cirene fueron a Antioquía y anunciaron el mensaje del Señor Jesús también a los que no eran judíos.


Cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía, donde estuvieron un año entero enseñando a muchas personas de aquella iglesia. Fue allí, en Antioquía, donde por primera vez la gente comenzó a llamar cristianos a los seguidores de Jesús.


Los seguidores de Jesús en Antioquía se pusieron de acuerdo para ayudar a los hermanos creyentes que vivían en Judea. Cada uno dio según lo que podía.


Ese día, unas tres mil personas creyeron en el mensaje de Pedro, se bautizaron y se unieron al grupo de los seguidores de Jesús.


Vendían sus propiedades y repartían el dinero entre todos. A cada uno le daban según lo que necesitaba.


Juntos alababan a Dios, y todos en la ciudad los querían. Cada día el Señor hacía que muchos creyeran en él y se salvaran.


y entregaban el dinero a los apóstoles que lo repartían y daban a cada uno lo que necesitaba.


Sin embargo, cuando escucharon el mensaje que anunciaban los apóstoles, muchos creyeron en Jesús hasta el punto de que el grupo de los seguidores de Jesús alcanzó el número de cinco mil personas.


Cada día eran más los hombres y mujeres que creían en Jesús.


—¿Acaso no os habíamos prohibido que enseñarais en nombre de ese tal Jesús? ¿Por qué no nos habéis obedecido? Resulta que habéis llenado Jerusalén con vuestras enseñanzas y hasta nos acusáis de haberlo matado.


Entonces los doce apóstoles llamaron a todos los discípulos a una reunión y dijeron: —Nuestro deber principal es anunciar el mensaje de Dios. No está bien que también nos encarguemos de repartir el dinero y la comida.


Los apóstoles siguieron anunciando el mensaje de Dios. Por eso, más y más personas se convirtieron en seguidores de Jesús, e incluso muchos sacerdotes judíos también creyeron en él.


También trataba de convencer a los judíos de lengua griega, pero ellos empezaron a hacer planes para matarlo.


De inmediato, Pedro se fue a Jope con ellos. Al llegar, lo llevaron donde estaba el cuerpo de Tabita. Muchas viudas se acercaron llorando a Pedro, y le mostraban los vestidos y los mantos que Tabita les había hecho cuando aún vivía.


Pedro le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie; luego llamó a los seguidores de Jesús y a las viudas, y les presentó a Tabita viva.


Si nos pone a servir a otros, hagámoslo bien. Si nos da la capacidad de enseñar, dediquémonos a enseñar.


Tampoco debemos quejarnos, como hicieron algunos y por eso el ángel de la muerte los mató.


Si ellos son hebreos, yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son de la familia de Abrahán? Yo también.


Cada tres años apartaréis la décima parte de todo lo que cosechéis y se la daréis a los sacerdotes, a los inmigrantes, a los huérfanos y a las viudas que vivan entre vosotros. Así en vuestros pueblos nadie pasará hambre.


pues me circuncidaron a los ocho días de nacer, pertenezco a la nación de Israel y soy de la tribu de Benjamín. Si de ser hebreo se trata, lo soy más que muchos que presumen de ello. En cuanto a cumplir la ley, pertenecí al grupo de los fariseos.


Ayuda a las viudas que de verdad necesiten ayuda.


Para que una viuda esté en la lista de ayuda de la comunidad, debe tener por lo menos sesenta años y haber estado casada una sola vez.


Amaos siempre los unos a los otros, como hermanos en Cristo.


La verdadera religiosidad, la que aparece sin culpa a los ojos de Dios Padre, consiste en ayudar a las viudas y a los huérfanos cuando sufren y no dejarse ensuciar por la maldad del mundo.


¿Acaso no creéis que, como dice la Escritura, «Dios nos ama tanto que siente celos por nosotros»?


No os quejéis unos de otros, para que Dios no os castigue, pues él es nuestro juez y está a punto de llegar.


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