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Hechos 26:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Yo sé que conoces bien las costumbres y tradiciones judías. Por eso te pido ahora que me escuches con paciencia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 porque sé que usted es un experto en costumbres y controversias judías. Ahora, por favor, escúcheme con paciencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 pues tú conoces perfectamente sus costumbres y las discusiones propias de ellos. Por eso te ruego tengas la bondad de escucharme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 especialmente por ser° tú un experto, tanto en las costumbres como en las controversias que hay entre los judíos; por lo cual te suplico que me escuches pacientemente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 y más siendo como eres conocedor de todas las costumbres y controversias que entre los judíos hay. Por ello te ruego que me escuches pacientemente.

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Hechos 26:3
13 Referans Kwoze  

Se hicieron dos copias de este documento, y en ambas se explicaban las condiciones de compraventa; una de ellas quedó sellada, y la otra quedó abierta.


Ellos se han enterado de que, a los judíos que viven en el extranjero, les enseñas que no están obligados a cumplir la ley de Moisés, y les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni hacer lo que todos los judíos hacemos.


Entonces el gobernador hizo señas a Pablo para que hablara. Pablo dijo: —Yo sé que has sido juez de este país durante muchos años. Por eso estoy contento de poder hablar ante ti para defenderme.


No quiero hacerte perder tiempo, y por eso te pido que dediques unos minutos a escuchar nuestra demanda.


Pero la verdad es que no sé qué decir al emperador acerca de él. Por eso lo he traído hoy aquí, para que vosotros, y sobre todo tú, rey Agripa, le hagáis preguntas. Así sabré lo que puedo escribir en la carta que enviaré al emperador.


—Me alegra poder defenderme hoy ante ti, rey Agripa, de todas las acusaciones que hacen contra mí esos judíos.


El rey Agripa sabe mucho acerca de todo esto, y por eso hablo con tanta confianza delante de él. Estoy seguro de que él sabe todo esto, pues se trata de cosas que han sucedido a la vista de todos.


Nuestras doce tribus de Israel esperan que Dios, a quien adoran día y noche, cumpla esa promesa. Por tener esa esperanza, rey Agripa, me acusan ahora los judíos.


Tres días después, Pablo invitó a los líderes judíos que vivían en Roma, para que lo visitaran en la casa donde él estaba. Cuando todos estaban reunidos, Pablo les dijo: —Hermanos israelitas, yo no he hecho nada contra nuestro pueblo, ni contra nuestras costumbres. Sin embargo, algunos judíos de Jerusalén me entregaron a las autoridades romanas.


Le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá el Templo, y que cambiará las costumbres que Moisés nos enseñó.


Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi fe en él me haga mover montañas. Si no tengo amor, no soy nada.


Cuando el rey que nombréis comience a reinar, ordenará que le hagan una copia del libro de esta Ley, que contiene los mandamientos de Dios y cuyo original está al cuidado de los sacerdotes descendientes de Leví. El rey tendrá siempre consigo esa copia y deberá leerla todos los días. Así el rey jamás se sentirá superior a los demás israelitas, sino que aprenderá a obedecer a Dios y a respetar todos sus mandamientos. Si el rey sigue estas instrucciones, él y sus descendientes tendrán un largo reinado en medio de Israel.


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