No tendrás vino para ofrecerlo a Dios, a quien no agradarán tus ofrendas; y el pan que comas será como pan de funeral que hace impuro a quien lo come; un pan que solo tú podrás comer, pero que no podrás ofrecerlo en el Templo de Dios porque Dios no lo acepta. Israel, ya no habitarás más en la tierra que Dios te dio. Volverás a Egipto y a Asiria, y allí tendrás que alimentarte con lo que Dios te ha prohibido comer.