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Hebreos 8:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Por eso Dios tuvo que llamarles la atención diciendo: «Viene el día en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con el pueblo de Judá.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Pero cuando Dios encontró defectos en el pueblo, dijo: «Se acerca el día, dice el Señor, en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y de Judá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pero Dios mismo la critica cuando dice: Vienen días, palabra del Señor, en que pactaré una alianza nueva con la casa de Israel y de Judá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Porque reprochándolos, dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré para la casa de Israel y para la casa de Judá un nuevo pacto;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero Dios los reprende cuando dice: Mirad que llegarán días -dice el Señor- en que llevaré a cabo una nueva alianza con la casa de Israel y la casa de Judá.

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Hebreos 8:8
25 Referans Kwoze  

¡Venid a mí y prestad atención, obedecedme y viviréis! Yo haré un pacto con vosotros para siempre, cumpliré las promesas que hice a David.


En el futuro haré que un rey justo y sabio gobierne a mi pueblo. Será de la familia de David, gobernará con verdadera justicia,


Yo os aseguro que viene el día en que ya no se dirá: «¡Lo juro por Dios, que sacó a los israelitas de Egipto!».


Viene el día en que haré volver de la cautividad a Israel y a Judá. Los dos son mi pueblo, y los traeré a la tierra que di a vuestros antepasados. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


El Dios de Israel dice: —Viene el día en que haré que Israel y Judá vuelvan a poblarse de gente y de animales.


El Dios de Israel dice: —Viene el día en que Jerusalén, mi ciudad, será reconstruida desde la torre de Jananel hasta la puerta de la Esquina,


Haré con ellos un pacto que durará para siempre. Estaré con mi pueblo en todo momento y lo ayudaré; haré que me respete y que no vuelva a alejarse de mí.


Haré con ellos un pacto eterno de paz y llegarán a ser un pueblo numeroso. Y cuando ponga mi Templo en medio de ellos y viva allí para siempre, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Entonces las naciones reconocerán que yo soy Dios, el que ha elegido a Israel.


Esto es mi sangre, y por medio de ella Dios hace un pacto con todos vosotros. Esta sangre va a ser derramada en favor de muchos para perdonar los pecados.


Jesús les dijo: —Esto es mi sangre que va a ser derramada por todos vosotros y por medio de la cual Dios hace un pacto con vosotros.


Luego, Jesús dijo a sus discípulos: —Llegará el día en que querréis ver, por lo menos un momento, cuando yo, el Hijo del hombre, me presente con todo mi poder y gloria.


Cuando terminaron de cenar, Jesús tomó otra copa con vino y dijo: —Este vino es mi sangre derramada por vosotros. Con ella, Dios hace un nuevo pacto con vosotros.


Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo.


Después de cenar, Jesús tomó en sus manos la copa y dijo: «Esta copa de vino es mi sangre. Con ella, Dios hace un nuevo pacto con vosotros. Cada vez que bebáis esta copa, hacedlo recordando lo que yo hice».


Ahora nos ha preparado para que anunciemos a todos nuestro nuevo compromiso con él. Este nuevo compromiso no se apoya en la ley, sino en el Espíritu de Dios. Porque la ley condena a muerte al pecador, pero el Espíritu de Dios da vida.


los que hoy estáis aquí presentes delante de él, sino también con los que no están con nosotros.


Os habéis acercado a Jesús, y recordad que, por medio de él, Dios hizo un nuevo pacto con vosotros. La sangre que derramó Jesús en la cruz, y con la que hemos sido rociados, dice mucho más que la sangre derramada por Abel.


Por eso Jesús nos asegura que ahora tenemos con Dios un pacto más valioso.


Cuando Dios habla de hacer con nosotros un nuevo pacto, es porque considera viejo el pacto anterior. Y lo que se considera viejo e inútil, ya está a punto de desaparecer.


Pero el encargo que Dios ha dado a Jesucristo es mucho más importante ya que por medio de él tenemos también un pacto más valioso por cuanto a través de él Dios nos ha hecho mejores promesas.


Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos durante el primer pacto y también para que los elegidos por Dios recibamos la salvación eterna que él nos ha prometido.


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