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Hebreos 3:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Hermanos, Dios os ha llamado para que seáis su pueblo elegido. Por eso, pensad seriamente quién es Jesús: ¡Él es nuestro apóstol y nuestro Jefe de Sacerdotes!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Así que, amados hermanos, ustedes que pertenecen a Dios y tienen parte con los que han sido llamados al cielo, consideren detenidamente a este Jesús a quien declaramos mensajero de Dios y Sumo Sacerdote.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Hermanos santos, que gozan de una vocación sobrenatural, fíjense en Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Por lo cual, hermanos santos, participantes de un llamamiento celestial, considerad a Jesús° como el Apóstol° y Sumo Sacerdote de nuestra profesión,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Por lo tanto, hermanos del pueblo santo que compartís una vocación celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote, objeto de nuestra profesión de fe, a Jesús,

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Hebreos 3:1
63 Referans Kwoze  

Dios ha hecho un juramento, y lo cumplirá: «Tú eres sacerdote para siempre, como lo fue Melquisedec».


El buey y el burro conocen a su dueño y saben quién les da de comer; pero Israel, el pueblo que formé, no entiende.


Así todos verán, reconocerán y aprenderán que he sido yo, el Dios Santo de Israel, quien ha creado todo esto.


En vuestras fiestas se oye música de arpas, tambores y flautas, y el vino corre en abundancia; pero no tenéis para nada en cuenta todo lo que Dios ha hecho.


Yo, que soy el Dios todopoderoso, quiero que penséis seriamente en lo que estáis haciendo.


Pues pensad en lo que os pasaba antes de que comenzarais a reconstruir mi Templo:


Y esta vida eterna consiste en que te conozcan a ti que eres el único Dios verdadero, y a mí, que soy el Mesías que tú enviaste al mundo.


Jesús los saludó de nuevo diciendo: —¡Que la paz esté con vosotros! Luego añadió: —Como mi Padre me envió, así también yo os envío a vosotros.


Luego dijo a Tomás: —Mira mis manos y mi costado, y mete tus dedos en las heridas. Y no seas incrédulo, sino creyente.


Eran en total unas ciento veinte personas. Uno de aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos y les dijo:


Cuando Dios rechazó a algunos judíos, y a vosotros os aceptó en su lugar, llegasteis a formar parte del pueblo de Dios, y así recibisteis la vida eterna.


Lo hicieron de manera voluntaria, aunque en realidad estaban obligados a hacerlo. Porque si los cristianos no judíos han participado de las riquezas espirituales de los judíos, también es justo que ahora los judíos cristianos participen de sus riquezas materiales.


Pues Cristo vino y se hizo servidor de los judíos, para mostrar que Dios es fiel y cumple las promesas que hizo a nuestros antepasados.


Y no le importó que fuéramos judíos o no lo fuéramos.


Aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque comemos de un solo pan.


Y todo esto lo hago por amor a la buena noticia, y porque quiero participar de sus buenos resultados.


Confiamos mucho en vosotros y sabemos que, si ahora sufrís, también Dios os consolará.


Esa ayuda servirá para que alaben a Dios por vuestra respuesta de fe al evangelio de Cristo y por vuestra generosidad con ellos y con todos.


Y en esto consiste el plan secreto: en que por medio de la buena noticia de Jesucristo, también los que no son judíos pueden recibir la salvación y las promesas dadas al pueblo de Israel y formar con Israel un solo pueblo.


Yo, que estoy preso por servir al Señor Jesús, os ruego que viváis como deben vivir los que, como vosotros, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios.


Solo hay una Iglesia, solo hay un Espíritu, y una es la esperanza a la que habéis sido llamados.


Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.


daréis gracias a Dios Padre que nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que ha prometido a los creyentes.


Dios os ama mucho y os ha elegido para que forméis parte de su pueblo. Por eso, vivid como se espera de vosotros: amad a los demás, sed buenos, humildes, amables y pacientes.


y también insistimos en que vivierais como deben vivir los que son de Dios, los que habéis sido llamados a compartir su propio reino y poder.


Con la autoridad que me da el Señor Jesús, os encargo que leáis esta carta a todos los hermanos.


Por eso oramos siempre por vosotros. Le pedimos a nuestro Dios que os haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que deseáis y complete lo que habéis empezado a hacer gracias a la fe que habéis puesto en él.


Dios os llamó por medio de la buena noticia que os anunciamos para que participéis de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Esfuérzate todo lo posible por tener una fe fuerte, y para ello confía en la vida eterna a la que Dios te llamó y que tú has anunciado delante de muchos testigos.


Y los que tengan amos cristianos no deben dejar de obedecerlos solo porque ambos son cristianos. Al contrario, deben hacer bien su trabajo, y aún mejor, pues aquellos a los que sirven, comparten con ellos la misma fe y el mismo amor. En cuanto a ti, enseña y anuncia lo que te voy a decir:


Dios nos salvó y nos eligió para que seamos parte de su pueblo santo. No hemos hecho nada para merecerlo, sino que Dios así lo planeó por su propia iniciativa a través de Cristo Jesús desde antes de crear el mundo.


Piensa en estas cosas y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo todo.


Hermanos, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios y entrar con toda libertad al lugar más santo,


Jesús es, además, nuestro gran sacerdote, que está al frente del pueblo de Dios.


Sigamos confiando sin dudar en que Dios nos salvará, pues es fiel y cumplirá lo que ha prometido.


Hermanos, os he escrito estas breves palabras para animaros. Leedlas con paciencia.


Todos, el que santifica y los santificados proceden de un mismo padre. Y como Jesús es Hijo de Dios, no se avergüenza de tratarlos como hermanos,


Para poder ayudarlos, Jesús tenía que hacerse igual a sus hermanos, convirtiéndose en sacerdote lleno de amor y fiel en todo lo que se refiere a Dios. Además, por medio de su muerte, Jesús logró que Dios perdonara nuestros pecados.


¡Cuidado, hermanos! No hagáis el mal, ni dejéis de creer en el Dios que vive para siempre, apartándoos de él.


Al principio, cuando confiamos en Cristo nos hicimos amigos suyos; y si no dejamos de confiar en él, seguiremos siéndolo siempre.


Lo hizo para dejarnos libre el camino hacia Dios, pues Cristo es para siempre el Jefe de sacerdotes como lo fue Melquisedec.


Jesús es el Jefe de Sacerdotes que necesitábamos, pues es santo, en él no hay maldad y nunca ha pecado. Dios lo apartó de los pecadores, lo hizo subir al cielo y lo puso en el lugar más importante de todos.


Los sacerdotes puestos por la ley de Moisés son personas imperfectas. Pero, después de darnos su ley, Dios juró que nos daría como Jefe de Sacerdotes a su Hijo, a quien él hizo perfecto para siempre.


Pero Cristo ya vino y se ha presentado como el Jefe de sacerdotes de los bienes definitivos. Porque el santuario donde él es sacerdote es mejor y más perfecto. No lo ha hecho ningún ser humano, así que no pertenece a este mundo.


Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos durante el primer pacto y también para que los elegidos por Dios recibamos la salvación eterna que él nos ha prometido.


Pero vosotros «sois miembros escogidos de la familia de Dios, sois sacerdotes y reyes, sois su pueblo. Para que anunciarais su grandeza», Dios mismo os sacó de la oscuridad del pecado y os hizo entrar en su luz maravillosa.


Así se adornaban algunas santas mujeres en el pasado: confiaban en Dios y obedecían a sus maridos.


Quiero darles un consejo a los líderes de la Iglesia. Yo también soy líder como ellos y soy testigo de cómo sufrió Cristo. Además, cuando Cristo regrese de nuevo y muestre su gloria, yo también disfrutaré de esa gloria. Este es mi consejo:


Y Dios que es fuente de todo bien y que os ha llamado a compartir su reino glorioso con Cristo hará que, después de haber sufrido un poco de tiempo, todo vuelva a estar bien; y también hará que no os desaniméis y que os mantengáis firmes en la fe.


Yo, Judas, estoy al servicio de Jesucristo y soy hermano de Santiago. Escribo esta carta a todos los que Dios Padre ama, ha elegido y viven protegidos por Jesucristo.


Después, el monstruo y los diez reyes lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá porque es el Señor más grande y el Rey más poderoso. Con él estarán también sus seguidores, los creyentes a quienes él ha llamado y elegido.


¡Alegraos por su ruina los que vivís en el cielo! ¡Y alegraos también vosotros, santos, apóstoles y profetas, pues Dios la ha castigado por todo el mal que os ha hecho!


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