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Hebreos 2:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 con más razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la salvación que él nos ofrece. Porque el mismo Señor Jesús fue el primero en comunicar el mensaje de salvación y después los que oyeron ese mensaje nos demostraron que era verdad.

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Biblia Reina Valera 1960

3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Entonces, ¿qué nos hace pensar que podemos escapar si descuidamos esta salvación tan grande, que primeramente fue anunciada por el mismo Señor Jesús y luego nos fue transmitida por quienes lo oyeron hablar?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 ¿Cómo, pues, escaparemos nosotros, si despreciamos una salvación tan trascendente? El Señor mismo la proclamó primero y luego la confirmaron aquellos que le oyeron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 ¿cómo escaparemos nosotros, teniendo en poco° una salvación tan grande?, la cual, comenzando° a ser proclamada por el Señor, nos° fue confirmada por los que lo oyeron a Él,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 ¿cómo podremos nosotros escapar, si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue inaugurada por la predicación del Señor. Los que la escucharon nos la confirmaron a nosotros

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Hebreos 2:3
42 Referans Kwoze  

Confío en ti, Dios mío, y ya no tengo miedo porque tú eres mi fuerza, mi salvación y mi alegría».


Ese día los habitantes de la costa dirán: «Mirad cómo han terminado Egipto y Etiopía. Teníamos la esperanza de que nos ayudarían a librarnos del rey de Asiria. ¿Ahora quién podrá defendernos?».


Ya se acerca mi liberación, mi salvación está en camino. ¡Con mi poder juzgaré a las naciones! Los pueblos de las costas lejanas han puesto su confianza en mi poder.


porque esa gente desaparecerá como ropa comida por la polilla, como lana devorada por los gusanos. Pero mi salvación y mi liberación permanecerán para siempre».


Dios ha dado este mensaje a todos los habitantes de la tierra: Decid a la ciudad de Jerusalén que ha llegado su Salvador y que le trae una gran recompensa.


Pero aquel jefe de Judá se rebeló contra el rey de Babilonia; pidió ayuda a los egipcios, y ellos le enviaron caballos y un gran ejército. Ahora bien, ¿creéis que quien hace un trato y no lo cumple puede escapar con vida?


¡Mentirosos y malvados! Sois tan malos como el veneno de una serpiente. ¡No escaparéis de ir al infierno!


Desde entonces, Jesús comenzó a decirles a todos: —Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos ya está cerca.


Después de que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a la región de Galilea. Allí anunciaba la buena noticia acerca de Dios.


Nos ha dado un salvador muy poderoso, descendiente del rey David, su siervo.


Jesús preguntó: —¿Qué ha pasado? Ellos le respondieron: —¡Lo que le han hecho a Jesús, el profeta de Nazaret! Para Dios y para la gente, Jesús hablaba y actuaba con mucho poder.


Y también vosotros hablaréis bien de mí, porque habéis estado conmigo desde el principio.


Escuchadme bien, israelitas porque voy a hablaros de Jesús de Nazaret. Todos nosotros sabemos que Dios le acreditó ante vosotros por medio de grandes prodigios, maravillas y señales.


Solo él tiene poder para salvar. Solo él fue enviado por Dios, y en este mundo solo él tiene poder para salvarnos.


Espero que con esto algunos de mi país se pongan celosos de vosotros, y así Dios pueda salvarlos también a ellos.


Si vosotros acusáis y juzgáis a los demás, pero hacéis lo mismo que ellos, estáis muy equivocados si creéis que Dios no os va a castigar.


Dios es tan sabio que no ha querido que la gente de este mundo lo conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca algo absurdo.


Cuando la gente diga: «Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo», entonces todo será destruido de repente, igual que le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.


Esta es una enseñanza que todos deben aceptar: que Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores del castigo que merecen, ¡y yo soy el mayor pecador de todos! Pero Dios fue misericordioso conmigo, demostrando así la gran generosidad que Jesucristo tuvo conmigo antes que ningún otro. Lo hizo para que otros sigan mi ejemplo y crean en Cristo para tener vida eterna.


Dios ha demostrado su bondad a todos los seres humanos,


Hace mucho, mucho tiempo, los profetas comunicaron el mensaje de Dios a nuestros antepasados. Lo hicieron muchas veces y de muchas maneras.


Porque los ángeles son solamente espíritus que sirven a Dios y él los envía para ayudar a todos aquellos que Dios habrá de salvar.


Pero ahora, en estos últimos tiempos, Dios nos lo ha comunicado por medio de su Hijo. Porque por medio de él Dios creó el universo y lo hizo dueño de todas las cosas.


Tened cuidado con no rechazar a Dios, que os habla. Porque si los israelitas que lo rechazaron cuando les hablaba aquí en la tierra no se libraron del castigo, mucho menos nos libraremos nosotros cuando nos llama la atención desde el cielo.


Por eso, mientras siga en pie la promesa de entrar en el descanso ofrecido por Dios, debemos tener cuidado. Sería una lástima que alguno de vosotros no pudiera recibir de Dios ese descanso.


Así que, hagamos todo lo posible por entrar en ese descanso que Dios nos ofrece y no muramos siguiendo el ejemplo de los que no creyeron la buena noticia.


Así, una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el salvador que da vida eterna a todos los que le obedecen.


De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para que muchos seamos perdonados de nuestros pecados. Después él volverá por segunda vez, pero no para morir por nuestros pecados, sino para salvar a todos los que esperan su venida.


Esta carta habla de la Palabra de vida, que ya existía desde antes de que Dios creara el mundo. Os escribimos para contaros lo que hemos visto y oído acerca de esa Palabra, de manera que nuestra alegría sea completa. Así os mantendréis unidos a nosotros, como nosotros nos mantenemos unidos a Dios Padre y a su Hijo Jesucristo. Al hablar de la Palabra de vida nos referimos a la vida eterna que estaba junto al Padre y que se nos manifestó en Jesucristo. Es la Palabra que hemos visto con nuestros propios ojos, que hemos escuchado, que incluso hemos podido tocar con nuestras manos y que ahora os anunciamos.


Pero vosotros, queridos hermanos, acordaos de lo que ya os habían dicho los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.


y gritaban con fuerte voz: —La salvación se debe a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y también al Cordero.


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