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Génesis 6:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 se puso muy triste de haberlos creado, lamentó haberlos puesto en la tierra y profundamente afligido

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces el Señor lamentó haber creado al ser humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Se arrepintió, pues, de haber creado al hombre, y se afligió su corazón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y YHVH sintió pesar de haber hecho al ser humano en la tierra, y se entristeció en su corazón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 se arrepintió Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, se dolió en su corazón,

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Génesis 6:6
34 Referans Kwoze  

dijo: —¡Voy a borrar de este mundo a la humanidad que he creado! ¡Voy a acabar con toda la gente y con todos los animales! ¡Lamento mucho haberlos creado!


El ángel de Dios estaba ya a punto de destruir Jerusalén, cuando David lo vio junto a la era de Arauna, el jebuseo. Exclamó entonces David al ver que la población estaba siendo aniquilada: —Dios mío, he sido yo quien ha hecho el mal, he sido yo el que ha pecado; el pueblo es inocente. Así que castígame a mí y a mi familia. Ante estas palabras se arrepintió Dios del daño que estaba haciendo al pueblo y dijo al ángel: —¡Basta ya! Que cese el castigo.


Luego mandó a un ángel para que destruyera Jerusalén. David miró y vio que el ángel de Dios estaba entre la tierra y el cielo, junto a la era de Ornán, el jebuseo; el ángel tenía en la mano una espada desenvainada que apuntaba hacia Jerusalén. David y los dirigentes del pueblo, que estaban vestidos con ropas de penitencia, se inclinaron tocando el suelo con la frente. Entonces David suplicó a Dios: —He sido yo quien ha ordenado hacer el recuento del pueblo; he sido yo el que ha pecado y hecho el mal; el pueblo es inocente. Así que castígame a mí y a mi familia, pero no castigues a tu pueblo. Ante estas palabras Dios, que estaba a punto de exterminar Jerusalén, se arrepintió del daño que estaba haciendo al pueblo y dijo al ángel exterminador: —¡Basta ya! Que acabe el castigo.


y, recordando su pacto con ellos,


Dios ha hecho un juramento, y lo cumplirá: «Tú eres sacerdote para siempre, como lo fue Melquisedec».


No soporto a esos traidores que no creen en tus promesas.


Muchas veces, en el desierto, se rebelaron contra Dios y lo hicieron ponerse triste.


Por eso permití su terquedad y dejé que se comportaran según sus caprichos.


Durante cuarenta años estuve muy enfadado con ellos, y les dije: «Sois un pueblo rebelde incapaz de hacer mi voluntad».


Entonces Dios se calmó y decidió no aplicar al pueblo el castigo con que le había amenazado.


¡Ojalá me hubieras hecho caso! Habrías sido muy feliz y tu prosperidad habría sido inmensa;


Pero los israelitas desobedecieron y ofendieron al Dios santo; por eso, él los trató como si fueran enemigos y les declaró la guerra.


En el momento que yo quiera, puedo amenazar a una nación o a un reino y anunciarle su completa destrucción.


Y aunque Miqueas dijo esto, no lo mataron. Al contrario, el rey y el pueblo se humillaron ante Dios, y Dios los perdonó. Pero si nosotros matamos a Jeremías, Dios nos castigará.


de mi parte que yo no quiero que muera el malvado. Lo que quiero es que abandone su mala conducta y siga viviendo. Cambiad, pues, israelitas, vuestra mala conducta y no tendréis que morir.


Israelitas, yo no puedo abandonaros. No sería capaz de hacerlo. No podría destruiros, como destruí a la gente malvada de Adamá y Seboín. ¡Mi gran amor por vosotros no me lo permite!


Arrepentíos y convertíos a mí, pero hacedlo de todo corazón, y no solo de palabra. Yo soy compasivo y bondadoso, y no me enfurezco fácilmente; yo os amo con todo mi corazón y estoy dispuesto a perdonaros.


Y al ver que toda la gente de Nínive se convirtió y dejó de hacer el mal, Dios decidió no destruirlos.


Oídme, israelitas: Si no habéis sido destruidos es porque yo soy el Dios todopoderoso y mi amor no cambia.


¡Dios no es como nosotros! No dice mentira alguna ni cambia de parecer. Dios cumple lo que promete.


Él no da regalos para luego quitarlos, ni se olvida de las personas que ha elegido.


No hagáis que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en vosotros, para reconoceros cuando llegue el día de la liberación.


Si fuerais más listos, conoceríais el castigo que os espera.


Cuando ya no tengamos fuerzas, nuestro Dios nos defenderá; cuando él nos vea reducidos a nada, tendrá compasión de nosotros


Espero que nunca cambien de opinión, y que siempre me adoren y cumplan mis mandamientos. Así, tanto ellos como sus descendientes serán felices por siempre.


Entonces me enfadé con ellos y lleno de indignación les hice ver que estaban equivocados al no obedecer mis mandamientos.


¿Y con quiénes estuvo Dios enfadado durante cuarenta años? ¡Pues con los que pecaron y luego cayeron muertos en el desierto!


Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó la luz y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.


—Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo elegido rey! Al oír esto, Samuel se entristeció y se pasó toda la noche rogando a Dios.


El Dios que le da la victoria a Israel, siempre cumple su palabra, no cambia de opinión, como lo hace la gente.


Samuel jamás volvió a ver a Saúl, aunque siempre sintió por él una gran tristeza porque Dios sintió pesar de haber puesto a Saúl como rey de Israel.


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