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Génesis 47:29 - Biblia Lenguaje Básico

29 Cuando se acercaba la hora de su muerte, mandó llamar a su hijo José y le dijo: —Voy a pedirte un favor, y júrame que lo cumplirás. Si de verdad me quieres, prométeme que no me enterrarás en Egipto.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Y llegaron los días de Israel para morir, y llamó a José su hijo, y le dijo: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Cuando se acercaba el momento de su muerte, Jacob llamó a su hijo José, y le dijo: —Te ruego que me hagas un favor. Pon tu mano debajo de mi muslo y jura que me tratarás con amor inagotable al hacer honor a esta última petición: no me entierres en Egipto;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Y cuando los días de su vida se acercaron a su fin, llamó a su hijo José y le dijo: 'Si me aprecias de veras, te ruego que coloques tu mano bajo mi muslo, y me prometas que no me sepultarás en Egipto; en esto reconoceré tu amor y fidelidad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Cuando se acercaba para Israel la hora de morir, llamó a su hijo José, y le dijo: Si he hallado gracia en tus ojos, pon ahora tu mano bajo mi muslo, y harás conmigo misericordia y verdad. Te ruego que no me entierres en Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Cuando se aproximaban los días de la muerte de Israel, llamó éste a su hijo José y le dijo: 'Si cuento con tu benevolencia, pon tu mano bajo mi muslo y hazme favor y lealtad: no me entierres en Egipto.

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Génesis 47:29
28 Referans Kwoze  

Un día, Abrahán llamó a su mayordomo, el que administraba todos sus bienes, y le dijo: —Quiero que me hagas un juramento.


Ahora bien, decidme si pensáis ser fieles y leales con mi amo; y si no, decídmelo también; así sabré qué camino tomar.


y le dijo: —Mira, hijo mío, yo soy ya muy viejo y en cualquier momento me puedo morir.


Tendrás que trabajar muy duro para conseguir comida. Así será hasta el día en que mueras y vuelvas a la tierra de la que fuiste tomado. Tú no eres más que tierra, ¡y a la tierra tendrás que volver!


Jacob le respondió: —Llevo ya ciento treinta años andando de un lugar a otro. Y aunque mi vida no ha sido fácil, todavía no he llegado a vivir lo que vivieron mis antepasados.


Luego dijo a José: —Ya me falta poco para morir, pero Dios estará con vosotros y os hará volver a la tierra de vuestros antepasados.


Los hijos de Jacob llevaron el cuerpo de su padre a la tierra de Canaán y lo enterraron en la cueva de Macpelá, la que Abrahán le había comprado a Efrón el hitita para usarla como tumba. La cueva y el campo están cerca de Mamré. Así cumplieron con los últimos deseos de su padre.


que cuando mi padre estaba a punto de morir, me hizo jurarle que yo lo enterraría en su propia tumba, que está en Canaán. Pedidle que me deje ir a enterrar a mi padre; luego volveré.


Es verdad que un día todos vamos a morir, y no podemos evitarlo, pero Dios no quiere que Absalón siga desterrado, sino que regrese a la presencia del rey.


Joab y su gente enterraron a Asael en la tumba de su padre, que está en Belén. Desde allí se fueron caminando toda la noche y al amanecer llegaron a Hebrón.


Después de tu muerte, yo haré que uno de tus hijos sea el rey de mi pueblo.


Cuando le faltaba poco para morir, David le encargó a su hijo Salomón lo siguiente:


¿Puede un muerto volver a vivir? Por eso esperaré todo el tiempo preciso hasta que los días de mi servicio lleguen a su fin.


y un día me arrojarás a la tumba, que es el destino de todos.


La vida del ser humano en la tierra es como la de un soldado siempre en pie de guerra; sus días son como las de un obrero;


¡No tengo por qué temer a esos ricos orgullosos que confían en sus riquezas!


La vida tiene un precio muy alto: ¡no hay dinero que la pueda comprar!


Recuerda qué breve es mi vida y qué frágiles creaste a los seres humanos.


Después de esto, Dios dijo a Moisés: —Ya se acerca el día de tu muerte. Por eso quiero que tú y Josué vengáis a la Tienda del encuentro, para que yo os diga lo que debéis hacer. Moisés y Josué fueron a la Tienda del encuentro.


Y Dios dijo a Moisés: —Muy pronto morirás. Cuando eso suceda, los israelitas dejarán de obedecerme y adorarán a los dioses falsos de la gente que vive en este territorio. Me abandonarán y no cumplirán el pacto que hemos hecho.


José tuvo fe en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto y dejó dicho lo que tenían que hacer con sus restos mortales.


En cuanto a nosotros, Dios ha decidido que todos muramos una sola vez y después vendrá el juicio.


Los espías le contestaron: —¡Que Dios nos quite la vida si os pasa algo a vosotros! Pero no le digas a nadie que estuvimos aquí. Cuando Dios nos dé este territorio, prometemos trataros bien a ti y a toda tu familia.


Yo voy a morir muy pronto. Pero vosotros debéis reconocer en lo más hondo del corazón que vuestro Dios no ha dejado de cumplir ninguna de las promesas que os había hecho. Todo lo que prometió se ha hecho realidad.


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