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Génesis 4:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 También Abel llevó a Dios su ofrenda y escogió las primeras y mejores crías de sus ovejas. Dios recibió con agrado la ofrenda de Abel,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Abel también presentó una ofrenda: las mejores partes de algunos de los corderos que eran primeras crías de su rebaño. El Señor aceptó a Abel y a su ofrenda,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 También Abel le hizo una ofrenda, sacrificando los primeros nacidos de sus rebaños y quemando su grasa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 También Abel llevó de los primerizos° de su rebaño y de la grosura° de ellos. Y YHVH consideró a Abel y a su ofrenda,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 También Abel ofreció primogénitos de sus ovejas, con su grasa. Yahveh se complació en Abel y en su ofrenda

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Génesis 4:4
22 Referans Kwoze  

Cuando el sol se puso y se hizo de noche, apareció un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó entre las mitades de los animales.


Pasó el tiempo, y un día Caín presentó a Dios una ofrenda de los frutos que cultivaba.


Suplicad a Baal y yo suplicaré al Dios de Israel. El Dios que responda enviando fuego es el verdadero Dios. Todo el pueblo contestó: —¡Nos parece buena idea!


En ese momento, Dios envió fuego que consumió el toro, la leña y hasta las piedras y el polvo. ¡Incluso el agua que estaba en la zanja se evaporó!


Luego construyó allí un altar para Dios y ofreció en él sacrificios de animales y otras ofrendas. David invocó a Dios, y este hizo descender fuego desde el cielo para quemar las ofrendas que estaban sobre el altar.


En cuanto Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo y quemó por completo las ofrendas y los sacrificios. Luego, la presencia misma de Dios llenó el Templo,


Que Dios te envíe su ayuda desde su santuario; que Dios te dé su apoyo desde Jerusalén.


deberéis entregarle el primer hijo varón que tengáis y el primer macho de vuestros animales, pues ambos le pertenecen a Dios.


Honra a Dios con tus riquezas, ofrécele los primeros frutos de tu cosecha;


También vi que todos trabajan y buscan progresar solo para tener más que los otros. Pero tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento.


quien envió fuego y quemó por completo todo lo que estaba sobre el altar. Ante esto, todo el pueblo lanzó gritos de alegría y se inclinó tocando el suelo con la frente para adorar a Dios.


Moisés se enfureció con ellos y dijo a Dios: —No aceptes sus ofrendas, Dios mío. Yo nunca les he hecho ningún daño ni tampoco he recibido nada de ellos.


Dios de inmediato envió un fuego que devoró a los doscientos cincuenta hombres que estaban ofreciendo el incienso.


También os doy los primeros frutos de las cosechas que los israelitas deben traerme cada año. Para vosotros será lo mejor de su aceite, de su vino y de su trigo. Podrá comerlos cualquiera de vosotros que se encuentre en estado de pureza. También os pertenece todo lo que en Israel debería ser destruido en honor a Dios.


Pero no podrán ser rescatados, cambiándoles por otra ofrenda, ni la vaca ni la oveja ni la cabra. Estos animales se han convertido en algo sagrado. Podréis quedaros con la carne del animal sacrificado, así como con el pecho y el muslo derecho, después del rito del balanceo. Pero la sangre será derramada alrededor del altar y la grasa será quemada como sacrificio de aroma agradable a Dios.


Abel tuvo fe en Dios y por eso le ofreció un sacrificio más valioso que el de Caín. La fe hizo que Dios considerase a Abel como justo y que aceptara sus ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la fe que tuvo en Dios.


La ley dice que con la sangre quedan purificadas casi todas las cosas, y que si no hay derramamiento de sangre, tampoco hay perdón de los pecados.


A ese monstruo lo adorarán todos los habitantes de la tierra, menos los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado, un libro escrito desde antes de que Dios creara el mundo.


Entonces el ángel, con la punta del bastón que tenía en la mano, tocó la carne y los panes sin levadura. Enseguida salió fuego de la piedra y quemó toda la carne y los panes. Luego el ángel de Dios desapareció.


Pero Samuel le dijo: —Lo que agrada a Dios es que lo obedezcan y no que le ofrezcan sacrificios. Es mejor obedecerlo que sacrificarle los mejores animales.


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