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Génesis 39:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 llamó a gritos a los sirvientes y les dijo: —¡Mirad, este hebreo que trajo mi marido ha venido a burlarse de nosotros! Se metió aquí y quiso violarme, pero yo me puse a gritar con todas mis fuerzas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 llamó a sus siervos. Enseguida todos los hombres llegaron corriendo. «¡Miren! —dijo ella—. ¡Mi esposo ha traído aquí a este esclavo hebreo para que nos deje en ridículo! Él entró en mi cuarto para violarme, pero yo grité.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 llamó, pues, a sus sirvientes y les dijo: 'Miren, han traído aquí a un hebreo para que se burle de nosotros. Ha querido aprovecharse de mí, pero yo me he puesto a gritar,

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 llamó a los varones de su casa y les habló diciendo: Mirad, nos trajo a un hombre hebreo para que se burlara de nosotros. Vino para acostarse conmigo, pero grité a gran voz.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 llamó a los de la casa, y les dijo: 'Mirad, nos ha traído a un hebreo para nuestro escarnio. Ha venido para acostarse conmigo, pero yo he gritado.

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Génesis 39:14
21 Referans Kwoze  

Esta es la lista de los hijos de Sem, que era el hermano mayor de Jafet: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. Aram tuvo cuatro hijos: Jus, Jul, Guéter y Mas. Arfaxad tuvo un hijo, Sélaj, quien a su vez fue el padre de Éber. Por su parte Éber tuvo dos hijos: Péleg y Joctán. En los tiempos de Péleg la población de la tierra se dividió en muchas tribus y pueblos.


En aquel tiempo Abrán, el hebreo, vivía junto al encinar de un hombre llamado Mamré. Este hombre era amorreo y tenía dos hermanos, Escol y Aner. Los tres eran amigos de Abrán. Cuando uno de los que habían escapado de la batalla vino y le contó a Abrán


Entonces ella, al verse con la ropa de José en las manos,


En cuanto me oyó gritar y pedir ayuda, salió corriendo, dejando su ropa a mis pies.


Cuando Potifar llegó, ella le contó la misma historia: —Ese esclavo hebreo que nos trajiste ha querido violarme.


la mujer de su amo se fijó en él y le propuso: —¡Ven y acuéstate conmigo!


Yo soy hebreo y me trajeron aquí a la fuerza, aunque no hice nada para merecerlo.


Muy mal os va a tratar Dios a los de lengua mentirosa.


Unos testigos malvados se levantan para acusarme, ¡pero yo no sé nada de lo que me preguntan!


¡Atiéndeme! ¡Respóndeme! Estoy angustiado, y no encuentro paz. Me asusta oír los gritos de los malvados enemigos que me oprimen. Me llenan de desgracias y me persiguen con ira.


Los mentirosos disimulan su odio, quienes propagan calumnias son completamente insensatos.


Escuchadme, los que conocéis lo que es bueno y lleváis en el corazón mi ley. No temáis ni os desalentéis por los insultos de la gente,


Pero ningún arma usada contra ti será capaz de destruirte. Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Os aseguro que así será.


Los sacerdotes principales y todos los de la Junta Suprema buscaban gente que diera falso testimonio contra Jesús, para poder condenarlo a muerte.


Felices vosotros cuando, por ser mis discípulos, la gente os insulte, os persiga y diga toda clase de mentiras contra vosotros. ¡Alegraos! ¡Estad contentos! Porque vais a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que vosotros.


Cuando llegaron, comenzaron a acusar a Jesús diciendo: —Señor gobernador, hemos encontrado a este hombre alborotando al pueblo para que se rebele contra Roma. Dice que no debemos pagar impuestos al emperador, y que él es el Mesías y pretende ser rey.


A veces nos respetan y nos tratan bien, pero otras nos desprecian y nos maltratan. Unas veces hablan bien de nosotros, y otras mal. Aunque decimos la verdad, nos llaman mentirosos.


Si alguno es castigado por hacer algo malo, y soporta con paciencia el castigo, no está haciendo nada extraordinario. Pero si uno sufre por haber hecho algo bueno, y soporta el sufrimiento, eso sí agrada a Dios.


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