14 llamó a gritos a los sirvientes y les dijo: —¡Mirad, este hebreo que trajo mi marido ha venido a burlarse de nosotros! Se metió aquí y quiso violarme, pero yo me puse a gritar con todas mis fuerzas.
14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;
14 llamó a sus siervos. Enseguida todos los hombres llegaron corriendo. «¡Miren! —dijo ella—. ¡Mi esposo ha traído aquí a este esclavo hebreo para que nos deje en ridículo! Él entró en mi cuarto para violarme, pero yo grité.
14 llamó, pues, a sus sirvientes y les dijo: 'Miren, han traído aquí a un hebreo para que se burle de nosotros. Ha querido aprovecharse de mí, pero yo me he puesto a gritar,
14 llamó a los varones de su casa y les habló diciendo: Mirad, nos trajo a un hombre hebreo para que se burlara de nosotros. Vino para acostarse conmigo, pero grité a gran voz.
Esta es la lista de los hijos de Sem, que era el hermano mayor de Jafet: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. Aram tuvo cuatro hijos: Jus, Jul, Guéter y Mas. Arfaxad tuvo un hijo, Sélaj, quien a su vez fue el padre de Éber. Por su parte Éber tuvo dos hijos: Péleg y Joctán. En los tiempos de Péleg la población de la tierra se dividió en muchas tribus y pueblos.
En aquel tiempo Abrán, el hebreo, vivía junto al encinar de un hombre llamado Mamré. Este hombre era amorreo y tenía dos hermanos, Escol y Aner. Los tres eran amigos de Abrán. Cuando uno de los que habían escapado de la batalla vino y le contó a Abrán
¡Atiéndeme! ¡Respóndeme! Estoy angustiado, y no encuentro paz. Me asusta oír los gritos de los malvados enemigos que me oprimen. Me llenan de desgracias y me persiguen con ira.
Pero ningún arma usada contra ti será capaz de destruirte. Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Os aseguro que así será.
Felices vosotros cuando, por ser mis discípulos, la gente os insulte, os persiga y diga toda clase de mentiras contra vosotros. ¡Alegraos! ¡Estad contentos! Porque vais a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que vosotros.
Cuando llegaron, comenzaron a acusar a Jesús diciendo: —Señor gobernador, hemos encontrado a este hombre alborotando al pueblo para que se rebele contra Roma. Dice que no debemos pagar impuestos al emperador, y que él es el Mesías y pretende ser rey.
A veces nos respetan y nos tratan bien, pero otras nos desprecian y nos maltratan. Unas veces hablan bien de nosotros, y otras mal. Aunque decimos la verdad, nos llaman mentirosos.
Si alguno es castigado por hacer algo malo, y soporta con paciencia el castigo, no está haciendo nada extraordinario. Pero si uno sufre por haber hecho algo bueno, y soporta el sufrimiento, eso sí agrada a Dios.