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Génesis 35:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 Jacob entonces ordenó a sus familiares y a todos los que vivían con él: —Deshaceos de todos esos ídolos extraños en los que habéis creído. Después bañaos y cambiaos de ropa,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Entonces Jacob les dijo a todos los de su casa: «Desháganse de todos sus ídolos paganos, purifíquense y pónganse ropas limpias.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Llamó Jacob a toda su familia y a los que estaban con él y les ordenó: 'Arrojen lejos a los dioses extranjeros que tienen con ustedes. Purifíquense y cámbiense la ropa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces dijo Jacob a su casa y a todos los que estaban con él: Quitad los dioses extraños que hay entre vosotros, purificaos y mudad vuestras ropas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Dijo Jacob a los de su casa y a todos los que estaban con él: 'Retirad los dioses extranjeros que hay entre vosotros; purificaos y mudaos los vestidos.

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Génesis 35:2
58 Referans Kwoze  

Para eso lo he elegido, para que ordene a sus hijos y a toda su familia que me obedezcan y hagan lo que es bueno y justo. Si Abrahán lo hace así, yo cumpliré todo lo que le he prometido».


Entiendo que tuvieras ganas de volver a la casa de tu padre, pero no tenías por qué robarme mis dioses.


Pero Raquel había puesto los ídolos bajo la montura del camello y se había sentado encima; por eso dijo a su padre: —No te enfades si no me levanto, pero es que estoy con mi menstruación. Y así, aunque Labán buscó y rebuscó por toda la tienda, no pudo encontrar sus ídolos. Al verlo buscar por todos lados,


Jamor, que era jeveo, gobernaba ese territorio. Cuando su hijo Siquén vio a Dina, la tomó por la fuerza se acostó con ella y la violó.


Mientras Jacob vivía en ese lugar, Rubén tuvo relaciones sexuales con Bilhá, una de las mujeres de Jacob. Y esto llegó a oídos de Jacob. Jacob tuvo doce hijos:


ni existe tampoco otra nación como tu pueblo Israel! ¿A qué otra nación la libraste de la esclavitud? ¿A qué otra nación la hiciste tan famosa? Tú hiciste muchos milagros en favor nuestro cuando sacaste a tu pueblo de Egipto y expulsaste ante nosotros a las naciones y a sus dioses.


Pero cada pueblo se fabricó su propio dios en la ciudad donde vivía, y lo puso en los santuarios locales que los samaritanos habían construido en las colinas.


El profeta le envió un mensajero, diciendo: —Vete y báñate siete veces en el río Jordán, y te curarás de la lepra.


Los dioses de otras naciones son todos dioses falsos; pero nuestro Dios hizo los cielos.


Después de cada fiesta, Job llamaba a sus hijos y celebraba una ceremonia para pedirle a Dios que les perdonara cualquier pecado que pudieran haber cometido. Se levantaba muy temprano y le presentaba a Dios una ofrenda por cada uno de sus hijos. Job hacía esto pensando que tal vez sus hijos podrían haber ofendido a Dios o pecado contra él. Para Job, esto se había convertido en una costumbre.


Tengo que admitir que soy malo de nacimiento, y que desde antes de nacer ya era un pecador.


Y Dios añadió: —Quiero que vayas y prepares al pueblo para que me rinda culto hoy y mañana. Ordénales que laven su ropa como señal de su pureza,


Moisés bajó del monte y preparó a los israelitas para que adoraran a Dios, encargándoles que lavaran sus ropas.


Cumplid con todas estas leyes; y jamás pidáis la ayuda de otros dioses, ni siquiera pronunciéis su nombre.


Ante Dios, piensa bien lo que vas a decir y procura no hablar demasiado, pues Dios es más poderoso que tú.


¡Dejad ya de pecar! ¡No quiero ver vuestra maldad! ¡Dejad ya de hacer lo malo


En cuanto a vosotros poneos en marcha y salid de Babilonia. Purificaos y no toquéis nada impuro pues debéis transportar los utensilios del Templo.


Vosotros, habitantes de Jerusalén, sois todos unos idólatras: habéis adorado a dioses falsos en los campos y en las colinas; habéis sido un pueblo infiel. Yo lo he visto y por eso os digo: «¿Hasta cuándo seguiréis sin cambiar?».


¿Qué te hace pensar, Jerusalén, que voy a perdonarte? ¡Tus hijos me han abandonado y han jurado por dioses falsos! Yo les di todo lo que necesitaban, pero ellos me fueron infieles; ¡no hubo uno solo de ellos que no corriera tras dioses falsos!


Apartaos de todas las maldades que habéis cometido contra mí. Volved a amarme de todo corazón y renovad vuestra vida. ¡No tenéis por qué morir, israelitas!


A todos ellos les ordené que se apartaran de los falsos dioses que tanto querían, y que no tuvieran nada que ver con los ídolos egipcios, porque el Dios de Israel soy yo.


Habéis rendido culto a los ídolos, pero yo me olvidaré de vuestras maldades; las limpiaré con agua pura.


Y mientras bebían, cantaban alabanzas a sus dioses, que eran simples estatuas de oro, plata, cobre, hierro, madera y piedra.


Si no cumple estas normas, cargará con las consecuencias de su pecado.


Pero, como estáis viendo y oyendo, este hombre llamado Pablo ha estado alborotando a la gente de Éfeso y de toda la provincia de Asia. Les ha dicho que los dioses que nosotros fabricamos con nuestras manos no son dioses de verdad, y mucha gente le ha creído.


Ni debemos adorar a los ídolos, como hicieron algunos. Así dicen las Escrituras: «La gente se sentó a comer y beber, y luego se puso a bailar en honor de los ídolos».


Queridos hermanos: Estas son las promesas que Dios nos ha hecho. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos, ya sea el cuerpo o el espíritu, y para ello debemos honrar a Dios y serle fieles hasta el fin.


Antes, cuando todavía no conocíais a Dios, vivíais como esclavos de los dioses falsos.


Pero caerá sobre vosotros la maldición, si no cumplís esos mandamientos que os da vuestro Dios, y os apartáis del camino que Dios os señala y adoráis a dioses extranjeros desconocidos para vosotros.


Provocasteis la ira de Dios, adorando otros dioses y haciendo cosas odiosas. Se trataba de dioses falsos, dioses desconocidos para vuestros antepasados. A esos dioses recién llegados, que no eran sino demonios, ofrecisteis sacrificios.


No tengas otros dioses aparte de mí.


No adoréis a los dioses de los países vecinos.


Cuando hayáis derrotado a esos pueblos, deberéis quemar las imágenes de sus ídolos. Así no caeréis en la tentación de quedaros con el oro y la plata que los recubre, algo que Dios desaprueba totalmente.


Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos ha purificado de todo pecado, lavando nuestro cuerpo con agua pura.


Haceos amigos de Dios y él se hará vuestro amigo. ¡Pecadores, dejad de hacer el mal! Los que queréis portaros correctamente, debéis arrepentiros del mal que habéis hecho.


Así pues, no os mezcléis con la gente de aquí, que todavía vive entre vosotros. No deis culto ni obedezcáis a sus dioses. No juréis por esos dioses y ni siquiera mencionéis sus nombres.


Luego Josué añadió: —Respetad a Dios, obedecedlo y sed fieles y sinceros con él. No adoréis a los dioses a quienes vuestros antepasados dieron culto en Mesopotamia y en Egipto; poneos al servicio únicamente de nuestro Dios.


Pero si no queréis servirle, decidid hoy a quién queréis servir. Tendréis que elegir entre los dioses a quienes vuestros antepasados adoraron en Mesopotamia, y los dioses de los amorreos en cuyo territorio vivís ahora. En cuanto a mi familia y a mí hemos decidido servir a nuestro Dios.


Allí dijo a todo el pueblo: —Esto es lo que el Dios de Israel os dice: Hace mucho tiempo vuestros antepasados vivían en Mesopotamia y adoraban a otros dioses. Uno de vuestros antepasados fue Téraj, el padre de Abrahán y de Najor.


Es verdad que ha sido siempre bueno con vosotros, pero si lo abandonáis y adoráis a otros dioses, se volverá contra vosotros, os castigará y os destruirá por completo.


Josué añadió: —Deshaceos entonces de esos dioses extraños que todavía tenéis y prometed ser fieles al Dios de Israel.


Salvad a quienes necesitan ser arrancados del fuego del infierno, teniendo compasión de ellos, pero con mucho cuidado de no hacer el mismo mal que ellos hacen.


Se desprendieron entonces de los dioses falsos que tenían, y volvieron a adorar a Dios que se compadeció al ver cómo sufría su pueblo.


Entonces Noemí le dijo a Rut: —¡Tu cuñada ya ha regresado a su pueblo y a su dios! ¡Vete tú también con ella!


Samuel les contestó: —Todo está bien. No pasa nada. Solo he venido a ofrecer a Dios un sacrificio. Preparaos y venid conmigo a ofrecer el sacrificio. Samuel mismo purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó a participar en el sacrificio.


Por eso Samuel les dijo: —Si de verdad queréis dar culto a Dios, dejad de adorar a los dioses ajenos y a las imágenes de Baal y de Astarté. Convertíos y dad culto solamente a nuestro único Dios. Así él los librará del poder de los filisteos. Los israelitas dejaron de adorar a esos dioses, y adoraron solamente al Dios de Israel.


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