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Génesis 28:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 ¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra! Y habitarán todo este gran país de oriente a occidente y de norte a sur. Por ti y por tus descendientes, todos los pueblos de la tierra serán bendecidos.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 ¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra! Se esparcirán en todas las direcciones: hacia el oriente y el occidente, hacia el norte y el sur; y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás por oriente y occidente, por el norte y por el sur. A través de ti y de tus descendientes serán bendecidas todas las naciones de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Y tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el mar, al oriente, al norte y hacia Neguev. Y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Tu descendencia será como el polvo de la tierra; y te extenderás a occidente y a oriente, al septentrión y al mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra.

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Génesis 28:14
26 Referans Kwoze  

Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a los que te maldigan. ¡Gracias a ti, bendeciré a todas las naciones de la tierra!


Después que Lot se separó de Abrán, Dios dijo a Abrán: —Abrán, desde donde estás, levanta la vista y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y el oeste.


Voy a darte toda la tierra que alcances a ver. Para siempre será tuya y de tus descendientes.


También voy a hacer que tengas muchos descendientes. Y así como nadie puede contar el polvo de la tierra, tampoco nadie podrá contarlos a ellos.


porque sus descendientes formarán una nación grande y poderosa. Por medio de ellos todas las naciones de la tierra van a ser bendecidas.


También ha enviado a su ángel para librarme de muchos peligros. Yo le pido que bendiga a estos dos muchachos. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre, el de mi abuelo Abrahán y el de mi padre Isaac. Que su descendencia se multiplique sobre la tierra.


Pero Jacob no le hizo caso y le contestó: —Ya lo sé, hijo mío; ya lo sé. También Manasés llegará a ser un gran pueblo. Sin embargo, su hermano menor será más importante que él, y sus descendientes llegarán a formar una multitud de naciones.


Que la fama del rey permanezca, que dure tanto como el sol. Que sirva su nombre para que se bendigan unas a otras las naciones y todas ellas lo proclamen feliz.


Recuerda el juramento que hiciste a Abrahán, Isaac y Jacob. Tú les juraste que con sus descendientes formarías un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo, y que les darías para siempre el país de Canaán.


¿Quién podrá contar cuántos son? Son innumerables los hijos de Israel. ¡Que tenga yo la muerte de los justos y mi destino final sea como el suyo!».


Oíd bien esto: De todas partes del mundo vendrá gente que participará en el gran banquete que Dios dará en su reino y que se sentará a la mesa con vuestros antepasados Abrahán, Isaac y Jacob.


Vosotros sois ahora los herederos de los profetas y los destinatarios del pacto que Dios hizo con vuestros antepasados cuando dijo a Abrahán: Todos los pueblos de la tierra recibirán mis bendiciones por medio de uno de tus descendientes.


Ahora bien, las promesas que Dios hizo a Abrahán eran para él y para su descendiente. Las Escrituras no dicen que las promesas eran para «sus descendientes», sino para «su descendiente», que es Cristo.


Desde antiguo, las Escrituras decían que Dios también iba a aceptar a los que no son judíos, siempre y cuando creyeran en Jesucristo. Por eso Dios le dio a Abrahán esta buena noticia: «Gracias a ti, bendeciré a todas las naciones».


Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.


Pero, cuando Dios cumpla su promesa y agrande vuestro territorio, si queréis comer carne, podréis hacerlo si ese es vuestro deseo.


Luego amontonarás en la plaza central todo el botín recogido y prenderás fuego a la ciudad con todo el botín en homenaje a vuestro Dios. Jamás volverá a ser reconstruida, sino que quedará convertida en un montón de ruinas para siempre.


Luego oí el número de los marcados de las doce tribus de Israel, es decir, de Judá, Rubén, Gad, Aser, Neftalí, Manasés, Simeón, Leví, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. De cada una de las doce tribus fueron marcados doce mil, es decir, un total de ciento cuarenta y cuatro mil.


Después de esto vi a mucha gente de todos los países y de todas las razas, idiomas y pueblos. ¡Eran tantos que nadie los podía contar! Estaban de pie, delante del trono y del Cordero, vestidos con ropas blancas. En sus manos llevaban ramas de palmera


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