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Génesis 24:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 con estas palabras: —¡Alabado seas, Dios de mi amo Abrahán, pues siempre has sido bueno y fiel con mi amo! Por eso has guiado mis pasos hasta la casa de sus familiares.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

27 y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 —Alabado sea el Señor, Dios de mi amo, Abraham —dijo—. El Señor ha mostrado amor inagotable y fidelidad a mi amo, porque me ha guiado directamente a los parientes de mi señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 diciendo: 'Bendito sea Yavé, Dios de mi señor Abrahán, pues ha mostrado una vez más su bondad y fidelidad para con mi patrón, y me ha conducido a la casa del hermano de mi amo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 y dijo: Bendito sea YHVH, Dios de mi señor Abraham, que no apartó su misericordia y su fidelidad hacia mi señor, y puesto yo en camino, me condujo YHVH a casa de los hermanos de mi señor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 diciendo: 'Bendito sea Yahveh, Dios de mi señor Abrahán, que no ha negado su misericordia y su fidelidad a mi señor, y que me ha guiado en el camino a la casa de los hermanos de mi señor'.

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Génesis 24:27
31 Referans Kwoze  

Así que Abrán dijo a Lot: —Tú y yo no debemos pelearnos, ni tampoco mis pastores y tus pastores, porque somos parientes.


El Dios altísimo merece ser alabado, pues te ha dado la victoria sobre tus enemigos. De inmediato, Abrán le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.


Allí el mayordomo oró así: —Dios de mi amo Abrahán, te ruego que trates con bondad a mi amo y que hagas que hoy me vaya bien.


Mientras tanto, el mayordomo la miraba sin decir nada, pues quería saber si Dios había hecho que su viaje tuviera éxito.


sino que irás a mi tierra y buscarás entre mis familiares una mujer para él.


Hoy, cuando llegué al pozo, hice esta oración: «Dios de mi amo Abrahán, si tú así lo quieres, haz que me vaya bien en este viaje.


luego me incliné para adorar y bendecir al Dios de mi amo Abrahán, pues me guio directamente hasta la nieta del hermano de mi amo, para tomarla como mujer para su hijo.


Siempre me tratas con mucha bondad, aunque no lo merezco, pues no soy más que un siervo tuyo. Cuando crucé el río Jordán, solo tenía un palo para defenderme, pero ahora tengo gente y ganado para formar dos grupos.


Tú me prometiste que me iría bien, y que mis descendientes llegarían a ser como la arena del mar, que no se puede contar. ¡Líbrame ahora de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y nos mate a todos.


Y dijo también: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem! ¡Los descendientes de Cam serán esclavos de los descendientes de Sem!


En ese momento Ajimás llegó y saludó al rey. Se inclinó delante de él tocando el suelo con la frente y le dijo: —¡Paz a ti, oh rey! Bendito sea tu Dios, que ha terminado con todos tus enemigos.


Él es un Dios bueno; su amor es eterno, y su fidelidad dura por siempre.


Cuando tú, Dios y Señor, subiste a las alturas, te llevaste contigo a los presos, y recibiste tributos humanos. Todo el mundo, hasta los rebeldes, te dieron muchos regalos y te quedaste a vivir allí.


Nuestro Dios se acordó de su amor y su lealtad hacia Israel. ¡Los más lejanos lugares de la tierra han visto el triunfo de nuestro Dios!


y dijo: —¡Bendito sea el Dios de Israel, que os ha librado del poder de los egipcios y de su faraón!


Años después, cuando Moisés ya era adulto, fue al lugar donde los hombres de su pueblo trabajaban como esclavos. De pronto vio que un egipcio maltrataba a un israelita;


Al día siguiente Moisés volvió a salir y, al ver que dos israelitas se estaban peleando, dijo al que golpeaba al otro: —¿Por qué le pegas a uno de tu propio pueblo?


Entonces pasó Dios delante de Moisés, diciendo en voz alta: —¡Soy el Dios de Israel! Un Dios compasivo y bondadoso que no me enfado fácilmente, y que amo a mi pueblo y le soy fiel.


Cuenta con Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo.


Déjanos disfrutar de tu amor y fidelidad, porque así lo prometiste en tiempos pasados a Abrahán, a Jacob, y a todos nuestros antepasados.


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel porque ha venido a liberar a su pueblo!


Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a Noemí: —Bendito sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que el nombre de tu marido difunto se conserve en Israel.


David le contestó: —¡Bendito sea el Dios de Israel, que te envió a mí!


Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, dijo: —¡Bendito sea Dios, que castigó a Nabal por lo que me hizo, y ha impedido que yo mismo me vengara de él. Luego, David envió algunos de sus ayudantes a Carmel, para que dijeran a Abigail: —David nos manda a pedirte que aceptes ser su mujer.


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