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Génesis 14:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 El Dios altísimo merece ser alabado, pues te ha dado la victoria sobre tus enemigos. De inmediato, Abrán le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y bendito sea Dios Altísimo, que derrotó a tus enemigos por ti». Luego Abram dio a Melquisedec una décima parte de todos los bienes que había recuperado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Y bendito sea el Dios Altísimo, porque entregó a tus enemigos en tus manos. Y Abram le dio la décima parte de todo lo que llevaba.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 y bendito sea el Dios Altísimo, quien entregó a tus adversarios en tu mano! Y le° entregó el diezmo de todo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Y bendito sea el Dios Altísimo, que puso a tus enemigos en tu mano'. Abrán le dio el diezmo de todo.

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Génesis 14:20
30 Referans Kwoze  

Por su parte, el rey de Sodoma le dijo a Abrán: —Dame las personas y quédate con las riquezas.


con estas palabras: —¡Alabado seas, Dios de mi amo Abrahán, pues siempre has sido bueno y fiel con mi amo! Por eso has guiado mis pasos hasta la casa de sus familiares.


Esta piedra que he levantado como una columna marcará el lugar adonde todos vendrán a adorar a Dios; y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte.


Así que, cuando llegue la cosecha, daréis al faraón una quinta parte de lo recolectado, pero podréis quedaros con las otras cuatro quintas partes. De allí apartaréis lo necesario para sembrar vuestros campos y para alimentaros vosotros y vuestros hijos.


José estableció como ley en Egipto que la quinta parte de las cosechas sería para el faraón, una ley que se ha respetado hasta el día de hoy. Las únicas tierras que no llegaron a ser del faraón fueron las de los sacerdotes.


Y dijo también: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem! ¡Los descendientes de Cam serán esclavos de los descendientes de Sem!


En ese momento Ajimás llegó y saludó al rey. Se inclinó delante de él tocando el suelo con la frente y le dijo: —¡Paz a ti, oh rey! Bendito sea tu Dios, que ha terminado con todos tus enemigos.


y allí guardaron todos los diezmos y ofrendas que la gente había traído. Para cuidar de todo eso, nombraron a Quenanías y a su hermano Simeí, que eran levitas.


Y todos los de Judá trajeron a los almacenes del Templo los diezmos de trigo, vino y aceite.


Salmo de David. ¡Bendito seas, mi Dios y protector! ¡Tú me enseñas a luchar y a mantenerme firme en la batalla!


Tú mismo echaste de su tierra a los otros pueblos; los destruiste por completo, y en su lugar pusiste a nuestro pueblo y lo hiciste prosperar.


Cuando tú, Dios y Señor, subiste a las alturas, te llevaste contigo a los presos, y recibiste tributos humanos. Todo el mundo, hasta los rebeldes, te dieron muchos regalos y te quedaste a vivir allí.


y dijo: —¡Bendito sea el Dios de Israel, que os ha librado del poder de los egipcios y de su faraón!


Ya que a vosotros, israelitas, os gusta tanto pecar, seguid adorando a los ídolos en el santuario de Betel y en el santuario de Guilgal. Seguid presentando vuestras ofrendas todas las mañanas, y traed al santuario cada tercer día la décima parte de vuestras cosechas; traed panes en acción de gracias y anunciad por todas partes las ofrendas voluntarias que hacéis.


Traed a mi Templo vuestros diezmos, y echadlos en el cofre de las ofrendas para que no falten alimentos en él. Ponedme a prueba con esto y veréis cómo abro las ventanas del cielo y os envío abundantes lluvias.


Yo os respondo: «Pues en que me estáis robando». Y vosotros seguís preguntándome: «¿Y qué te hemos robado?». Pues me habéis robado porque habéis dejado de darme el diezmo y las ofrendas que me corresponden.


El día que recojáis los primeros frutos de vuestros campos, celebraréis la fiesta de las Semanas. Ese día nadie trabajará, sino que os reuniréis en asamblea para adorarme. Además de las ofrendas diarias, sacrificaréis quemándolos por completo en mi honor dos toros, un carnero y siete corderos de un año, sin defecto alguno. Con cada toro presentaréis seis kilos de la mejor harina amasada con aceite de oliva; con el carnero ofreceréis cuatro kilos y con cada cordero dos kilos. También me presentaréis en sacrificio un chivo para que yo os perdone vuestros pecados.


Yo ayuno dos veces por semana y te doy la décima parte de todo lo que gano».


de elegirme para servir a Jesucristo y ayudar a los que no son judíos. Debo ser para ellos como un sacerdote, que les anuncie la buena noticia de Dios y los lleve a su presencia como una ofrenda agradable, dedicada solo para él por medio del Espíritu Santo.


Demos gracias al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por las bendiciones espirituales que Cristo nos trajo del cielo.


Comeréis esa décima parte del trigo, del vino y del aceite que hayáis cosechado junto con las primeras crías de tus vacas y ovejas, en presencia de vuestro Dios y en el lugar que él haya elegido para habitar en él. Así aprenderéis a respetar a vuestro Dios durante toda vuestra vida.


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