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Génesis 1:26 - Biblia Lenguaje Básico

26 Al ver Dios tal belleza, dijo: —Hagamos ahora al ser humano a imagen y semejanza nuestra. Que domine a los peces del mar y a las aves del cielo, a todos los animales tanto domésticos como salvajes, y a todos los reptiles.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.'

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Entonces dijo ’Elohim: Hagamos al hombre° a nuestra imagen,° conforme a nuestra semejanza, y ejerzan° dominio sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos, sobre el ganado, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que repta sobre la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen, semejante a nosotros, y domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados de la tierra y sobre todos los reptiles terrestres'.

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Génesis 1:26
34 Referans Kwoze  

Así que voy a bajar y confundiré su idioma, para que no se puedan entender».


Entonces hizo Dios con polvo de la tierra todos los animales domésticos y salvajes, y todas las aves que vuelan por el cielo, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. Y este así lo hizo. Sin embargo, para el hombre no se encontró compañía ni ayuda.


y dijo: «Ahora el hombre y la mujer son como uno de nosotros, pues conocen el bien y el mal. Para vivir para siempre solo les falta comer el fruto del árbol de la vida».


Estos son los descendientes de Adán. Cuando Dios creó a los seres humanos, a imagen suya los creó.


Pero nadie pregunta dónde está Dios, nuestro Creador, el que llena nuestras noches de alegría


¿Puedes confiar en su fuerza y echar sobre sus lomos todo el peso de tu trabajo?


¡hasta las piedras del campo y las bestias salvajes serán tus aliadas!


Reconoced que él es Dios; él nos hizo y somos suyos. Nosotros somos su pueblo: él es nuestro pastor, y nosotros somos su rebaño.


Nosotros, los israelitas que vivimos en Jerusalén, cantemos alegres a Dios, nuestro creador y rey.


Lo que sí he llegado a entender es que Dios nos hizo perfectos, pero nosotros lo complicamos todo.


¡Voy a regalarte pendientes de oro con adornos de plata!


Pues así dice Dios: «¡Yo soy el único Dios! Yo he creado los cielos y he formado la tierra para que sea habitada. Yo no formé la tierra como un desierto seco,


Enseguida oí la voz de Dios que decía: —¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero? Yo respondí: —Envíame a mí, yo seré tu mensajero.


Pero tú, oh Dios, eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú eres el alfarero, eres nuestro creador.


Y como el rey de Babilonia está a mi servicio, he decidido someter a él, a su hijo y a su nieto todos esos países; hasta les he dado las bestias del campo para que las dominen. Si alguno de esos países no se somete a Nabucodonosor, rey de Babilonia, yo lo castigaré con guerras, hambre y enfermedades, hasta que se rinda por completo. Soy yo, Dios, quien lo asegura. Sin embargo, llegará el día en que también Babilonia será dominada por muchas naciones y por reyes más poderosos.


Jesús le contestó: —Si alguien me ama, hará caso de mis enseñanzas. Dios mi Padre lo amará, y vendremos a vivir con él.


Pero Jesús les dijo: —Mi Padre nunca deja de trabajar, ni yo tampoco.


Nos hablas de cosas extrañas y no estaría mal que nos expliques de qué se trata.


A partir de una sola persona, hizo que las diversas razas humanas poblaran la superficie de la tierra, señalando a cada nación cuándo y dónde debía vivir.


El hombre no debe cubrirse la cabeza, pues fue hecho imagen de Dios y refleja su grandeza. En cambio la mujer, refleja la grandeza del hombre.


La buena noticia nos habla de la grandeza de Cristo, y Cristo a su vez nos muestra la grandeza de Dios. Ese mensaje brilla como la luz; pero los que no creen no pueden verla, porque Satanás no les deja.


Cristo es imagen del Dios invisible, el Hijo primero de toda la creación.


En realidad, ahora sois personas nuevas que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor.


Podemos dominar toda clase de animales salvajes, de aves, serpientes y animales del mar,


Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre y también insultamos a los demás seres humanos creados por Dios a su imagen. Hermanos, ¡esto no debe ser así!


Son tres los que dan testimonio de esto:


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