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Gálatas 5:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 ¡Jesucristo nos ha hecho libres para que lo seamos de verdad! Así que manteneos firmes y no dejéis que os conviertan de nuevo en esclavos de la ley.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se esclavicen de nuevo a la ley.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Cristo nos liberó para ser libres. Manténganse, pues, firmes y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Para la libertad nos libertó el Mesías;° estad, pues, firmes, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Cristo nos liberó para que vivamos en libertad. Manteneos, pues, firmes; y no os dejéis sujetar de nuevo al yugo de la esclavitud.

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Gálatas 5:1
42 Referans Kwoze  

Dios mío, no me dejes tener malos pensamientos; renueva por dentro todo mi ser.


Acumula verdad y sabiduría, disciplina y entendimiento, ¡y no los cambies por nada!


El espíritu de Dios está sobre mí, porque Dios me eligió y me ha enviado para dar buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos, y para anunciar a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad.


Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos.


Por eso, hay que echar vino nuevo en recipientes de cuero nuevo.


¿Por qué queréis ir en contra de lo que Dios ha decidido? ¿Por qué queréis obligar a los creyentes en Jesús a soportar una carga, que ni nuestros antepasados ni nosotros hemos podido soportar?


Así el pecado ya no tendrá poder sobre vosotros, porque ya no sois esclavos de la ley. Ahora disfrutáis de la gracia de Dios.


Ahora os habéis librado del pecado y estáis al servicio de Dios para hacer el bien.


Si ella se va a vivir con otro hombre mientras su marido vive todavía, se la podrá culpar de ser infiel a su marido. Pero si su marido muere, ella quedará libre de esa ley, y podrá volver a casarse sin que se le acuse de haber sido infiel.


Pero ahora la ley ya no puede controlarnos. Es como si hubiéramos muerto. Somos libres, y podemos servir a Dios de manera distinta. Ya no lo hacemos como antes, cuando obedecíamos la antigua ley, sino que ahora obedecemos al Espíritu Santo.


Porque el Espíritu que Dios os ha dado no os esclaviza ni os hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!».


Ahora, por estar unidos a él, el Espíritu Santo nos da vida y nos libera del pecado y de la muerte.


Por eso, mis queridos hermanos, manteneos firmes, y nunca dejéis de trabajar más y más por ser buenos cristianos. Y sabed que nada de lo que hacéis para el Señor es inútil.


Manteneos siempre en estado de alerta, firmes en la fe. Sed fuertes y valientes,


Porque si alguien es esclavo y cree en el Señor Jesús, él le dará la verdadera libertad. Del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado a la fe se convierte en esclavo de Cristo.


¡Hasta aguantáis a quienes os tratan como esclavos y se aprovechan de vosotros, a quienes os engañan y desprecian, y a quienes os golpean en la cara!


Porque el Señor y el Espíritu son uno mismo, y donde está el Espíritu del Señor hay libertad. Y nosotros no tenemos ningún velo que nos cubra la cara, sino que, reflejando la grandeza del Señor, cada vez nos parecemos más a él gracias a la acción de su Espíritu.


Lo que pasó es que algunos falsos hermanos se metieron a escondidas en el grupo de la iglesia para espiarnos, quitarnos la libertad que Jesucristo nos dio y obligarnos a obedecer las leyes judías.


Pero ahora que ha llegado el tiempo en que podemos creer en Jesucristo, no hace falta que nadie nos guíe.


En cambio Sara representa al nuevo pacto, por el cual pertenecemos a la Jerusalén del cielo, la ciudad que es nuestra madre y en la que todos somos libres.


Hermanos, nosotros no somos esclavos de la ley, sino que somos libres. No somos como el hijo de la esclava, sino como el de la mujer libre.


Pero ahora conocéis a Dios. Mejor dicho, Dios os conoce a vosotros. Por eso, no puedo entender cómo es que os dejáis dominar de nuevo por esos dioses falsos, que no tienen poder, ni valen nada.


Hermanos, Dios os llamó a ser libres, pero no uséis esa libertad como pretexto para hacer el mal. Al contrario, ayudaos por amor los unos a los otros.


¡Manteneos alerta! Revestíos con la verdad y la rectitud que proceden de Dios: que ellas os protejan como si se tratara de una armadura.


Solo os pido que viváis dignamente, como corresponde a quienes han aceptado la buena noticia de Cristo. Porque tanto si voy a visitaros y yo mismo lo veo, como si, estando ausente, escucho lo que se dice de vosotros, quiero estar seguro de que todos vivís muy unidos y que os ponéis de acuerdo en todo, y que lucháis unidos por anunciar la buena noticia.


Ahora que sabemos esto, nos sentimos con nuevas fuerzas para seguir viviendo.


Por eso, hermanos míos, manteneos firmes y conservad las enseñanzas que, personalmente o por carta, os hemos dado.


Sigamos confiando sin dudar en que Dios nos salvará, pues es fiel y cumplirá lo que ha prometido.


Al principio, cuando confiamos en Cristo nos hicimos amigos suyos; y si no dejamos de confiar en él, seguiremos siéndolo siempre.


Pero Cristo, que es el Hijo de Dios, ha sido puesto al frente del pueblo de Dios, que somos nosotros, y lo seguiremos siendo si mantenemos firmemente y con alegría la esperanza en la salvación que recibiremos.


Jesús es el Hijo de Dios y es nuestro gran Jefe de los sacerdotes, que ha subido al cielo. Por eso debemos mantenernos firmes en la fe que creemos.


Vosotros sois libres pero no utilicéis la libertad para hacer lo malo, sino para servir a Dios.


Les prometen que serán libres de hacer lo que quieran, pero ellos mismos no pueden dejar de hacer el mal, pues el pecado los tiene esclavizados.


Queridos míos, hace tiempo que he querido escribiros acerca de la salvación que Dios nos ha dado. Ahora os escribo para pediros que luchéis y defendáis la fe que Dios ha dado a los creyentes de una vez por todas.


que sigáis creyendo firmemente en mí hasta que yo vuelva.


Acuérdate de todo lo que has escuchado y aprendido; cúmplelo y arrepiéntete. Si no lo haces, iré a castigarte cuando menos lo esperes como si fuera un ladrón.


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