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Gálatas 4:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Pero cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,

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Gálatas 4:4
44 Referans Kwoze  

Haré que tú y la mujer, seáis enemigas; pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un descendiente suyo te aplastará la cabeza y tú le morderás el talón.


Judá tendrá siempre en sus manos el cetro y el bastón de mando, hasta que llegue aquel a quien verdaderamente deben los pueblos obediencia.


Acercaos mí y escuchad: todo esto lo pensé de antemano y nunca lo guardé en secreto. Ahora yo, el único Dios, he enviado a Ciro y le he dado mi poder».


Dios mismo os va a dar una señal: La joven está embarazada, y pronto tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros».


¡Deja ya de andar perdido! ¡Deja ya de serme infiel! Yo soy el Dios de Israel y he creado algo nuevo y sorprendente: ¡La mujer será la que corteje al hombre!


y dile: Así dice el Dios todopoderoso: Yo haré que de aquí salga un hombre para que reconstruya mi Templo; lo llamaré «Renuevo», se vestirá como rey y ocupará el trono para reinar. Compartirá el trono con un sacerdote, pero habrá paz entre ellos dos.


Pues mirad —dice el Dios todopoderoso—, yo voy a enviar un mensajero para que me prepare el camino. Es el mensajero del pacto a quien vosotros buscáis y deseáis, y que llegará a mi Templo cuando menos lo esperéis. Mi mensajero ya viene. Pero, cuando llegue, nadie va a poder resistir su presencia. ¡Ese día nadie va a poder mantenerse en pie! Mi mensajero es como el fuego que purifica los metales; es como el jabón que limpia la suciedad.


Jesús le respondió: —Hazlo así por ahora, pues debemos cumplir lo que Dios ha ordenado. Juan estuvo de acuerdo


No creáis que he venido a suprimir la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no vale. Al contrario: he venido a darles su verdadero valor.


Decía: —¡Ya está cerca el día en que Dios comience a reinar! Convertíos y creed en la buena noticia.


Vas a quedar embarazada y tendrás un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti; el Dios altísimo te envolverá con su poder. Por eso, el niño que ha de nacer vivirá completamente dedicado a Dios y será llamado «Hijo de Dios».


su primer hijo. Como no encontraron un lugar apropiado para pasar la noche, tuvieron que quedarse en un establo. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.


¿Cómo puede ser el Mesías descendiente de David si el propio David le llama Señor?


Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Vimos el poder que le pertenece como Hijo único del Padre, que le ha llenado de gracia y de verdad.


¿por qué decís que ofendo a Dios si digo que soy su Hijo, yo que he sido elegido por el Padre para ser enviado al mundo?


Dios amó tanto al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en él no muera, sino que tenga vida eterna.


Porque no he bajado del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios que es mi Padre, pues fue él quien me envió.


Jesús les respondió: —Si de verdad Dios fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo vengo del cielo y aquí estoy. Yo no he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado.


Jesús les respondió: —Solo Dios decide cuándo lleva a cabo lo que piensa hacer.


Pues Cristo vino y se hizo servidor de los judíos, para mostrar que Dios es fiel y cumple las promesas que hizo a nuestros antepasados.


Cuando nosotros éramos pecadores y no teníamos fuerzas para alcanzar la salvación, Cristo murió por nosotros. Murió en el momento elegido por Dios.


Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no era capaz de hacer ni podría haber hecho, porque nadie puede controlar sus deseos de hacer lo malo. Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado.


A ellos pertenecen los antiguos patriarcas y también, en cuanto hombre, Cristo, el Mesías, que es Dios, gobierna todas las cosas y ha de ser alabado por siempre. Amén.


Cuando llegó el momento preciso, Dios realizó su plan llevando la historia a su plenitud y reuniendo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, y poniendo como jefe al frente de ellas a Cristo.


La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero Dios puso fin a ese documento acusador por medio de la muerte de Cristo en la cruz.


Este Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo, como así lo demostró en el tiempo señalado.


No hay duda de que es muy profunda la verdad de la religión cristiana: Cristo vino al mundo como hombre, el Espíritu lo declaró inocente, los ángeles lo vieron. Su mensaje se anunció entre las naciones y el mundo creyó en él. Dios lo recibió en su gloria.


Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Solo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y mujeres.


En realidad, todo esto no son más que normas que tienen que ver con comidas, bebidas y ceremonias de purificación; pero son normas que no nos ayudan a cambiar nuestra manera de vivir; solo sirven mientras Dios no las cambie por algo mejor.


Nosotros mismos lo hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para salvar al mundo.


Podéis saber que una persona tiene el Espíritu de Dios si reconoce que Jesucristo vino al mundo como verdadero hombre.


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