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Filipenses 4:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Y a ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Ellas me han ayudado mucho para anunciar la buena noticia, junto con Clemente y mis otros compañeros de trabajo. Los nombres de todos ellos ya están anotados en el libro de la vida.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a estas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y te pido a ti, mi fiel colaborador, que ayudes a esas dos mujeres, porque trabajaron mucho a mi lado para dar a conocer a otros la Buena Noticia. Trabajaron junto con Clemente y mis demás colaboradores, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y a ti, Sícigo, verdadero compañero, te pido que las ayudes; no olvides que ellas lucharon conmigo por el Evangelio, lo mismo que Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Ciertamente te ruego también a ti, genuino colaborador,° que las ayudes, ya que ellas lucharon juntamente conmigo en el evangelio, también con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Y a ti te ruego, mi sincero Sízigo, que les ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el Libro de la Vida.

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Filipenses 4:3
28 Referans Kwoze  

¡Págales mal por mal y no los dejes disfrutar de tu perdón!


Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, bórrame a mí también del libro donde nos tienes inscritos.


Yo os castigaré por dar mensajes falsos. Borraré vuestros nombres de la lista de los israelitas y no formaréis parte de mi pueblo. ¡Ni siquiera podréis volver a poner un pie en vuestra tierra! Así tendréis que reconocer que yo soy el Dios de Israel.


En ese tiempo aparecerá Miguel, príncipe de los ángeles y defensor de Israel. Serán días de grandes preocupaciones, como no las ha habido desde que existe el mundo. Cuando llegue ese momento, Dios pondrá a salvo a todos los de tu pueblo cuyo nombre está escrito en el libro de la vida.


Sin embargo, no os alegréis de que los malos espíritus os obedezcan. Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el libro del cielo.


Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con vosotros, os pido que dediquéis toda la vida a servirle y a hacer todo lo que le agrada. Así es como se le debe adorar.


Saludad a Trifena y Trifosa, que trabajan para Dios. Saludad a mi querida amiga Pérside, que también ha trabajado mucho para el Señor.


Saludad a Urbano, que es un compañero de trabajo en el servicio a Cristo, y también a mi querido amigo Estaquis.


Queridos hermanos, quiero que sepáis que la situación en que me encuentro me ha ayudado a anunciar la buena noticia.


Solo os pido que viváis dignamente, como corresponde a quienes han aceptado la buena noticia de Cristo. Porque tanto si voy a visitaros y yo mismo lo veo, como si, estando ausente, escucho lo que se dice de vosotros, quiero estar seguro de que todos vivís muy unidos y que os ponéis de acuerdo en todo, y que lucháis unidos por anunciar la buena noticia.


porque me habéis ayudado a anunciar la buena noticia desde el primer día que la oísteis hasta ahora.


Está bien que yo piense así de todos vosotros, porque os quiero mucho, y porque compartís conmigo mi situación de prisionero y el privilegio de defender y confirmar la buena noticia.


Ruego a Evodia y a Síntique que se pongan de acuerdo, pues las dos son cristianas.


Eso lo aprendisteis de labios de Epafras, nuestro querido compañero de trabajo, que tan fielmente os sirve por amor a Jesucristo.


A ese monstruo lo adorarán todos los habitantes de la tierra, menos los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado, un libro escrito desde antes de que Dios creara el mundo.


Ese monstruo que has visto es alguien que antes vivía, pero que ya no existe. Va a salir del Abismo profundo, pero solo para ser destruido. Y los habitantes de la tierra que no están anotados en el libro de la vida desde antes de la creación del mundo se quedarán asombrados cuando vean reaparecer a ese monstruo que antes estuvo vivo, pero que ya no existe.


Y vi que todos los que habían muerto, tanto los humildes como los poderosos, estaban de pie delante del trono. Y fueron abiertos los libros. También se abrió el libro donde están escritos los nombres de todos los que vivirán con Dios para siempre. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que habían hecho y según lo que decían los libros.


Allí fueron arrojados todos los que no tenían sus nombres escritos en el libro de la vida.


Pero nunca entrará en ella nada que desagrade a Dios; no entrará nadie malvado o mentiroso. Solo podrán entrar los que tengan anotados sus nombres en el libro de la vida que tiene el Cordero. En ese libro están anotados los que recibirán la vida eterna.


A los que salgan vencedores, los vestiré con ropas blancas y no borraré sus nombres del libro de la vida. Y los reconoceré delante de mi Padre y de los ángeles que le sirven.


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