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Éxodo 6:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 En adelante vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Así sabréis que yo soy el Señor, vuestro Dios, el que os libró de ser esclavos de los egipcios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Te tomaré como pueblo mío y seré tu Dios. Entonces sabrás que yo soy el Señor tu Dios, quien te ha librado de la opresión de Egipto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 A ustedes los tomaré para pueblo mío, y seré Dios para ustedes. Y, en adelante, conocerán que yo soy Yavé, Dios de ustedes, que quité de sus espaldas el yugo de Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Os tomaré para mí por pueblo y seré para vosotros por Dios; y sabréis que Yo soy YHVH vuestro Dios, que os sacó de debajo de las cargas de los egipcios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Yo os haré pueblo mío, y seré para vosotros vuestro Dios, y sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios, que os librará de las cargas de Egipto.

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Éxodo 6:7
50 Referans Kwoze  

Y vio también que Dios estaba de pie en la parte más alta de la escalera, y le decía: —Yo soy el Dios de Abrahán y de Isaac. A ti y a tus descendientes les daré la tierra donde ahora estás acostado.


Un profeta de Dios fue a ver al rey de Israel y le dijo: —Dios te hace saber lo que andan diciendo los sirios. Según ellos el Dios de Israel solo reina en las montañas y no en la llanura. Pues bien, para que sepáis que vuestro Dios es el único Dios, os va a dar la victoria sobre este gran ejército sirio.


De esta manera, todas las naciones de la tierra sabrán que no hay otro Dios aparte del Dios de Israel.


Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder.


Reconoced que él es Dios; él nos hizo y somos suyos. Nosotros somos su pueblo: él es nuestro pastor, y nosotros somos su rebaño.


Cuando vuestros hijos os pregunten el día de mañana por qué actuáis así, les diréis: «Con su gran poder, Dios nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.


Entonces Moisés dijo a los israelitas: —Nunca olvidéis este día. Con su gran poder, Dios os ha sacado de Egipto, donde erais esclavos. De ahora en adelante, ninguno de vosotros deberá comer en este día pan con levadura.


Y cuando haya derrotado al faraón y a todo su ejército con sus carros de guerra y su caballería, los egipcios sabrán que yo soy el Dios de Israel. ¡Voy a demostrarles mi gran poder!


Yo haré que el faraón se ponga de nuevo terco y vuelva a perseguiros. Pero cuando lo haga, destruiré su ejército y le mostraré mi gran poder. Así sabrán los egipcios que yo soy Dios. Los israelitas hicieron lo que Dios les mandó hacer.


Terror y espanto cayó sobre ellos, tu gran poder los dejó inmóviles como piedras hasta que pasó, oh Dios, el pueblo que tú habías elegido.


Yo le dedico este himno, porque él me ampara y me salva. Él es mi Dios; por eso lo alabo. Él es el Dios de mi padre; por eso lo adoro.


—Ya he oído cómo se quejan los israelitas, pero diles que ahora van a saber quién es su Dios. Por la tarde les daré a comer carne, y por la mañana se saciarán de pan.


Moisés y Aarón dijeron a los israelitas: —¿Por qué protestáis, si nosotros no tenemos nada que ver en esto? Cuando os quejáis de nosotros, en realidad lo que hacéis es quejaros de Dios, que es quien nos dice lo que debemos hacer. ¡Y Dios ya ha escuchado vuestras quejas! ¿No fue acaso Dios quien os sacó de Egipto, y no nosotros? Así que esta misma tarde conoceréis el poder de Dios, porque os dará a comer carne. Y mañana temprano lo comprobaréis también, porque os dará todo el pan que podáis comer.


Años después, cuando Moisés ya era adulto, fue al lugar donde los hombres de su pueblo trabajaban como esclavos. De pronto vio que un egipcio maltrataba a un israelita;


Así que vete y diles a los israelitas que yo soy su Dios, el que les va a liberar de la opresión de los egipcios y les va a librar de la esclavitud que ahora tienen que soportar; diles que con gran poder los rescataré y que castigaré duramente a los egipcios.


él te dará otra prueba de que es Dios. Cuando yo golpee el río Nilo con la vara, el agua se convertirá en sangre.


Así todos verán, reconocerán y aprenderán que he sido yo, el Dios Santo de Israel, quien ha creado todo esto.


Sus reyes serán tus tutores, sus princesas harán de niñeras. Se arrodillarán ante ti y te servirán; y tendrás que reconocer que yo soy Dios y no defraudo a los que confían en mí.


Haré que vuestros opresores coman su propia carne y se emborrachen con su propia sangre. Así sabrá toda la humanidad que yo soy el único Dios, soy el Dios todopoderoso, y el salvador de Israel».


porque yo soy Dios, el Dios todopoderoso que pongo el mar en movimiento y las olas se levantan con estruendo.


Las naciones te darán alimento y los reyes te entregarán sus regalos. Así reconocerás que yo soy el Dios que te salva, el poderoso libertador de Israel.


Dios había dicho: «Ellos son mi pueblo, son mis hijos fieles». Por eso Dios los salvó de todos sus males. No fue un enviado suyo el que los salvó, sino el mismo Dios en persona. Él los libró por su amor y su misericordia; los llevó en sus brazos, como lo había hecho en el pasado.


Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Yo soy vuestro Dios. Por eso os pedí que cumplierais mis mandamientos,


Yo soy vuestro Dios y vosotros debéis santificaros porque yo soy santo.


Yo soy el Dios que os saqué de Egipto para ser vuestro Dios. Así pues, debéis ser santos porque yo soy santo.


Porque yo soy su Dios, el que los sacó de Egipto para que fueran mi pueblo. Yo soy el Dios de Israel.


«Yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob». Por tanto, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.


Solo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros.


sois el pueblo que Dios eligió de entre todos los pueblos de la tierra y le pertenecéis.


Vuestro Dios ha cumplido su promesa anunciando que vosotros sois su pueblo y que deberéis obedecerlo en todo.


Dios se compromete hoy a ser vuestro Dios, tal como se lo prometió a vuestros antepasados Abrahán, Isaac y Jacob; vosotros os comprometéis a ser su pueblo.


Pero este pacto solemne Dios no lo hace solamente con vosotros,


Cuando Dios os rescató y os sacó de Egipto, lo hizo para convertiros en su propio pueblo como efectivamente lo sois.


Vosotros sois un pueblo apartado especialmente para Dios. Él os eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fuerais el pueblo de su propiedad.


Lo que desean es tener una patria mejor en el cielo. Por eso Dios les ha preparado una ciudad y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios.


Antes, ni siquiera erais un pueblo, pero ahora sois el pueblo de Dios. Antes, Dios no os tenía compasión, pero ahora os ama mucho.


Y oí una fuerte voz que salía del trono y decía: —Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.


Al que salga vencedor le daré todo esto en herencia: yo seré su Dios y él será mi hijo.


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