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Éxodo 6:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Así que vete y diles a los israelitas que yo soy su Dios, el que les va a liberar de la opresión de los egipcios y les va a librar de la esclavitud que ahora tienen que soportar; diles que con gran poder los rescataré y que castigaré duramente a los egipcios.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: “Yo soy el Señor. Te libertaré de la opresión que sufres y te rescataré de tu esclavitud en Egipto. Te redimiré con mi brazo poderoso y con grandes actos de juicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Por lo tanto, diles de mi parte: Yo soy Yavé, que quitaré de sus espaldas los duros trabajos de Egipto y los liberaré de la esclavitud. Yo les devolveré la libertad con golpes tremendos de mi mano y con intervenciones manifiestas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy YHVH, y os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, y os libraré de su esclavitud, y os redimiré con brazo extendido y con grandes juicios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Dirás, pues, a los israelitas: 'Yo soy Yahveh; yo os sacaré de las cargas pesadas de Egipto, os libertaré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con castigos durísimos.

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Éxodo 6:6
46 Referans Kwoze  

ni existe tampoco otra nación como tu pueblo Israel! ¿A qué otra nación la libraste de la esclavitud? ¿A qué otra nación la hiciste tan famosa? Tú hiciste muchos milagros en favor nuestro cuando sacaste a tu pueblo de Egipto y expulsaste ante nosotros a las naciones y a sus dioses.


Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder.


Con tu brazo poderoso hiciste que fueran libres los descendientes de Jacob y de José.


Dime lo que deseas y yo te lo concederé.


«Te he quitado de los hombros la carga que llevabas; ya no tendrás que soportar un trabajo tan duro.


Para humillar a los israelitas, los egipcios los pusieron a las órdenes de capataces que los trataban con gran dureza mientras construían las ciudades de Pitón y Ramsés. En esas ciudades el faraón guardaba sus provisiones.


Y ese mismo día Dios sacó de Egipto a su pueblo.


Cuando vuestros hijos os pregunten el día de mañana por qué actuáis así, les diréis: «Con su gran poder, Dios nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.


Esta ceremonia debe ser para vosotros como una marca en el brazo o en la frente, para que recordéis que Dios os sacó de Egipto con su gran poder».


Entonces Moisés dijo a los israelitas: —Nunca olvidéis este día. Con su gran poder, Dios os ha sacado de Egipto, donde erais esclavos. De ahora en adelante, ninguno de vosotros deberá comer en este día pan con levadura.


Tanto amas a tu pueblo que con tu fuerza lo has salvado y ahora lo vas guiando a tu santa morada donde has decidido vivir.


Moisés y Aarón dijeron a los israelitas: —¿Por qué protestáis, si nosotros no tenemos nada que ver en esto? Cuando os quejáis de nosotros, en realidad lo que hacéis es quejaros de Dios, que es quien nos dice lo que debemos hacer. ¡Y Dios ya ha escuchado vuestras quejas! ¿No fue acaso Dios quien os sacó de Egipto, y no nosotros? Así que esta misma tarde conoceréis el poder de Dios, porque os dará a comer carne. Y mañana temprano lo comprobaréis también, porque os dará todo el pan que podáis comer.


Jetró, que era suegro de Moisés y actuaba como sacerdote en la región de Madián, se enteró de todo lo que Dios había hecho en favor de Moisés y de cómo había sacado de Egipto a los israelitas.


Años después, cuando Moisés ya era adulto, fue al lugar donde los hombres de su pueblo trabajaban como esclavos. De pronto vio que un egipcio maltrataba a un israelita;


Diles que les prometo librarlos de su esclavitud, sacarlos de Egipto y llevarlos a Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. ¡Es un país tan fértil que mana leche y miel, en el que siempre hay abundancia de alimentos!


Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y fértil que mana leche y miel. Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen.


Moisés trató de calmar a Dios, y le dijo: —Dios mío, ¡no descargues tu ira contra este pueblo! ¡Tú mismo lo sacaste de Egipto usando tu gran poder!


le dijo: —Yo soy tu Dios. Ve y dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que voy a contarte.


Yo os llevaré a la tierra que prometí bajo juramento dar a Abrahán, Isaac y Jacob, una tierra que de ahora en adelante será vuestra. Porque yo soy vuestro Dios.


El Dios todopoderoso castigó a su pueblo, pero este no se arrepintió, ni buscó su ayuda.


La maldad es como un fuego, que devora espinos y matorrales; ha prendido en los árboles del bosque y el humo sube en grandes columnas.


Es más, yo mismo voy a luchar contra vosotros, y lo haré con todo mi poder y con toda mi furia porque ya me tenéis harto.


Con mi gran poder hice la tierra, y a las personas y a los animales que viven en ella. Yo decido quién la gobierna.


Tú nos sacaste de Egipto con gran poder, por medio de milagros que a todos llenaron de miedo.


Yo soy vuestro Dios y os juro por mí mismo que reinaré sobre vosotros poniendo en acción mi ira y mi poder.


El Dios de Israel eligió a nuestros antepasados para hacer de ellos un gran pueblo, cosa que llevó a cabo mientras estuvieron en Egipto. Luego con su gran poder, los sacó de allí.


Aprended hoy la lección que Dios os ha enseñado, lección que aún no han recibido vuestros hijos. Recordad cómo en Egipto Dios demostró su gran poder y realizó grandes milagros, cuando envió terribles castigos contra el faraón, rey de Egipto, y todo su país. Los egipcios os persiguieron hasta el mar Rojo, pero Dios descargó las aguas sobre ellos y los destruyó por completo hundiéndolos en el mar con todos sus caballos y carros de guerra.


No olvidéis que también vosotros fuisteis esclavos en Egipto, y que Dios os liberó. Por eso os doy esta orden.


Fue así como nuestro Dios con gran poder, y haciendo grandes maravillas, llenó de miedo a los egipcios y nos sacó de allí.


Pero tened cuidado y no olvidéis el pacto que Dios ha hecho con vosotros. Cumplid las órdenes de Dios y no adoréis ningún ídolo,


Debes recordar que también tú fuiste esclavo en Egipto, y que yo te saqué de allí haciendo uso de mi gran poder. Por eso te ordeno que hagas del día séptimo, día de descanso en mi honor.


Pero no olvidéis que fue Dios quien os sacó de Egipto y os libró de la esclavitud.


Todos vosotros fuisteis testigos del gran poder que Dios mostró entonces: visteis los muchos milagros que hizo para sacaros de Egipto; pues lo mismo hará con los pueblos a quienes ahora teméis.


Si Dios os liberó de la esclavitud en Egipto, fue porque os ama. Con su gran poder os rescató del dominio del faraón, rey de Egipto, cumpliendo así la promesa que hizo a nuestros antepasados.


A pesar de todo, Dios mío, ellos son tu pueblo, el pueblo que sacaste de Egipto con tu gran poder.


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