Dios dijo a Moisés: —Quiero que subas al monte, para hablar conmigo. Podrán acompañarte Aarón, Nadab, Abihú y setenta jefes israelitas. Pero no quiero que ninguno de ellos se acerque adonde yo estoy. Solo tú podrás acercarte a mí. Cuando lleguéis, quiero que os pongáis de rodillas a cierta distancia. Aparte de ellos, nadie más del pueblo debe subir.
Moisés también dijo a Aarón y a sus dos hijos, Itamar y Eleazar: —Tomad lo que sobra de la ofrenda hecha a Dios y comedla con pan sin levadura junto al altar, porque es algo muy sagrado.
Entonces Moisés dijo a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: —No os despeinéis ni rasguéis vuestras ropas en señal de luto, no sea que muráis y Dios descargue su ira sobre el pueblo. Serán todos los demás israelitas los que deben lamentarse porque Dios ha tenido que enviar ese fuego contra ellos.
Al este acampará por escuadrones la tribu de Judá. Su jefe militar es Naasón, hijo de Aminadab. Según el censo que se hizo, sus tropas suman setenta y cuatro mil seiscientos soldados.
Una vez en la cima, Moisés quitó a Aarón sus ropas sacerdotales y se la puso a su hijo Eleazar. Y Aarón murió allí en la cima del monte. Después Moisés y Eleazar bajaron del monte.
Zacarías fue un sacerdote que vivió cuando Herodes el Grande era rey de los judíos. Prestaba servicio en el Templo con el grupo del sacerdote Abías. Su mujer se llamaba Elisabet y era descendiente del sacerdote Aarón.