21 »Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, pero el séptimo día dejarás de trabajar, incluso durante la temporada del arado y de la cosecha.
En ese tiempo vi que algunos en Judá pisaban las uvas en sábado, para hacer vino y cargaban manojos de trigo sobre los burros. Y lo mismo hacían con los odres de vino, los cestos de uvas y de higos, y con toda clase de productos que traían a Jerusalén para venderlo. Entonces les llamé la atención por eso.
Durante seis días podrás trabajar, pero el séptimo día deberás descansar. Así podrán descansar tus esclavos y tus bueyes y burros, y también los inmigrantes que trabajen para ti.
Podréis trabajar durante seis días, pero el séptimo día es sábado, día de descanso consagrado a mí. Si alguien trabaja en ese día, deberá morir sin remedio.
Podréis trabajar seis días durante la semana, pero el séptimo día será para vosotros un día especial. Ese día deberéis descansar para honrar a Dios. Quien no obedezca este mandamiento será castigado con la muerte.
El jefe de la sinagoga se indignó con Jesús, porque había hecho la curación en sábado. Por eso, dijo a la gente que estaba reunida: —La semana tiene seis días para trabajar, y uno para descansar. Debéis venir para ser curados en uno de esos seis días, pero no en sábado.
Luego regresaron a su casa y prepararon perfumes para ungir con ellos el cuerpo de Jesús, y descansaron el sábado, tal como lo ordenaba la ley de Moisés.
A unos los nombrará jefes y oficiales de su ejército; a otros los pondrá a cultivar sus tierras y a recoger sus cosechas; a otros los dedicará a fabricar armas y equipo para sus carros de guerra.