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Éxodo 32:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 quien las tomó y las fundió, y trabajó el oro hasta darle la forma de un becerro. Al verlo, el pueblo dijo: —¡Israel, aquí tienes a tu dios que te sacó de Egipto!

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Biblia Reina Valera 1960

4 y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces Aarón tomó el oro, lo fundió y lo moldeó hasta darle la forma de un becerro. Cuando los israelitas vieron el becerro de oro, exclamaron: «¡Oh Israel, estos son los dioses que te sacaron de la tierra de Egipto!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El los recibió y fabricó un ternero de metal batido. Entonces exclamaron: 'Israel, aquí están tus dioses que te han sacado de Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Él los tomó de sus manos e hizo un becerro de fundición° y acabó de modelarlo con un buril. Entonces ellos exclamaron: ¡Éstos son tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Él los recibió de sus manos, los hizo fundir en un molde y con el metal fundido fabricó un becerro. Entonces ellos gritaron: '¡Éste es tu dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto!'.

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Éxodo 32:4
36 Referans Kwoze  

Después de preguntar a sus consejeros, Jeroboán decidió hacer dos becerros de oro. Entonces dijo al pueblo: —Israelitas, ya habéis ido bastante a Jerusalén. Aquí tenéis a los dioses que os sacaron de Egipto.


Además, el día quince del mes octavo, fecha que eligió según su capricho, estableció una fiesta religiosa parecida a la que se celebraba en Judá. Y el propio Joroboán acudió a Betel y a Dan para ofrecer sacrificios a los becerros de oro que había mandado fabricar. Luego quemó incienso en el altar, y nombró sacerdotes para los santuarios que había construido.


Por eso ordenó que se celebrara una fiesta en honor de Baal. Envió luego mensajeros a todo Israel y acudieron todos los adoradores de Baal. No faltó ninguno de ellos, por lo que el templo se llenó completamente.


Pero Jehú siguió pecando, como lo había hecho Jeroboán, hijo de Nabat, e hizo pecar a los israelitas al seguir adorando a los becerros de oro que había en Dan y en Betel.


Y ahora vosotros queréis enfrentaros al reino de Dios, ejercido por los descendientes de David, confiando en que sois muchos y en que os ayudarán esos becerros de oro que os fabricó Jeroboán para que fueran vuestros dioses.


—Yo soy tu Dios; yo te saqué de Egipto, donde eras esclavo.


No fabriquéis ídolos de oro o plata para adorarlos en lugar de adorarme a mí.


No harás esculturas ni imágenes de nada que esté allá arriba en el cielo, aquí abajo en la tierra o en lo profundo del mar.


Harás que el joyero enmarque en oro cada piedra y les pondrá dos cordones de oro puro; grabará sobre ellas los nombres de las tribus de Israel como se graba un sello, y las colocará en la túnica de Aarón sobre los hombros. Esas piedras estarán allí para que cuando Aarón se presente ante mí llevando sobre sus hombros los nombres de las doce tribus de Israel, yo me acuerde de ellos.


Deberás tomar también dos piedras de ónice multicolor y grabar en ellas los nombres de las doce tribus de Israel,


Como Moisés tardaba mucho en bajar del monte Sinaí, los israelitas se reunieron todos con Aarón y le dijeron: —Moisés nos sacó de Egipto, pero ahora no sabemos qué le ha sucedido. Es mejor que nos hagas un dios, para que sea nuestro guía y protector.


Entonces les pedí oro y ellos me lo trajeron. Yo tan solo eché el oro al fuego, y salió este becerro.


Todos se desprendieron de las joyas que tenían y se las llevaron a Aarón,


Y por haber adorado al becerro que hizo Aarón, Dios los castigó.


Cuando Aarón vio esto, construyó un altar delante del becerro, y anunció al pueblo: —¡Mañana tendremos una fiesta en honor de nuestro Dios!


Entonces Dios dijo a Moisés: —Baja ya del monte, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un becerro de oro y lo están adorando. Le han ofrecido sacrificios y dicen que ese becerro soy yo, el que os sacó de Egipto. Los he estado observando y me he dado cuenta de que son muy tercos.


Entonces consideraréis como basura las imágenes de oro y plata de vuestros ídolos,


Hay quienes gastan oro y plata en abundancia para contratar un artesano que les fabrique un dios. Luego se arrodillan ante él para adorarlo.


Los habitantes de Samaría se sienten orgullosos del toro que adoran en Bet-Avén. Pero vendrá el ejército asirio y se llevará ese ídolo a su país como un regalo para su rey. Por eso los israelitas, junto con sus sacerdotes, sienten temor y se lamentan por perder ese ídolo ahora que es llevado al destierro.


¡Y todavía sigue pecando! Sus artesanos fabrican ídolos de plata con una gran habilidad. Luego hacen ofrendas a sus ídolos y rinden homenaje a toros de metal.


Así que, si somos linaje de Dios, no es posible que él sea como una de esas estatuas de oro, de plata o de piedra que son simple obra de arte o del ingenio humano.


Hicieron entonces una estatua con forma de becerro y sacrificaron animales para rendir culto al ídolo y hacer fiesta en honor de algo que habían fabricado con sus propias manos.


Ni debemos adorar a los ídolos, como hicieron algunos. Así dicen las Escrituras: «La gente se sentó a comer y beber, y luego se puso a bailar en honor de los ídolos».


Al llegar adonde estabais vosotros, vi cómo habíais pecado contra Dios: os habíais hecho un ídolo con forma de toro y lo estabais adorando, abandonando muy pronto el camino que Dios os había señalado.


Pero una sola cosa os pido: que cada uno me entregue un anillo del botín capturado. Y es que los madianitas, como otra gente que vivía en el desierto, usaban anillos de oro.


Con todo ese oro, Gedeón hizo una estatua y la colocó en Ofrá, su ciudad. Todos los israelitas iban a adorar a esa estatua siendo así infieles a Dios. Para Gedeón y su familia esto se convirtió en una trampa.


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