Éxodo 32:11 - Biblia Lenguaje Básico11 Moisés trató de calmar a Dios, y le dijo: —Dios mío, ¡no descargues tu ira contra este pueblo! ¡Tú mismo lo sacaste de Egipto usando tu gran poder! Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 196011 Entonces Moisés oró en presencia de Jehová su Dios, y dijo: Oh Jehová, ¿por qué se encenderá tu furor contra tu pueblo, que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente11 Pero Moisés trató de apaciguar al Señor su Dios. —¡Oh Señor! —le dijo—, ¿por qué estás tan enojado con tu propio pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto con tan gran poder y mano fuerte? Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)11 Moisés suplicó a Yavé, su Dios, con estas palabras: 'Oh Yavé, ¿cómo podrías enojarte con tu pueblo, después de todos los prodigios que hiciste para sacarlo de Egipto?' Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion11 Pero Moisés suplicó en presencia de YHVH su Dios, y dijo: Oh YHVH, ¿por qué se ha de encender tu ira contra tu pueblo, al cual sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y con mano fuerte? Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 197511 Moisés trató de apaciguar la faz de Yahveh, su Dios, diciendo: '¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, al que sacaste del país de Egipto con gran poder y mano fuerte? Gade chapit la |
Entonces Dios dijo a Moisés: —Baja ya del monte, porque el pueblo que sacaste de Egipto se está portando muy mal. ¡Qué pronto se han olvidado de obedecerme! Han fabricado un becerro de oro y lo están adorando. Le han ofrecido sacrificios y dicen que ese becerro soy yo, el que os sacó de Egipto. Los he estado observando y me he dado cuenta de que son muy tercos.
Señor y Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo que está mal, pero te rogamos que ya no te enfades contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros antepasados. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!
Que vengan los sacerdotes, los servidores de Dios. Que se presenten ante el altar, y con lágrimas en los ojos oren de esta manera: «¡Dios nuestro, perdona a tu pueblo! ¡No permitas que las naciones nos desprecien y nos humillen! No permitas que se burlen de nosotros diciendo: ¿dónde está vuestro Dios?».
Pero Moisés contestó: —Si actúas así, lo van a saber los egipcios, que te vieron sacar de su país a los israelitas. Entonces los egipcios se lo contarán a las otras naciones, y ellas van a decir: «Dios no pudo llevar a su pueblo al territorio que les prometió. Por eso los ha hecho morir en el desierto». Todos saben que tú cuidas a este pueblo. Saben que tu nube está sobre ellos y los guía, durante el día con una columna de nube y durante la noche con una columna de fuego; también saben que tu pueblo puede verte cara a cara.