Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Éxodo 3:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Por eso he venido a librarlos del poder egipcio. Los voy a llevar a una región muy grande y fértil que mana leche y miel. Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Por eso he descendido para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 y por esta razón estoy bajando, para librarlo del poder de los egipcios y para hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y miel, al territorio de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Descenderé, pues, para librarlo de mano de los egipcios y para hacerlo subir de ese país a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel,° al lugar del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 He bajado para liberarlo de la mano de los egipcios y subirlo de ese país a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizeos, los jiveos y los jebuseos.

Gade chapit la Kopi




Éxodo 3:8
54 Referans Kwoze  

Pero cuando Dios bajó a ver lo que estaban construyendo,


Así que voy a bajar y confundiré su idioma, para que no se puedan entender».


pero Dios le dijo: —Quiero que sepas que tus descendientes irán a vivir a un país extranjero. Allí los harán trabajar como esclavos y los maltratarán durante cuatrocientos años.


Sin embargo, yo castigaré a ese país y haré que al final tus descendientes salgan de allí con grandes riquezas.


Iré allí y veré con mis propios ojos si es verdad todo lo que me han dicho.


Ante esto, su padre les dijo: —Pues si no hay otra solución, tomad a vuestro hermano y volved con él adonde está ese hombre. Pero haced lo siguiente: Llenad vuestros sacos con los mejores productos de nuestro país para regalárselos. Llevadle bálsamo, un poco de miel, algunas especias, y mirra, pistachos y almendras. Llevad también doble cantidad de dinero, pues tenéis que entregar el que os devolvieron en vuestros sacos. Tal vez lo pusieron allí por error.


Algún tiempo después, José dijo a sus hermanos: —Ya me falta poco para morir. Pero podéis estar seguros de que Dios vendrá a ayudaros y os hará volver a la tierra que, bajo juramento, prometió darles a Abrahán, a Isaac y a Jacob. Tenéis que jurarme que cuando esto ocurra os llevaréis de aquí mis restos.


Como viste que te era fiel, no dudaste en prometerle que harías de sus descendientes los dueños de un gran territorio. Ese territorio lo ocupaban los cananeos y los hititas, los amorreos y los fereceos, los jebuseos y los guirgaseos. ¡Y tú cumpliste la promesa! ¡En ti se puede confiar!


con esa gente que dice: «Lo que nos sobra son palabras; con ellas conseguimos triunfar. ¡Nadie podrá dominarnos!».


Pero tú mismo, Dios mío, has dicho que el grito de los pobres y la opresión de los humildes van a hacer que entres en acción y salves a quienes así te lo piden.


Dios envía a su ángel para que salve del peligro a todos los que le honran.


Cuando me llame, le responderé y estaré con él en su angustia; lo libraré y lo llenaré de honores,


Y ese mismo día Dios sacó de Egipto a su pueblo.


Diles que les prometo librarlos de su esclavitud, sacarlos de Egipto y llevarlos a Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. ¡Es un país tan fértil que mana leche y miel, en el que siempre hay abundancia de alimentos!


Si obedecéis todo lo que hoy os he ordenado, yo expulsaré ante vosotros a todos los pueblos del país donde vais a entrar.


Desde que vine a Egipto y le di al faraón tu mensaje, él no ha dejado de maltratar a tu pueblo; sin embargo, tú no haces nada para liberarlo.


Después os llevaré a un país parecido al vuestro, donde hay trigo, viñedos, olivos y miel.


¡Dios nuestro, cómo quisiéramos que abrieras el cielo y bajaras, haciendo temblar los montes ante ti! Así tus enemigos te reconocerían como el único Dios. ¡Cómo quisiéramos que bajaras como el fuego que hace hervir el agua y quema la paja! Así las naciones temblarían ante ti.


Solo así yo cumpliría el juramento que hice a vuestros antepasados: darles un país muy fértil, que mana leche y miel, donde siempre habría abundancia de alimentos. ¡Y ese es el país que vosotros ocupáis ahora! Entonces yo respondí: —Que así sea, Dios mío.


Fui yo quien los trajo a esta buena tierra, donde hay comida en abundancia. Pero habéis llegado vosotros y lo habéis ensuciado todo, ¡convirtiendo mi tierra en un lugar asqueroso!


Tú nos diste una tierra tan fértil que mana leche y miel, en la que siempre hay abundancia de alimentos, tal como se lo habías prometido a nuestros antepasados.


Ese mismo día les prometí sacarlos de Egipto y llevarlos al país que yo mismo había buscado para ellos, ¡una tierra donde mana leche y miel, donde siempre hay abundancia de alimentos!


Por eso yo os entrego el territorio donde ellos viven ahora. Es una tierra que mana leche y miel donde siempre tendréis abundancia de alimentos. Y no olvidéis que yo soy vuestro Dios, y que os he separado de los otros pueblos.


Fijaos en el país y en la gente que allí vive, comprobad si es gente fuerte o débil, y si son muchos o pocos.


Fijaos también en cómo han construido sus ciudades, y si son fuertes o frágiles como tiendas de campaña. Comprobad si su territorio tiene árboles, si es fértil y da muchos frutos, o si es malo y sin frutos. No tengáis miedo y traed de allí algunos frutos del país. Comenzaban a madurar las uvas,


Y este fue el informe que dieron [a Moisés]: —Hemos ido al territorio adonde nos enviaste. Es un territorio muy fértil que mana leche y miel. Mira, estos son los frutos que allí se producen.


Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre.


Porque no he bajado del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios que es mi Padre, pues fue él quien me envió.


Allí tomaron algunos de los frutos de esa región y nos informaron de que el territorio que nuestro Dios nos iba a dar era realmente extraordinario.


así que levantad el campamento y dirigíos hacia las montañas, donde viven los amorreos, y hacia las regiones de alrededor. Dirigíos al Arabá, a las montañas, a los valles y al desierto del sur, a la región costera, al territorio cananeo y al Líbano, hasta que lleguéis al gran río Éufrates.


Cuando ya estéis en la tierra que Dios prometió dar a vuestros antepasados, él os tratará con bondad. Hará que tengáis muchos hijos y que vuestros ganados se multipliquen; hará también que todo lo que sembréis produzca una cosecha abundante.


Escuchad, pues, israelitas, estos mandamientos y esforzaos en cumplirlos para que lleguéis a ser un pueblo muy numeroso y tengáis plena felicidad en esta tierra que Dios prometió a vuestros antepasados, una tierra que mana leche y miel, pues siempre hay en ella abundancia de alimentos.


Moisés continuó diciendo: —Vuestro Dios os hará entrar en la tierra que os va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que vosotros: los hititas, los guirgaseos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.


Como los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto, ya habían muerto todos los adultos que habían salido de Egipto. Por haber desobedecido a Dios, él juró que no les dejaría ver la fértil tierra que había prometido dar a sus antepasados, una tierra que mana leche y miel, donde abundan los mejores alimentos.


Los reyes de los pueblos de Canaán se enteraron de que los israelitas habían derrotado a sus enemigos.


Entonces los israelitas les preguntaron: —¿Por qué queréis hacer un pacto con nosotros? ¿Cómo podemos saber que no vivís cerca de aquí?


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite