Éxodo 3:7 - Biblia Lenguaje Básico7 Pero Dios siguió diciéndole: —Yo sé muy bien que mi pueblo Israel está sufriendo mucho en Egipto. He escuchado sus gritos pidiéndome ayuda y he visto cómo los egipcios los maltratan. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19607 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente7 Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)7 Yavé dijo: 'He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos, Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion7 Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19757 Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he oído las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias. Gade chapit la |
Jazael destruyó el ejército de Joacaz y solo le dejó cincuenta jinetes, diez carros de combate y diez mil soldados de infantería. Preocupado por esto, Joacaz oró a Dios, pues Jazael estaba haciendo sufrir mucho a los israelitas. En respuesta a su oración, Dios envió a un hombre que los libró del poder de los sirios, y así volvió a reinar la paz en los hogares israelitas. Sin embargo, los israelitas no dejaron de cometer los mismos pecados que la familia de Jeroboán había hecho cometer a Israel. Al contrario, continuaron pecando y no quitaron de Samaría la imagen de la diosa Astarté.
—Vuelve y dile al rey que yo, el Dios de su antepasado David, he escuchado su oración y he visto sus lágrimas. Dile que voy a sanarlo y que le concederé quince años más de vida. Dentro de tres días ya podrá venir a mi Templo para adorarme. Además, por amor a mí mismo y a David, que me ha sido fiel en todo, salvaré a Ezequías y a Jerusalén del poder del rey de Asiria.