17 Diles que les prometo librarlos de su esclavitud, sacarlos de Egipto y llevarlos a Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. ¡Es un país tan fértil que mana leche y miel, en el que siempre hay abundancia de alimentos!
17 y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
17 Prometí rescatarlos de la opresión que sufren en Egipto. Los llevaré a una tierra donde fluyen la leche y la miel, la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos’”.
17 He decidido sacarlos de esta opresión en Egipto y trasladarlos a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos.
17 Y he dicho: Os haré subir de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
17 y he dicho: yo os subiré de la humillación de Egipto a la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizeos, de los jiveos y de los jebuseos, a un país que mana leche y miel'.
Algún tiempo después, José dijo a sus hermanos: —Ya me falta poco para morir. Pero podéis estar seguros de que Dios vendrá a ayudaros y os hará volver a la tierra que, bajo juramento, prometió darles a Abrahán, a Isaac y a Jacob. Tenéis que jurarme que cuando esto ocurra os llevaréis de aquí mis restos.
Así que vete y lleva este pueblo al país que prometí darles. Mi ángel te guiará. Pero cuando llegue el momento indicado, los castigaré por lo que han hecho.
Así que vete y diles a los israelitas que yo soy su Dios, el que les va a liberar de la opresión de los egipcios y les va a librar de la esclavitud que ahora tienen que soportar; diles que con gran poder los rescataré y que castigaré duramente a los egipcios.
Solo así yo cumpliría el juramento que hice a vuestros antepasados: darles un país muy fértil, que mana leche y miel, donde siempre habría abundancia de alimentos. ¡Y ese es el país que vosotros ocupáis ahora! Entonces yo respondí: —Que así sea, Dios mío.
Tú nos diste una tierra tan fértil que mana leche y miel, en la que siempre hay abundancia de alimentos, tal como se lo habías prometido a nuestros antepasados.
Ese mismo día les prometí sacarlos de Egipto y llevarlos al país que yo mismo había buscado para ellos, ¡una tierra donde mana leche y miel, donde siempre hay abundancia de alimentos!
Por eso yo os entrego el territorio donde ellos viven ahora. Es una tierra que mana leche y miel donde siempre tendréis abundancia de alimentos. Y no olvidéis que yo soy vuestro Dios, y que os he separado de los otros pueblos.
Y este fue el informe que dieron [a Moisés]: —Hemos ido al territorio adonde nos enviaste. Es un territorio muy fértil que mana leche y miel. Mira, estos son los frutos que allí se producen.
Escuchad, pues, israelitas, estos mandamientos y esforzaos en cumplirlos para que lleguéis a ser un pueblo muy numeroso y tengáis plena felicidad en esta tierra que Dios prometió a vuestros antepasados, una tierra que mana leche y miel, pues siempre hay en ella abundancia de alimentos.
Luego cruzasteis el río Jordán y llegasteis hasta Jericó. Los habitantes de Jericó y todos los pueblos de Canaán lucharon contra vosotros, pero yo hice que vosotros los vencierais.
Como los israelitas anduvieron cuarenta años por el desierto, ya habían muerto todos los adultos que habían salido de Egipto. Por haber desobedecido a Dios, él juró que no les dejaría ver la fértil tierra que había prometido dar a sus antepasados, una tierra que mana leche y miel, donde abundan los mejores alimentos.