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Éxodo 23:21 - Biblia Lenguaje Básico

21 Obedécelo y haz lo que él te diga, porque yo mismo le he dado autoridad para actuar en mi lugar; y no perdonará tu rebeldía.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Préstale mucha atención y obedece sus instrucciones. No te rebeles contra él, porque es mi representante y no perdonará tu rebelión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Anda derecho en su presencia y hazle caso: no le seas rebelde. Sepas que no perdonará tus faltas, pues en él está mi Nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Guárdate en su presencia y obedece su voz. No te rebeles en su contra, pues no cargará con vuestra transgresión, porque mi Nombre está en sus entrañas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Acátalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, pues en él está mi nombre y no perdonará vuestras transgresiones.

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Éxodo 23:21
41 Referans Kwoze  

así evitaréis que se enfade, pues fácilmente se enfurece y podría quitaros la vida. ¡Felices los que en él confían!


¡Bendito seas por siempre! Que tu grandeza llene toda la tierra ¡Amén, amén!


Muchas veces, en el desierto, se rebelaron contra Dios y lo hicieron ponerse triste.


Pero pusieron a Dios a prueba: se rebelaron contra el Dios altísimo y desobedecieron sus mandatos;


¡Déjalos en ridículo para siempre! ¡Déjalos en ridículo y acaba con ellos!


Dios le contestó: —Diles que soy el Dios eterno, y que me llamo Yo soy. Diles a todos que yo soy el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Así que ve a Egipto y reúne a los jefes de Israel. Cuéntales que yo, su Dios, me he aparecido a ti, y que sé muy bien cómo están sufriendo en Egipto.


Así que vete y lleva este pueblo al país que prometí darles. Mi ángel te guiará. Pero cuando llegue el momento indicado, los castigaré por lo que han hecho.


Tus antepasados me conocieron con el nombre de Dios todopoderoso, pero no por mi verdadero nombre, que es Yo soy.


Yo soy el Dios todopoderoso. Ese es mi nombre. No permito que otros dioses reciban la honra y la alabanza que solo yo merezco recibir.


así todo el mundo sabrá que yo soy el único Dios.


Soy yo, el Dios excelso quien lo digo, yo que vivo por siempre; yo que vivo en un lugar alto y sagrado, pero que también estoy con los pobres y animo a los humildes y afligidos.


Dios mismo os va a dar una señal: La joven está embarazada, y pronto tendrá un hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros».


Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo: a ese niño se le ha dado el poder de gobernar; y recibirá estos nombres: Consejero Admirable, Dios Invencible, Padre Eterno, Príncipe de Paz.


Él se sentará en el trono de David, y reinará sobre todo el mundo y por siempre habrá paz. Su reino será invencible, y para siempre reinarán la justicia y el derecho. Esto lo hará el Dios todopoderoso por el gran amor que nos tiene.


y le pondrán por nombre «Dios es nuestro salvador». Durante su reinado mi pueblo vivirá en paz y libertad.


¿Qué te hace pensar, Jerusalén, que voy a perdonarte? ¡Tus hijos me han abandonado y han jurado por dioses falsos! Yo les di todo lo que necesitaban, pero ellos me fueron infieles; ¡no hubo uno solo de ellos que no corriera tras dioses falsos!


Pues mirad —dice el Dios todopoderoso—, yo voy a enviar un mensajero para que me prepare el camino. Es el mensajero del pacto a quien vosotros buscáis y deseáis, y que llegará a mi Templo cuando menos lo esperéis. Mi mensajero ya viene. Pero, cuando llegue, nadie va a poder resistir su presencia. ¡Ese día nadie va a poder mantenerse en pie! Mi mensajero es como el fuego que purifica los metales; es como el jabón que limpia la suciedad.


y le dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo este pueblo me seguirá ofendiendo? ¿Hasta cuándo seguirá sin creer en mí a pesar de los milagros que he hecho delante de ellos?


Mientras Pedro hablaba, una nube brillante bajó del cielo y los cubrió. Desde la nube se oyó una voz que decía: —Este es mi Hijo, yo lo amo mucho y estoy muy contento con él. Debéis escuchar lo que dice.


Mi Padre y yo somos uno solo.


Pero si lo hago, fiaros de mis obras, aunque no queráis fiaros de mis palabras. Así, de una vez por todas, sabréis que mi Padre y yo somos uno solo.


para que todos me honren como le honran a él. Cuando alguien no me honra, tampoco honra a mi Padre, que me envió.


No hagáis que se ponga triste el Espíritu Santo de Dios, que es como un sello de identidad que Dios puso en vosotros, para reconoceros cuando llegue el día de la liberación.


Si alguno no cumple esas órdenes, Dios le castigará.


Nunca olvidéis esto: Desde el día en que salisteis de Egipto, hasta el día de hoy, siempre habéis sido rebeldes a Dios. Cuando estabais en el desierto, y también en el monte Horeb, hicisteis que Dios se enfureciera con vosotros y a punto estuvo de aniquilaros.


Cristo, que se ha hecho hombre, es completamente igual a Dios


Tened cuidado con no rechazar a Dios, que os habla. Porque si los israelitas que lo rechazaron cuando les hablaba aquí en la tierra no se libraron del castigo, mucho menos nos libraremos nosotros cuando nos llama la atención desde el cielo.


¿Y quiénes fueron los que, habiendo escuchado a Dios, se rebelaron contra él? ¡Pues todos aquellos que Moisés sacó de Egipto!


Josué les dijo: —No es fácil estar siempre al servicio de nuestro Dios porque es un Dios que no acepta rivales y no tolerará vuestros pecados y rebeldías.


Si alguno ve que un hermano comete un pecado que no lleva a la muerte, debe orar por ese hermano, para que Dios le dé vida. Pero debe tratarse de un pecado que no lleve a la muerte. Porque hay pecados que llevan a la muerte y os digo que no se debe orar por quienes cometen esa clase de pecados.


Yo soy el principio y el fin —dice el Señor, que es Dios—, el que existe, siempre ha existido y está a punto de llegar, el que todo lo puede.


Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna: Yo soy el primero y el último, el que había muerto, pero ha resucitado. Escucha bien lo que te voy a decir:


Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Yo soy el Santo, el que dice la Verdad. Yo tengo en mi poder la llave de David. Cuando abro una puerta, nadie puede volver a cerrarla; y cuando la cierro, nadie puede volver a abrirla. Escucha lo que te voy a decir:


El ángel le contestó: —Mi nombre es un secreto; ¿para qué me lo preguntas?


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