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Éxodo 23:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 No hagas el mal, solo porque la mayoría de la gente lo hace, ni declares en un juicio a favor de la mayoría si con ello estás cometiendo una injusticia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 »No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 No sigas a la mayoría para obrar mal; no desviarás de la justicia para decir lo que todos dicen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 No seguirás a la mayoría para hacer mal, ni testificarás sobre contienda alguna, inclinándote a la mayoría para pervertir la justicia;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 No te dejes arrastrar por la mayoría para hacer el mal, ni violentes la justicia en un proceso por seguir la opinión de la mayoría,

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Éxodo 23:2
36 Referans Kwoze  

Estaban a punto de irse a dormir cuando llegaron todos los hombres de la ciudad, los jóvenes y los viejos, y rodearon la casa.


Entonces Dios dijo a Noé: —Entre toda la gente de este tiempo, he visto que tú eres el único hombre bueno. Por eso, entra en el arca con toda tu familia.


Él contestó: —Estoy deseando defender tu nombre, pues tú eres el Dios todopoderoso. El pueblo de Israel ha abandonado el pacto que tiene contigo, ha destruido tus altares y ha matado a tus profetas. Solo yo estoy vivo, pero me están buscando para matarme.


Así el rey gobernará a tu pueblo con justicia, a la gente humilde con rectitud,


Tú, sin embargo, hijo mío, no sigas su mal ejemplo y apártate de su conducta,


Está muy mal que en un juicio se declare inocente al malvado y no se haga justicia al inocente.


No te juntes con gente malvada ni sigas su mal ejemplo.


Como ellos estaban muy enfadados con Jeremías, mandaron que lo azotaran y que lo encerraran en la casa del secretario Jonatán, que habían convertido en prisión.


Entonces el rey Sedecías ordenó que encerraran a Jeremías en el patio de la guardia, y ordenó también que todos los días, mientras hubiera pan en la ciudad, le llevaran pan fresco del que vendían en la calle de los Panaderos. Y así Jeremías quedó encerrado en el patio de la guardia.


—Majestad, esta gente está tratando a Jeremías con mucha crueldad. Lo han echado en el pozo, y allí se va a morir de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad.


Y Dios me respondió: —La gente de Israel y de Judá ha pecado mucho. Ellos creen que yo los he abandonado y que por eso no me fijo en lo que hacen. Han manchado todo el país con la sangre de sus crímenes y han llenado toda la ciudad con sus injusticias.


Si tenéis que resolver algún asunto legal, no seáis injustos, favoreciendo a alguien, tanto si es pobre como si es rico.


—¿Acaso consideráis justo vivir en casas lujosas mientras mi Templo está en ruinas?


Pilato quería quedar bien con la gente, así que dejó en libertad a Barrabás. Luego ordenó que azotaran a Jesús con un látigo y que lo crucificaran.


Dos años después, Félix dejó de ser el gobernador; en su lugar empezó a gobernar Porcio Festo. Pero, como Félix quería quedar bien con los judíos, dejó preso a Pablo.


Como Festo quería quedar bien con los judíos, preguntó a Pablo: —¿Te gustaría ir a Jerusalén para que yo te juzgue allí?


Dios ya lo ha dicho y ellos lo saben: quienes hacen esto merecen la muerte. Y a pesar de eso, no solo siguen haciéndolo, sino que felicitan a quienes también lo hacen.


No maltratéis a los inmigrantes ni a los huérfanos. Si prestáis algo a una viuda, no le exijáis su ropa como garantía de pago.


Pero si no queréis servirle, decidid hoy a quién queréis servir. Tendréis que elegir entre los dioses a quienes vuestros antepasados adoraron en Mesopotamia, y los dioses de los amorreos en cuyo territorio vivís ahora. En cuanto a mi familia y a mí hemos decidido servir a nuestro Dios.


Saúl dijo a Samuel: —Tienes razón. Mi pecado ha sido no obedecer a Dios y no seguir tus instrucciones. Pero es que tuve miedo al pueblo y me sometí a su voluntad.


Pero dejó vivo al rey Agag y a los mejores animales de los amalecitas, destruyendo solo las cosas de poco valor.


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