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Éxodo 21:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 deberán llevarlo al santuario y allí le perforarán la oreja. Con esa marca se sabrá que el esclavo pertenece a su dueño para siempre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Si decide quedarse, el amo lo presentará delante de Dios. Luego el amo lo llevará a la puerta o al marco de la puerta y públicamente le perforará la oreja con un punzón. Después de esto, el esclavo servirá a su amo de por vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 el dueño lo llevará ante Dios y acercándolo a los postes de la puerta de su casa le horadará la oreja con su punzón y este hombre quedará a su servicio para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Entonces su señor lo acercará ante ’Elohim° y lo hará llegar a la puerta o a la jamba de la puerta, y su señor le perforará la oreja con un punzón, y él le servirá para siempre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 su amo lo presentará ante Dios, luego lo llevará al batiente o a la jamba de la puerta y le perforará la oreja con un punzón; y el esclavo quedará para siempre a su servicio.

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Éxodo 21:6
24 Referans Kwoze  

Ellos le dijeron: —Si te pones al servicio del pueblo y lo tratas bien, el pueblo te servirá por siempre.


Salmo de Asaf. Dios preside el tribunal del cielo y dicta sentencia entre los dioses:


Esa noche recorreré todo Egipto y mataré a todos los primogénitos de cada familia egipcia, sean personas o animales. Yo soy el Dios de Israel, y daré su merecido a los dioses de Egipto.


Si varios hombres se pelean entre sí y, en su lucha, golpean a una mujer embarazada, se hará lo siguiente: si a la mujer no le pasa nada, pero muere el niño que llevaba en su vientre, el que resulte culpable deberá pagarle al marido de la mujer lo que él pida, siempre y cuando los jueces consideren que lo que pide es justo.


Si el esclavo dice con toda sinceridad: «Yo no quiero ser libre, pues amo a mi mujer, a mis hijos y a mi dueño»;


Si alguien vende a su hija como esclava, debe tener en cuenta que ella no saldrá libre como los esclavos varones.


No te retrases en presentarme los primeros frutos de tu cosecha de trigo y de vino, ni te olvides de entregarme a tu primer hijo


Haré que tus jueces y consejeros vuelvan a ser honrados y sinceros. Se volverá a decir que en Jerusalén se practica la justicia y que su gente me es fiel.


Nadie podrá vender de manera definitiva su propiedad familiar. La tierra es mía y vosotros sois como forasteros que estáis de paso por ella.


Él estará al servicio de su amo en calidad de trabajador y de huésped, y trabajará para él solo hasta el año de liberación.


Tus jefes más importantes parecen leones feroces; tus gobernantes parecen lobos, que atacan por la noche y no dejan nada para la mañana.


Y a los jueces elegidos les dije que fueran justos con todos por igual, sin importar si eran pobres o ricos, israelitas o extranjeros, y sin tener miedo de nada ni de nadie, pues Dios respaldaría sus decisiones. También les dije que cuando algún caso les fuera muy difícil, me lo pasaran a mí, para que yo lo juzgara.


Si el esclavo o la esclava ha recibido buen trato, y por amor a su amo y a su familia no quiere quedar libre, entonces el amo le hará un pequeño agujero en la oreja. Eso indicará que el esclavo o la esclava le pertenecen para siempre.


En todas las ciudades que os dé vuestro Dios y en cada tribu, nombraréis jueces y autoridades que deberán tratar a todos por igual. No romperéis las leyes y os portaréis con imparcialidad sin aceptar sobornos de nadie, pues los sobornos hacen que incluso una persona sabia y recta se corrompa.


Pero Ana no quiso ir con ellos y dijo a su marido: —Cuando el niño ya pueda comer solo, yo misma lo llevaré al santuario y se lo entregaré a Dios. Allí se quedará a vivir para siempre.


Por eso Aquís confiaba mucho en David, ya que pensaba: «Con lo que David está haciendo, los israelitas deben odiarlo mucho. Así que tendrá que estar siempre a mi servicio».


—¡Claro que sí! —le contestó David—. Ahora vas a ver de lo que soy capaz. —Muy bien —dijo Aquís—. Tú serás mi guardaespaldas.


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