26-27 Si alguien hiere en un ojo a su esclavo o esclava y hace que pierda el ojo, tendrá que compensarlos dejándolos en libertad. La misma ley se aplicará en caso de que les rompa un diente.
26 »Si un hombre golpea a su esclavo o a su esclava en el ojo, y debido a ello lo deja ciego de ese ojo, tendrá que darle su libertad a modo de compensación por el ojo.
Además, decían: —Somos de la misma raza que nuestros compatriotas, y nuestros hijos tienen los mismos derechos que los de ellos. Sin embargo, vamos a tener que vender a nuestros hijos como esclavos. La verdad es que algunas de nuestras hijas ya lo son y no hemos podido hacer nada para evitarlo, porque nuestros campos y viñedos ya pertenecen a otros.
También vosotros, amos, debéis tratar a vuestros esclavos con el mismo respeto y sin amenazas. Recordad que tanto vosotros como ellos pertenecéis al mismo dueño. Ese dueño es Dios, que está en el cielo, y él no tiene favoritos.