Éxodo 20:5 - Biblia Lenguaje Básico5 No te arrodillarás ante ellos ni harás cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian, Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19605 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente5 No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)5 No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso. Yo pido cuentas a hijos, nietos y biznietos por la maldad de sus padres que no me quisieron. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion5 No te postrarás ante ellos ni los servirás,° porque Yo soy YHVH tu Dios, Dios Celoso,° que visita la iniquidad de padres sobre hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que lo aborrecen, Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19755 No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian, Gade chapit la |
Dios había hecho un pacto con ellos y les había ordenado: —No deis culto a otros dioses, ni os inclinéis delante de ellos; no los alabéis ni les ofrezcáis sacrificios. Yo soy el Dios verdadero; dadme culto y ofrecedme sacrificios solo a mí, pues yo os saqué de Egipto mostrando mi gran poder. También debéis obedecer todos los mandamientos que os di por escrito. No olvidéis el pacto que hice con vosotros, ni deis culto a otros dioses. Yo os libraré del poder de vuestros enemigos.
Esa figura extendió lo que parecía ser una mano y me agarró por el pelo. Entonces una fuerza dentro de mí me levantó por los aires y me llevó a Jerusalén; una vez allí, me dejó a la entrada de la puerta interior, que da al norte. Allí habían colocado el ídolo que provoca la ira de Dios, pero allí también estaba la gloria del Dios de Israel, tal y como antes lo había visto en el valle.