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Éxodo 19:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Vosotros seréis mis sacerdotes y un pueblo consagrado a mí. Esto es lo que debes decir a los israelitas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Ustedes serán mi reino de sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los hijos de Israel».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 pero los tendré a ustedes como un reino de sacerdotes, y una nación que me es consagrada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 y vosotros me seréis un reino de sacerdotes° y una nación santa.° Estas son las palabras que hablarás a los hijos de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa'. Éstas son las palabras que dirás a los israelitas'.

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Éxodo 19:6
37 Referans Kwoze  

Y ahora tengo que dirigir a este pueblo que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que es imposible contar. Dame sabiduría para que pueda saber lo que está bien y lo que está mal. Sin tu ayuda yo no podría gobernar este pueblo.


Tú elegiste a tu pueblo de entre todas las demás naciones. ¡Somos tuyos! Así lo dijiste por medio de tu siervo Moisés, cuando sacaste de Egipto a nuestros antepasados.


Así nosotros hemos llegado a ser tu pueblo, y tú eres nuestro Dios; y esto será así por siempre.


Judá llegó a ser el lugar donde Dios puso su Templo; la tierra de Israel llegó a ser su dominio.


Les dijo: —Yo soy vuestro Dios, el que cuida de vuestra salud. Si prestáis atención a mis consejos y obedecéis estos mandamientos y estas leyes que hoy os doy, y hacéis solo lo que es bueno, no os castigaré como a los egipcios.


También debes hacer una placa de oro puro y grabar en ella, como si fuera un sello, las siguientes palabras: «Dedicado a Dios».


Se os llamará «sacerdotes de Dios», os proclamarán «siervos de nuestro de Dios». Disfrutaréis de las riquezas de las naciones os adornaréis con sus magníficas joyas.


Sus habitantes serán llamados: «Pueblo Santo, salvado por su Dios», y a Jerusalén la llamarán: «Ciudad deseada», «Ciudad no abandonada».


Y también os aseguro que elegiré a algunos de esas naciones para que sean sacerdotes y levitas en mi Templo.


Yo quise que toda la gente de Israel y de Judá se ajustaran a mi ley, así como el cinturón se ajusta a la cintura de quien lo lleva puesto. Solo así serían mi pueblo, gozarían de fama y respeto, y la gente los alabaría. ¡Pero no quisieron obedecerme! Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Lo que sí les mandé fue que me obedecieran. Solo así yo sería su Dios, y ellos serían mi pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos para que siempre les fuera bien.


que diera este mensaje al pueblo de Israel: —Yo soy vuestro Dios; por tanto sed santos porque yo soy santo.


Por eso yo os entrego el territorio donde ellos viven ahora. Es una tierra que mana leche y miel donde siempre tendréis abundancia de alimentos. Y no olvidéis que yo soy vuestro Dios, y que os he separado de los otros pueblos.


Vosotros debéis ser santos, porque yo, vuestro Dios, soy santo y os he apartado de los otros pueblos para que seáis mi pueblo.


pero no podrán entrar más allá de la cortina que separa el Lugar Santo del Lugar Santísimo; tampoco podrán acercarse a mi altar. Si lo hicieran con esos defectos, mi santuario quedaría contaminado. Yo, el Dios de Israel, los he consagrado a mi servicio.


Cuando salisteis de Egipto, yo os prometí que mi espíritu siempre os acompañaría. Ese es el pacto que hice con vosotros; así que no tengáis miedo.


Coré y su grupo se rebelaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: —¡Ya estamos hartos de que os creáis nuestros jefes! Dios está con todo el pueblo, y a todos nos ha elegido para servirle. ¿Por qué queréis hacerlo todo vosotros?


Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con vosotros, os pido que dediquéis toda la vida a servirle y a hacer todo lo que le agrada. Así es como se le debe adorar.


Vosotros sois el templo santo de Dios. A cualquiera que destruya ese templo, Dios también lo destruirá.


Si un animal se muere, no comáis su carne, pues sois un pueblo que pertenece a Dios. Podréis, sin embargo, dársela a cualquier inmigrante que viva entre vosotros o vendérsela a uno de fuera que esté de paso. No deberéis cocinar un cabrito hirviéndolo en la leche de su madre.


Vuestro Dios hará de vosotros el país más famoso y poderoso de toda la tierra, para que seáis un pueblo consagrado a él, tal como os lo ha prometido.


Si obedecéis a Dios en todo, él cumplirá su promesa y hará de vosotros un pueblo consagrado a él.


Vosotros sois un pueblo apartado especialmente para Dios. Él os eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fuerais el pueblo de su propiedad.


Con la autoridad que me da el Señor Jesús, os encargo que leáis esta carta a todos los hermanos.


Pero vosotros «sois miembros escogidos de la familia de Dios, sois sacerdotes y reyes, sois su pueblo. Para que anunciarais su grandeza», Dios mismo os sacó de la oscuridad del pecado y os hizo entrar en su luz maravillosa.


Además, Cristo nos permite gobernar como reyes y nos ha puesto como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, a él le pertenece la gloria y el poder por siempre. Amén.


Has formado con ellos un reino y los has hecho sacerdotes para nuestro Dios; ellos gobernarán la tierra.


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