14 Más tarde, Dios dijo a Moisés: —Escribe en un libro todo lo ocurrido en esta batalla, para que nadie lo olvide. Y dile a Josué que yo haré que nadie vuelva a acordarse de los amalecitas.
14 Después de la victoria, el Señor dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”».
14 Entonces Yavé dijo a Moisés: 'Escribe todo esto en un libro para que sirva de recuerdo, y dile a Josué que yo no dejaré ni el recuerdo de Amalec debajo de los cielos.
14 Dijo YHVH a Moisés: Escribe esto como recordatorio en un rollo, y ponlo en conocimiento de Josué: Yo borraré del todo la memoria de Amalec de debajo de los cielos.°
14 Yahveh dijo entonces a Moisés: 'Escribe esto en el libro para recuerdo, y di a Josué que yo borraré totalmente la memoria de Amalec de debajo de los cielos'.
Después de la muerte de Saúl, David salió a luchar contra los amalecitas y los derrotó. A continuación regresó a Siclag y se quedó allí dos días. Al tercer día, llegó a Siclag uno de los soldados de Saúl. Venía con la ropa toda desgarrada y la cabeza cubierta de polvo. Cuando llegó ante David, se inclinó tocando el suelo con la frente en señal de respeto.
Algo parecido hicieron quinientos hombres de los descendientes de Simeón. Bajo las órdenes de Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Jisí, se fueron a vivir al monte de Seír. Cuando llegaron a ese lugar, mataron a los amalecitas que aún quedaban allí.
¿Cómo podríamos, entonces, volver a desobedecerte casándonos con mujeres de esos pueblos que practican cosas tan horribles? ¡De ninguna manera! Porque entonces te enfadarías tanto con nosotros que nos destruirías incluso a los pocos que quedamos.
Esta fiesta será para vosotros como una marca en la mano o en la frente. Os hará recordar que Dios, con su gran poder, os sacó de Egipto. Por eso, nunca debéis olvidaros de su ley.
Moisés escribió allí todo lo que Dios le dijo. Al día siguiente, se levantó muy temprano y construyó un altar al pie del monte. Además, colocó doce piedras que representaban a las doce tribus de Israel.
—Jeremías, ve, y consigue un rollo de cuero para escribir y escribe en él todo lo que te he dicho acerca de Israel, de Judá y de las otras naciones. Escribe todo lo que ha sucedido desde la época del rey Josías hasta hoy.
Dicho esto, Balaán dirigió su mirada hacia donde estaba el pueblo de Amalec y entonó esta canción: «Amalec es nación poderosa, más poderosa que todas. Pero pronto será destruida».
Dios mandó a Moisés que hiciera una lista de todos los lugares por los que pasaran. Y estos son los lugares desde los que fueron saliendo y en los que fueron acampando:
Moisés puso por escrito esta ley, y entregó el texto escrito a los jefes israelitas y a los sacerdotes, que eran los encargados de transportar el Arca del pacto.
vosotros contestaréis que, cuando los sacerdotes entraron en el río con el Arca del pacto, las aguas del Jordán dejaron de correr. Así que estas piedras les recordarán siempre a los israelitas lo que Dios hizo aquí.
Al cabo de tres días David y sus hombres llegaron a Siclag y descubrieron que los amalecitas habían hecho una incursión por el desierto del sur y habían atacado a Siclag incendiándola. No habían matado a nadie, pero se habían llevado como esclavos a mujeres, ancianos y niños. Entre las mujeres, se habían llevado a Ajinoán y a Abigail, las esposas de David. Al ver esto, David y sus hombres se echaron a llorar desconsoladamente y así estuvieron hasta que ya no tuvieron más fuerzas.
Al amanecer, David los atacó, y la batalla duró hasta la noche. David mató a todos los amalecitas. Solo se salvaron cuatrocientos jóvenes que montaron en camellos y lograron escapar.