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Éxodo 15:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Pero tú soplaste con fuerza y los hundiste en el mar. ¡En medio de las aguas poderosas se hundieron como plomo!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pero tú soplaste con tu aliento, y el mar los cubrió. Se hundieron como plomo en las poderosas aguas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Mandaste tu soplo y el mar los cubrió, y se hundieron como plomo en las aguas majestuosas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Pero soplaste con tu viento, Y los cubrió el mar, Se hundieron como el plomo En las aguas impetuosas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Soplaste con tu aliento y el mar los cubrió, se hundieron, como plomo, en las procelosas aguas.

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Éxodo 15:10
16 Referans Kwoze  

Dios tuvo compasión de Noé y de todos los animales domésticos y salvajes que estaban con él en el arca. Por eso hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra, para que bajara el agua.


Luego la lucha se extendió por toda la región y fueron más los que murieron atrapados en el bosque que los que murieron a filo de espada.


Ante nuestros antepasados dividiste el mar en dos para que cruzaran por tierra seca. Pero a sus perseguidores egipcios los hundiste en el agua; los hiciste caer como piedras hasta el fondo del mar


Dios nos trae las nubes desde lo más lejano de la tierra. Dios nos manda los relámpagos que anuncian la lluvia. Dios saca el viento del lugar donde lo tiene guardado.


Pero Dios da una orden y el hielo se derrite; hace que el viento sople, y el agua vuelve a correr.


Moisés, entonces, extendió su brazo sobre el mar, y Dios hizo que un fuerte viento soplara durante toda la noche. El viento partió el mar en dos, y en medio dejó un camino de tierra seca.


Todos ellos se hundieron como piedras en lo más profundo del mar.


Al cielo nadie ha subido; del cielo nadie ha bajado. No hay nadie que pueda retener el viento en su puño, ni envolver el mar en su manto. Nadie sabe quién puso los límites de la tierra; nadie conoce su nombre, ni sabe quién es su hijo.


Dios secará el mar de los Juncos. Enviará un viento caluroso sobre el río Éufrates, y lo dividirá en siete riachuelos para que lo puedan cruzar a pie.


Basta una palabra de Dios para que retumbe la tormenta en el cielo y aparezcan las nubes en el horizonte. En medio de fuertes relámpagos, y de vientos huracanados, Dios hace que llueva.


Y al faraón de Egipto ponedle este mote: «Ruido que llega a destiempo».


Porque yo soy quien hizo el viento y las montañas; yo soy quien convierte la luz del día en oscuridad; yo soy quien comunica sus planes a la humanidad entera; yo soy el que camina por las alturas de la tierra. Mi nombre es «el Señor», el Dios todopoderoso.


Los discípulos preguntaban asombrados: —¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas le obedecen?


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