28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.
28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas.
28 Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo.
28 Las aguas retornaron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar. No quedó ni uno de ellos.
Cuando el ejército de Judá llegó hasta el lugar donde se ve el desierto, solo vieron un montón de cadáveres esparcidos por todos lados. ¡Nadie había quedado con vida! Entonces Josafat y su ejército fueron a apoderarse de las pertenencias de sus enemigos. Encontraron gran cantidad de alimentos, ropa y utensilios valiosos; era tanto lo que había, que pasaron tres días recogiéndolo todo, y ni aun así pudieron llevárselo.
Ante nuestros antepasados dividiste el mar en dos para que cruzaran por tierra seca. Pero a sus perseguidores egipcios los hundiste en el agua; los hiciste caer como piedras hasta el fondo del mar
Moisés les respondió: —¡Tranquilos, no tengáis miedo! No os preocupéis, pues vais a ver cómo vuestro Dios os va a salvar. A esos egipcios que hoy estáis viendo, no volveréis a verlos nunca más, porque Dios luchará por vosotros sin que tengáis que hacer nada.
Cuando la caballería del faraón, con sus carros y sus jinetes, entró en el mar, Dios hizo que el mar volviera a juntarse, y el agua se los tragó. En cambio, los israelitas cruzaron el mar caminando sobre tierra seca.
Los israelitas tuvieron fe en Dios, y por eso cruzaron el mar Rojo como si caminaran sobre tierra seca. También los egipcios quisieron cruzarlo, pero cuando lo intentaron, todos ellos se ahogaron.
Barac, mientras tanto, persiguió a los soldados y a los carros hasta Jaróset Goyín. Aquel día murieron todos los soldados de Sísara. Ni uno solo quedó con vida.