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Éxodo 13:9 - Biblia Lenguaje Básico

9 Esta fiesta será para vosotros como una marca en la mano o en la frente. Os hará recordar que Dios, con su gran poder, os sacó de Egipto. Por eso, nunca debéis olvidaros de su ley.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Este festival anual será para ustedes una señal visible, como una marca grabada en la mano o en la frente, que les recuerde recitar siempre esta enseñanza del Señor: “Con mano fuerte, el Señor los rescató de Egipto”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Será como una señal en tu mano, y como un recuerdo delante de tus ojos, a fin de que la enseñanza de Yavé esté siempre en tu boca; porque con mano fuerte te sacó Yavé de Egipto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y te será por señal en tu mano y por recordatorio entre tus ojos, para que la Ley de YHVH esté en tu boca, por cuanto por mano fuerte te sacó YHVH de Egipto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Será para ti como una señal en tu mano y como un recordatorio ante tus ojos, a fin de que la ley de Yahveh esté siempre en tu boca, pues con mano fuerte te sacó Yahveh de Egipto.

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Éxodo 13:9
38 Referans Kwoze  

Nosotros somos tus servidores; pertenecemos al pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder.


Sacó de Egipto a Israel, porque nunca deja de amarnos.


Allí mostró su gran poder, porque nunca deja de amarnos.


Tú has creado el norte y el sur; los montes Tabor y Hermón te alaban con alegría.


De ahora en adelante deberéis celebrar esta fiesta en mi honor, para recordar el día en que os saqué de Egipto.


Cuando vuestros hijos os pregunten el día de mañana por qué actuáis así, les diréis: «Con su gran poder, Dios nos sacó de Egipto, donde éramos esclavos.


Esta ceremonia debe ser para vosotros como una marca en el brazo o en la frente, para que recordéis que Dios os sacó de Egipto con su gran poder».


Entonces Moisés dijo a los israelitas: —Nunca olvidéis este día. Con su gran poder, Dios os ha sacado de Egipto, donde erais esclavos. De ahora en adelante, ninguno de vosotros deberá comer en este día pan con levadura.


Usaré mi poder y haré cosas increíbles, con las que destruiré a los egipcios. Solo entonces el rey de Egipto os dejará ir.


Sus enseñanzas te adornarán como una corona en la cabeza, como un collar en el cuello.


Aprende, pues, hijo mío, a tomar buenas decisiones y piensa bien lo que haces.


al que le clavan una flecha, como pájaro atrapado en la red sin saber que perderá la vida.


¡Graba mi nombre en tu corazón! ¡Graba mi imagen en tu brazo! ¡Tan fuerte es el amor como la muerte! ¡Tan cruel es la pasión como la tumba! ¡El fuego del amor es una llama que Dios mismo ha encendido!


Aquel día destruirá Dios con su espada afilada, grande y poderosa a los enemigos de Israel que son como el gran monstruo del mar, igual que una serpiente escurridiza.


¡Viene con todo su poder! Dios es un rey poderoso, y trae con él a su pueblo, el pueblo que ha liberado.


Unos dirán: "Yo pertenezco a Dios"; otros se declararán descendientes de Jacob, y se grabarán en la mano: "Yo soy propiedad de Dios"».


Yo te llevo grabada como un tatuaje en mis manos, siempre tengo presentes tus murallas.


¡Despierta, oh Dios, con tu poder! ¡Despierta y vístete de fuerza! Muestra tu poder como lo hiciste en el pasado, cuando destrozaste al monstruo marino y despedazaste al dragón.


«Este es el pacto —dice Dios— que yo hago con vosotros: os prometo que mi poder, y las enseñanzas que os he dado, nunca se apartarán de vosotros ni de vuestros descendientes. Así os lo aseguro ahora y para siempre».


Así dijo Dios a Jeconías: «Tú eres hijo de Joacín, y ahora reinas en Judá. Aunque fueras para mí tan valioso como el anillo que llevo en mi mano derecha, yo que soy Dios te aseguro, que te expulsaré de aquí.


Señor y Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo que está mal, pero te rogamos que ya no te enfades contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros antepasados. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!


Al frente de este ejército, que es muy grande y poderoso, Dios deja oír su voz de mando y este ejército lo obedece. Ante el día de Dios que será impresionante y terrible, nadie podrá mantenerse firme.


Así, cada vez que vean los flecos, recordarán que deben obedecer todo lo que les he mandado. De esa manera no me desobedecerán ni seguirán sus propios deseos, ni tendrán pensamientos que les alejen de mí.


Todo lo hacen para que la gente los vea y los admire. Por eso escriben frases de las Escrituras y las guardan en cajitas de cuero o se las atan en la frente y en los brazos. Cada vez hacen más grandes esas cajitas y ponen a su ropa flecos más anchos que los demás.


Más bien, las Escrituras dicen: «El mensaje de Dios está cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón». Y ese mismo mensaje es el que ahora os anuncio: que debemos creer en Dios.


Todo lo contrario, la palabra de Dios está muy cerca de ti; la tienes dentro de ti, en tu boca y en tu mismo corazón.


Debes recordar que también tú fuiste esclavo en Egipto, y que yo te saqué de allí haciendo uso de mi gran poder. Por eso te ordeno que hagas del día séptimo, día de descanso en mi honor.


vosotros responderéis: «Hubo un tiempo en que fuimos esclavos del faraón, en Egipto, pero nuestro Dios usó su gran poder y nos sacó de allí.


Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado,


Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente.


Por eso, en un mismo día recibirá todos estos castigos: hambre, sufrimiento y muerte, siendo destruida por el fuego, porque el Señor, el Dios todopoderoso, ha decidido castigarla.


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