17 Cuando el faraón dejó que los israelitas se marcharan de su país, Dios mismo les enseñó el camino que debían seguir. No los llevó por la región donde vivían los filisteos, aunque era el camino más corto. Y es que Dios pensó que si los filisteos atacaban a los israelitas, estos podrían asustarse y regresar a Egipto.
17 Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto.
17 Cuando por fin el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los guio por el camino principal que atraviesa el territorio filisteo, aunque esa era la ruta más corta a la Tierra Prometida. Dios dijo: «Si los israelitas llegaran a enfrentar una batalla, podrían cambiar de parecer y regresar a Egipto».
17 Cuando Faraón despidió al pueblo, Dios no lo llevó por el camino del país de los filisteos, que era más corto. Pues Dios pensaba: 'Si hay que combatir, tal vez el pueblo se asuste y vuelva a Egipto.
17 Y sucedió que cuando Faraón dejó partir al pueblo, ’Elohim no los condujo por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba próximo, porque dijo ’Elohim: No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto.
17 Sucedió que cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Yahveh no lo condujo por el camino que va a la tierra de los filisteos, aunque era el más corto, porque se dijo Yahveh: 'No sea que, al verse atacado, el pueblo se arrepienta y quiera volver a Egipto'.
Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se convierte a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, escúchalo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia esta tierra que diste a sus antepasados, hacia esta ciudad y hacia este Templo que yo te he construido,
Se olvidaron de los milagros que tú hiciste en su favor. Fueron desobedientes y nombraron a un jefe para que los llevara a Egipto, de vuelta a la esclavitud. Luego hicieron un toro de metal y dijeron que ese era su dios, el dios que los sacó de Egipto. Pero tú no los abandonaste, pues eres tierno y compasivo, y siempre estás dispuesto a perdonar. No te enfadas con facilidad, y es tanto tu amor que en ti se puede confiar.
Cuando los israelitas vieron a lo lejos que el faraón y su ejército venían persiguiéndolos, tuvieron mucho miedo y gritaron pidiendo ayuda a Dios y diciendo
pero Pablo no estuvo de acuerdo. Y es que en el viaje anterior Juan Marcos los había abandonado en la región de Panfilia, pues no quiso seguir trabajando con ellos en las tareas misioneras.
El rey que haya sido nombrado no deberá poseer grandes cantidades de caballos, ni mucho menos ir a comprarlos en Egipto, porque Dios os prohibió volver a ese país.
Aunque Dios os prometió que nunca volveríais a Egipto, él hará que volváis allí en barco y que seáis puestos a la venta, como esclavos, pero nadie querrá compraros.
Moisés tuvo fe en Dios y, por eso, sin miedo al faraón, se mantuvo firme y salió de Egipto, actuando como si estuviera viendo a Dios, que es invisible.
Por eso, reúnelos y diles que quien tenga miedo regrese a su casa. De esta manera Gedeón los puso a prueba. Veintidós mil soldados regresaron a su casa y diez mil se quedaron.