29-30 Por eso la reina Ester y Mardoqueo escribieron una segunda carta a los judíos, confirmando la primera carta en todo lo referente a la fiesta de Purim. Enviaron la nueva carta a todos los judíos que vivían en las ciento veintisiete provincias del reino de Asuero, deseándoles, de paso, paz y bienestar.
29 Luego, la reina Ester, hija de Abihail, junto con Mardoqueo, el judío, escribieron otra carta en la cual la plena autoridad de la reina respaldaba la carta de Mardoqueo para establecer el Festival de Purim.
Mardoqueo, que era sobrino de Abijail, el padre de Ester, la había adoptado como hija. Ester se había ganado el aprecio de todos en el palacio. Así que, cuando le llegó el turno de presentarse ante el rey, se puso únicamente los adornos que Hegeo le aconsejó. Era el mes de Tébet, del séptimo año del reinado de Asuero.
Ese documento también fue publicado en Susa. Los mensajeros salieron rápidamente con el documento real, y la noticia dejó conmocionados a todos en la ciudad. Y, mientras, el rey se sentó a beber con Amán.
Las cartas fueron escritas en nombre del rey, selladas con su anillo y enviadas por medio de mensajeros que montaban caballos veloces, que habían sido criados en los establos del rey.
Mardoqueo ordenó que se pusiera por escrito lo sucedido y envió cartas a todos los judíos del reino de Asuero, tanto a los que vivían en las provincias cercanas como en las lejanas.
Ningún judío debía olvidarse nunca de celebrar esta fiesta de Purim. En todas las familias, provincias y ciudades tendrían que celebrarse y recordarse estos días.